Capítulo Cinco: Un lugar desconocido.

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Él erizo cobalto había caido inconsciente en los brazos de un azabache de betas carmín momentos antes de que ambos fueran teletransportados al mundo del de betas carmín quién no le había quitado la vista de encima al cobalto en sus brazos. Ambos aparecieron en una habitación lo suficientemente grande como para que ocho elefantes adultos entraran sin problema alguno, el azabache camino hasta una gran cama matrimonial de cubierta roja con bordados de oro para dejar, con mucho cuidado, al cobalto encima de esta, le miró un rato y una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del desconocido. 

Lancelot! —Unas grandes puertas se abrieron con brusquedad dejando ver a una murciélago albina ya con el enojo por los aires— No sabes por cuánto tiempo te he estado buscando! —La albina tomo una de las orejas del azabache apretándola solo para tirarla hacía abajo provocando que el azabache soltara un quejido de dolor— ¿Donde carajo estabas metido, Lancelot? El principe Mel...—La albina se percató de la presencia del cobalto quien aún estaba inconsciente en aquella gran cama— ¿Quién es él? —La albina se acercó rápidamente a la gran cama para ver de cerca a aquel desconocido.

—Allí tienes la razón por la que no me encontraba por los alrededores —Susurró el azabache acariciando su pobre oreja— Arg, te has pasado de la raya Rouge. —Se quejó el azabache mirando con el ceño fruncido a la albina.

—Merlynn para tí —La albina guardó silencio solo para girarse y ver al azabache con una sonrisa— Es broma, sabes que no es cierto, pero, de dónde lo sacaste? Jamás lo había visto por el reino de Camelot. —La albina volvió a darse la vuelta para examinar al cobalto.

—Es de Terra...—El de betas carmín posó su vista en el cobalto, quién parecía dormir plácidamente allí.

— ¿¡QUÉ!? —Exclamó la albina volviendo a ver al azabache, su expresión de sorpresa era única.

—Rouge, no es momento de que andes gritando de esa manera, puedes despertarlo —Dijo el azabache cruzándose de brazos sin haberle quitado la vista de encima a la albina.

—...¿Qué? —Repitió la albina, su expresión ahora reflejaba preocupación.

—Lo que ya oíste —Replicó el azabache acercándose al cobalto durmiente.

—¿De verdad crees tú que el pueda aguantar aquí? Un terrano, Shadow, un terrano! —Exclamó con clara angustia la albina.

—Si, si lo creo —La albina le dedicó una mirada que solo el entendió.— Tengo mis razones para estar tan seguro, Rouge —El azabache empezó a acercarse a la albina para pararse a un lado de la cama junto a ella y al cobalto.

—Shadow... —La albina no le quitaba la vista de encima a aquel azabache, era la primera vez que veía este comportamiento en él.

—Yo lo entrenaré —Él azabache dirigió su vista hacía el bello durmiente.— Hasta entonces, voy a protegerlo —Luego volteo a ver a su gran amiga quién solo soltó un suspiro lleno de pesadez.

—Bien, no tendré vela en este entierro, ahora te diré por lo que vine en un principio, la familia Pendragon te llama, tal parece que necesitan a su mano derecha, eso es todo —Fue entonces cuando el sonido de unos tacones junto con unas cadenas se escucharon salir de la habitación, alejándose más y más de allí, la albina se había ido.

(Esto se podría decir que era la ropa que usaba Rouge)

(Esto se podría decir que era la ropa que usaba Rouge)

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El Caballero De Un Héroe  [Shadonic]  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora