"La Calma"

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Un chico rubio, con el ceño fruncido, se encontraba despierto a unas tempranas horas de ese Domingo.
Estaba sentado en su cama, y lo único que hacía era pensar mientras miraba la escasa luz en su dormitorio que cada vez crecía más y más.

Bakugo: ...Ese maldito de Deku... realmente se está volviendo más fuerte... heh... cree que podrá ser más fuerte que yo, ¡¡HA!! qué ridículo, jamás llegará a superarme.. lo único que provoca es que me den más ganas de hacerlo polvo en cualquier enfrentamiento que tengamos... ¿Y qué le pasa con la cara redonda? ¿Acaso son novios ahora o qué?... Qué ridículo... las chicas solo sirven para perder el tiempo... que tonto...

Bakugo se dispuso a vestirse y darse un baño, luego salió del edificio a dar vueltas por allí. Lo que no se esperaba es que pasando por el gimnasio, se encontraría con uno de sus compañeros.

Bakugo: ¿Eh? ¿Qué estupidez hace el bastardo de Deku en el gimnasio? —se acerca más.
Eh?! ¡Está con la cara redonda! ¿Esos dos malditos no saben que esta basura está cerrada los Domingos?...

Mientras tanto, el joven Midoriya se encontraba limpiando, con un trapo que llevaba, la suciedad que había en el suelo, hasta que un grito proveniente de la puerta lo exaltó.

Bakugo: ¡¡OYE DEKU BASTARDO!! ¿¡QUÉ ACASO NO SABES NI TÚ NI TU NOVIA QUE ESTÁ CERRADO LOS DOMINGOS?! —gritó a todo volumen.

Midoriya: ¡EH! ¡¡Kacchan!! ¡Que susto! —gritó
(D..dijo.. ¿novia?..)—se perdió en sus pensamientos.

Bakugo: ¡¡Respondan malditos!! —gritó desesperado.

Midoriya: Eh... b..bueno..
(Vaya... no sé si debería decirle a Kacchan que hago esta tarea para poder entrenar de nuevo por las mañanas, se podría enfadar... y eso nunca es bueno...)
Bueno... lo que pasa es que por el problema de antes de ayer... ¡¡nos dieron como castigo limpiar el gimnasio!! Hah... hah hah!! —mintió.

Bakugo: Hm... —solo murmuró eso y se dio media vuelta y se fue.
Esos dos... me dan muy mala espina... —murmuró mientras se iba

En el gimnasio.

Midoriya: Vaya... eso estuvo cerca... ¿no Uraraka?

Se dio media vuelta para ver a su amiga, pero para su sorpresa, esta estaba tirada en el suelo profundamente dormida, al parecer no estaba acostumbrada al trabajo a tempranas horas.

Midoriya: ¡¡U...Uraraka-san!! ¡¡Te dormiste!! —exclamó, pero la castaña no despertó, con lo cual el peli verde se acercó para ver si la podía despertar de cerca.

Midoriya no quería despertarla de un grito estando tan cerca de ella, lo encontraba un acto muy maleducado.
Así que se quedó parado observándola pensando en un plan para despertarla sin abrumarla demasiado.

Midoriya: Vaya... si que estabas cansada Uraraka-san...
(Veamos... ¿cómo podría despertarla? Gritarle sería muy maleducado, aparte la asustaría, lo cuál tampoco es la idea... no quiero parecer un despertador molesto o algo así. Bueno, podría moverla un poco... pero no lo sé.. sería incómodo.. agh... que difícil)

Luego de verla durmiendo por un momento, se acordó de su descubrimiento de anoche, y se enrojeció hasta las orejas.

Midoriya: (¡¡Dios santo!! No puede ser que esto me esté pasando justo con la persona que me gusta... ¡¡¿por qué tengo tan mala suerte!!?... Bueno, aunque no puedo evitar aceptar que se ve muy linda durmiendo... ¡NO! ¡IZUKU! ¡CONCÉNTRATE! No te dejes llevar.. por... su....rostro... )
—se quedó perdido mirando el pacífico rostro que tenía su amiga mientras dormía, y sin querer recitó unas palabras.
Vaya Uraraka-san... de verdad que me gustas mucho...

Amor entre Heridas (IzuOcha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora