Ser alfa no significa ser omnipotente.
Solo el raciocinio nos separa de un vulgar animal
-No solo es un alfa, también un niño del cual abusaron- escuche a duras penas a mi madre
"Ser alfa y tener 12 años no significa ser un dios, tambien sufrí"
Un n...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¡NOO! ¡SUELTAME! ¡POR FAVOR! ¡NO QUIERO! —la angustia y el dolor eran tan reales, tan vividos.
— Katsuki, despierta, cariño.
Al abrir sus ojos estaban llenos de lagrimas y el rostro de Mitsuki estaba borroso.
Cerro y abrió los ojos nuevamente, su madre estaba arropándolo, como siempre lo hace cuando quiere calmarlo.
Desde una distancia prudente Masaru observa la escena y se mantiene al margen, su omega interno se retuerce por ir con su cachorro y protegerlo, pero si intenta acercársele, Katsuki pierde el control y puede agredirse.
Si bien Masaru no puede acercarse, le entraron ganas de preparar un pay de moras. De esas agrias y aún ácida que le gustaban a su hijo cuando era aun niño de 7 años.
Katsuki estaba encerrado en su cuarto; cuando olió el sutil aroma de la masa en cocción y el olor agri-dulce a mora, gritó desesperado por Mitsuki.
—Ese omega me toco, beso donde yo no quería y me dejo marcas en mi cuello, en mi pecho —gritaba el rubio mientras comenzaba a acariciar su cuello con ambas manos para pasarse a rasguñarse— es asqueroso, yo no quiero... mamá yo no... no...— Katsuki se quedó parado cerca de la puerta de repente, mirando a la nada, pasando unos segundos comenzó a gritar — ¡SUÉLTAME, NO QUIERO!
Katsuki estaba ido, no podían controlarlo, ni con los sedantes, Masaru debía salir de la habitación y Mitsuki cargaba el cuarto con sus feromonas para calmarlo, cosa que tomaba su tiempo.
La primera vez que tuvo una crisis de esta magnitud tuvo lagunas mentales que borraron días en su mente, de lunes a jueves, estuvo en una especie de trance por horas.
La segunda vez fue peor, salió a la puerta de la casa a tomar sol y algo disparo la crisis en él. Cuando salieron a buscarlo se hallaba en la playa arrodillado llorando, estaba confundido sin saber que hacer y en donde estaba.
Necesitaban ayuda y rápido, comenzaron a buscar psicólogos y psiquiatras.
En ese momento fue que decidieron mudarse.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
