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«Por accidente tropiezo al chocar contigo y mis libros caen al suelo junto a mí. Me ayudas a levantarme y cuando nuestras manos se tocan mientras termino de pararme, el tiempo se detiene y sólo somos tú y yo en medio del pasillo, observándonos con amor y anhelo. Estamos a punto de besarnos cuando somos interrumpidos por el ruido del timbre y los alumnos comienzan a salir de sus aulas, sin embargo, te agachas para ayudarme a recoger mis cosas que siguen tiradas en el piso y yo te imito. Ninguno dice nada y, además del barullo provocado por la gente, sólo se escuchan nuestras bobas risas nerviosas. Cuando estoy por tomar uno de los libros, tú tienes la misma idea y nuestras manos se tocan accidentalmente, entonces regresamos a nuestra burbuja de amor donde nadie más importa.»

—En realidad creo que eso es lo mejor que se te ha ocurrido, Jungwoo —musitó Jaehyun recargándose en el hombro del menor desde atrás—, pero aún es algo cliché. 

Jungwoo, quien ya se había acostumbrado a que su amigo se comportara como un completo entrometido, se limitó a asentir con lentitud y a voltearse para observarlo. 

—¿Eso crees?

—Sí. —Jaehyun se puso de pie a su lado, observándolo desde arriba y sonrió—. ¿Quieres ser escritor?

—Ya te dije que no, sólo estoy... soñando despierto o algo así. 

El chico asintió en silencio antes de que una sonrisa traviesa volviera a surcar sus labios, preocupando a Jungwoo por lo que estuviese planeando en su mente.

Jaehyun le arrebató la libreta bruscamente de entre sus manos, alarmando al menor, y se alejó rápido de él hasta el estrecho pasillo formado entre las mesas del salón, acercándose al lugar de Dongyoung. Cuando lo tuvo casi frente a él, dejó caer el cuaderno y lo deslizó con el pie hasta los del chico, alertándolo y haciendo que se agachara a recoger lo que acababa de chocar con sus pies. 

Jungwoo se levantó asustado y corrió hacia él, dispuesto a recoger su libreta antes que el mayor, sin embargo, éste había sido más rápido y la había levantado antes de que sus manos pudieran encontrarse a centímetros del piso. 

El menor tenía claro lo que Jaehyun había intentado, quería imitar lo que había escrito momentos antes, pero las cosas no habían salido como lo planeó y en ningún momento el tiempo se detuvo encerrándolos en una atmósfera romántica ni mucho menos, sino que Dongyoung no le había prestado atención al chico bajo él y simplemente tomó el objeto y comenzó a leer lo que ahí estaba escrito.

—¿Maneras en las que quedamos juntos al final? —leyó en tono de interrogación, frunciendo el ceño, pero antes de que pudiera continuar husmeando entre las hojas, Jungwoo se levantó con brusquedad y se la arrebató de las manos, observándolo con el pánico dibujado en sus ojos—. ¿Qué esto? Acaso... ¿Hay alguien que te guste?

La respiración de Jungwoo se volvió pesada y se volteó nervioso a ver a Jaehyun, quien lo miró arrepentido al notar que su idea había fallado y lo asustado que el menor estaba, intentando pensar en cómo salvar la extraña situación.

—¿Jungwoo? —insistió, pero el chico evitó su mirada y salió corriendo siendo perseguido por un preocupado Jaehyun. 

Dongyoung quiso preocuparse también por la reacción del chico, pero su cabeza estaba mucho más enfocada en el dolor que su corazón sintió tras leer esas palabras. Al parecer Jungwoo ya gustaba de alguien, y si no quería que él supiera sobre aquello, debía ser porque quizá no confiaba lo suficiente en el mayor ni siquiera como un amigo.

Sintió que estaba cada vez más lejos de Jungwoo, cuando la realidad era que jamás había estado tan cerca de la verdad.

SIN MOVER UN DEDO 指 DOWOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora