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—Me gustaría que volteara a mirar —musitó levantando la vista de su libreta, pero calló enseguida al notar que Jaehyun lo había escuchado y se mantenía observándolo a la espera de que repitiera lo dicho para darle un respuesta—. Que Taeyong hyung parece estar buscándote —mintió. 

Jaehyun asintió sin desconfiar mucho y se levantó de su asiento para acercarse al mayor y entablar una conversación. Jungwoo aprovechó el tiempo a solas que había ganado y se dispuso a anotar como de a poco se le hacía costumbre.

«Volteas, sí que lo haces y nuestros ojos se encuentran creando una atmósfera mágica. Como si el tiempo se detuviera y las únicas personas que existiesen fueran tú y yo. Así de cliché, pero realmente hermoso y romántico.

Tus ojos transmiten todas las emociones que eres incapaz de decirme y siento que me enamoro otra vez. Esta vez no está Jaehyun llorando por nosotros, ni Youngho hyung ofreciéndonos cereales. 

No eres tú quien da el primer paso, si no que yo junto la valentía y rompo el contacto de nuestros ojos para poder acercarme a ti y besarte sin mas. Los nervios por primera vez no se apoderan de mí e ignoro las miradas y silbidos que recibimos. 

Ya no estamos en la sala de clases, si no que estamos disfrutando de la compañía mutua en un lugar alejado de todo y de todos. Un crucero, quizá. Sí, sería una aventura. En aquel viaje que compartimos al soñar despiertos, tomas mi cintura y me vuelves a besar, pero ahora estamos en la cubierta y yo extiendo los brazos mientras tú me abrazas por la espalda. Juntos somos los reyes del mundo o algo así, como en aquella película, solo que ninguno muere y sí nos casamos al final siendo felices por siempre.»

—Lamento arruinar tus fantasías, Jungwoo —rió bajito Jaehyun exaltando al menor, quien no había notado que regresó hasta que habló—, pero esa historia que describes ya existe. Aunque si gustas puedo ser tu Jack, no creo que a Taeyong le moleste —sonrió con mofa sonrojando al contrario. 

—Es-espiar es malo —contestó nervioso, escondiendo la libreta entre sus brazos. 

—Mentir también lo es; hyung no me buscaba, de hecho estaba ocupado con algo más —lo reprendió, pero sin quitar aquella gran sonrisa que marcaba sus hoyuelos—. ¿Cuándo le dirás?

Inhaló profundo y sacudió la cabeza velozmente para negar, dejó el cuaderno sobre su regazo y ocultó su rostro entre sus manos. Definitivamente era vergonzoso estar en aquella situación, se supone que nadie debía saber sobre las maneras en las que se imaginaba quedando junto a Dongyoung. 

—Ni siquiera voltea a mirarme, no puedo hacerlo —dijo, asumiendo de una vez por todas que Jaehyun estaba más que enterado de sus sentimientos hacia el mayor y perdiendo el miedo a tocar el tema, al menos con él. 

—Eres tú quien no lo mira lo suficiente —susurró sin ser escuchado por Jungwoo, quien parecía estar pasando por un dilema interno a costa de los nervios y la vergüenza que le provocaba el mencionar su pequeño enamoramiento en voz alta. 

«Si lo miraras con un poco más de atención te darías cuenta de que Doyoung hyung jamás te quita los ojos de encima», pensó Jaehyun.

Y, efectivamente, Kim Dongyoung no había dejado de ver con cierto recelo hacia ellos dos. Moría para saber qué hacía que Jungwoo tuviese tal comportamiento tímido de la nada y por qué no levantaba un momento la cabeza para así poder mirarlo y permitirle perderse unos cuantos segundos en aquellos hermosos ojos que tanto le encantaban. 

SIN MOVER UN DEDO 指 DOWOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora