Unión.

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Darien maldijo el tiempo que tardó en poner a punto la nave para salir. Aprovechó esos momentos para imaginar cómo iba a torturar a los tres bastardos que se habían atrevido a enfrentarse a él. Por supuesto, que él tenía la culpa de que lo hubieran cogido con la guardia baja, por estar distraído con una mujer. Localizarlos le resultó fácil una vez que se puso tras la pista. El traductor de Serena tenía un dispositivo de seguimiento, había sido una actualización costosa que había adquirido para un proyecto. Su nave siguió la señal, mientras se preparó concienzudamente y se dispuso a desatar una guerra, nadie jugaba con él y vivía para contarlo.
Cuando entró dentro del alcance del radar, activó el dispositivo de camuflaje. Otro juguete caro, pero el dinero dejó de ser un problema hacía mucho tiempo. Su nave era más grande que en la que estaba secuestrada Serena. Se dirigió a la cubierta inferior, no donde estaban los secuestradores, entró en otra sección más pequeña, especialmente construida para embarcaciones espaciales. Pulso las claves correctas en la consola de la zona de embarque, y bajó un tubo de metal. Se conecto a la superficie de la nave sin hacer el menor ruido.
Darien apoyó los pies sobre la escotilla, que se abrió con un siseo y se dejó caer dentro hizo un corte por láser en el metal y tan pronto como la pieza cayo, y le facilitó la entrada, siguió adelante, sacando los cuchillos. En el espacio, había que estar loco para utilizar las armas dentro de una nave, pues podrían perforarla en áreas vitales. Por lo general, él era una de esas persona loca, pero ahora tenía que garantizar la seguridad de Serena.
Entró en la bodega de carga que contenía mercancía robada pero no había nada con el valor para suficiente. Una pena. Un análisis de la nave por su equipo le mostró que sólo había seis formas de vida a bordo… Serena, más cinco idiotas. Una cantidad ínfima. Los dos primeros estaban en el puente, ajenos a la nave anclada por encima de ellos. Les cortó la garganta antes de que pudieran dar la alarma, limpió los cuchillos en sus cuerpos, y apresuro a buscar habitación por habitación.
Un tripulante salió de un camarote y logró gritar antes de que Darien clavara la daga y lo rajara de arriba abajo. Una rabia fría lo llevó a cazar a los dos restantes, encontró al bellaco fuera con la puerta abierta, mirando algo con entusiasmo. Darien oyó una voz murmurando y a alguien siendo golpeado. Darien fue por detrás del guardia despistado y le clavo dos puñales en la espalda, usándolos para levantarlo y mover al matón que gorgoteo por el camino.
Darien se quedó en la puerta, y su furia aumento considerablemente. El mecánico de tres brazos, que debería haber sabido mejor que nadie que no se jugaba con él, estaba golpeando a Serena, quien colgaba toda magullada y ensangrentada de unas esposas. Captó la mitad de una frase
- "¡Ah sí!, ¡bastardo engreído! Estas equivocado ", - murmuró. - "A Darien no le importa lo que hagas conmigo”.
Sus palabras lo golpearon como un puñetazo en el estomago.
– "¡Mentira! ", - escupió el alienígena, sus bocas se movían descontroladas babeando de lujuria. – “Él nunca había visto una mujer fuera de un burdel. Debes significar algo para él, yo voy a destrozarte y él no podrá hacer nada al respecto."
- "Eso es lo que tú crees "- dijo Darien, más enojado de lo que recordaba haber estado nunca
No necesitaba sus cuchillos para hacer esto, así que los enfundó mientras corría hacia el alienígena, era la venganza personificada. El mecánico gruñó mientras sacaba un cuchillo y se abalanzaba sobre él.
Darien lo esquivo le atrapó la muñeca y se la torció hasta que soltó el cuchillo, la presión hizo que el hueso se rompiera y el alienígena empezó a gritar y a llorar. Pero Darien no tuvo piedad, agarró el tercer brazo y lo partió, también. El alienígena se derrumbó gritando, los gritos irritaron a Darien, que le dio una patada en la cabeza, dejándolo inconsciente.
Luego se volvió para mirar a su humana y Serena, lo miraba boquiabierta.
- "¿De verdad viniste a por mí?"
Él se encogió de hombros.
- "¿Te he dicho que odio los piratas?"
Ella se echó a reír, a pesar del de dolor.
– "¡Estás loco!”.
- "Probablemente. Pero yo no hablaría si fuera tú. ¿Qué te dije acerca de de meterte en problemas? "
Él le habló con suavidad, tratando de que centrara su atención en él y así distraerla del dolor mientras que él intentaba abrir las esposas. La izquierda se abrió y empezó con la otra.
– "Lo sé. Yo hago lo que puedo pero los tuyos no me dejan ser buena”.
- "Si esto sigue así, voy a tener que mantenerte conmigo durante un tiempo hasta que saldes tus deudas."
La otra esposa se abrió y ella se desplomó contra él. La abrazó con fuerza a él, su ira volvió de nuevo al ver su debilidad y el daño que le habían causado.
– "Lo siento, ", - le susurro contra su pecho. - "Deberías haberme dejado morir."
- "Nunca", la sola idea de su muerte lo incomodaba.
Pero ella nunca escuchó su respuesta cayó en la inconsciencia. Una gran cantidad de sentimientos se arremolinaba en él. Él quería despertarla para no sucumbir a la desesperación.
Él quería abrazarla con fuerza a él y mantenerla para siempre a salvo. Quería besarla hasta que ella sonriera. Quería llorar de alivio porque la había encontrado. Realmente he perdido la cabeza y ya no estaba seguro de que le importara, una situación que examinaría más tarde, en este momento, Serena le necesitaba. Él la tomó en sus brazos, y se dirigió al pasillo principal, al llegar al hueco que había hecho, la sostuvo con un brazo mientras usaba el otro para coger el arnés que había caído de su nave cuando lo ordenó.
Sostenidos por el cable, él y su preciosa carga fueron izados. No la soltó, no podía separarse de ella mientras pulsaba los comandos que separarían su nave de la otra la escotilla se cerró y Darien oyó el sonido de la retracción del tubo de metal. No se molesto en mirar por la pantalla cuando ordenó a su equipo disparar contra la otra nave tan pronto como estuvieron a una distancia segura.
Tenía asuntos más importantes para él, como llevar a Serena a la unidad médica lo más rápido posible. La depositó sobre la mesa con cuidado, le quito las ropas ensangrentadas, una extraña humedad apareció en sus ojos mientras examinaba su cuerpo. Un gemido surgido de él al leer la lista de lesiones internas que había sufrido porque le había fallado. En ese momento, se comprometió a no dejar que otra vez sufriera ningún daño.
Y nunca la dejaría ir.

EL MEJOR ERROR (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora