49. Amores que matan nunca mueren

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Te quiero. Me has roto el corazón, pero era mío para darlo.
(T.J.K)



[Día 25]

Los dos días anteriores Alec se había encontrado sin fuerzas para fingir frente a Magnus que estaba bien.

No estaba bien. Estaba cansado de su vida, quería un cambio, pero no estaba seguro –ya no– de que recuperar la vista fuera lo que necesitara para lograrlo...

Y no tenía con quién hablarlo. Izzy no entendía, Alec sabía que ella no era mala, simplemente quería lo mejor para él y no se daba cuenta a quien afectaba para lograrlo.

Y Jace... Ojalá Jace estuviera aquí para hablar con él, para pedirle consejo.

Era ya jueves, el plazo se cumplía mañana. Había algo oscuro –maldita palabra– en los martes y los viernes y era por eso que, precisamente un viernes, era el día elegido por el demonio.

Desde el lunes, que Alec había llegado al loft de Magnus, feliz, feliz porque volvía con la única persona que lo entendía, que lo valoraba, el único con quien realmente quería estar, su felicidad se había evaporado con una sola pregunta: "¿Algo que quieras decirme?"

.

. Tantas cosas.

Te mentí. Te mentí y lo siento. Yo vine aquí buscando sólo la magia del Gran Brujo de Brooklyn para recuperar mi vista.

Sí.

Hablé con Izzy ayer. Ella sabe que te quiero, que me estoy enamorando de ti... Quería decirte todo, porque sé que tú me aceptas como soy, pero quizá tiene razón, ¿no sería mejor, más fácil, para ambos, si yo vuelvo a ver?

Sí.

Sí, tengo que pedirte perdón. Una y mil veces más, pero no puedo hacerlo porque preguntarías la razón, ¿y qué te digo?

Y no pudo. La palabra que pronunció fue un cobarde: —No.

Hubiera querido llamar en ese momento a su hermana, pedirle venir por él, decirle que cancelara todo, que no lo haría, no daría parte de la magia de Magnus para recuperar su vista, no era capaz de traicionar al hombre que amaba.

Pero eso significaría perder estos últimos momentos.

Y Alec no estaba listo para eso.

Así que simplemente calló ese "Sí" los últimos días y esperó el momento oportuno para decírselo a Magnus, aunque fuera el final.

* * *

El jueves en la noche, Alec salió de su habitación –la habitación de invitados– y empujó suavemente la puerta de la de Magnus, para no despertarlo si es que ya estaba dormido.

Y es que Magnus no le había preguntado si quería dormir con él, había estado muy callado estos días, no lo trataba mal ni era grosero, todavía envolvía en un abrazo apretado a Alec cuando éste se le acercaba, todavía aceptaba los besos torpes cuando sus labios inexpertos lo buscaban, su corazón todavía se aceleraba contra el de Alec, sus manos recorrían su rostro y su cuerpo, "Creo que te am..." se había cortado antes de decirlo.

Entonces no, no estaba alejando a Alec; al contrario, no mantenía apretado a su lado como si quisiera que fueran uno solo para siempre.

Pero había algo, casi imperceptible y tal vez era la culpa de Alec, pero había una pequeña barrera.

Caecus amor (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora