46. Hazlo por amor

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Su amplia sonrisa rompe algo dentro de mí, algo que ha estado duro y congelado durante mucho tiempo. Él me ve. De toda la gente que conozco, es (él) quien me ve...y aún me quiere.
(K.M.N & N.P)

* * *

[Día 20]

A Alec le había costado mucho despedirse de Magnus. Este fin de semana podría cambiarlo todo, este fin de semana podría acabarse todo. ¿Qué pasaría si Izzy no estuviera de acuerdo con él, si ella no entendiera que se enamoró y no quería con el plan?

Ella era su hermana, su familia, lo único seguro que tenía. Magnus, en cambio, era sólo alguien que acababa de conocer, alguien de quien él se enamoró y parecía corresponderle, pero, ¿qué pasaría si se enterara de la verdad?

Seguramente lo repudiaría, lo odiaría.

Alec no podía con eso. No podía con la idea de perderlo antes de llegar a tenerlo de verdad, antes de que fuera libre de culpa y pudiera tomarlo con ambas manos sin sentir que lo estaba traicionando.

Todos tenemos derecho a equivocarnos, a arrepentirnos, ¿cierto?

Alec suspiró, sentándose en su cama que se sentía tan fría y vacía. Enorme para él solo. De nuevo, el Instituto no se sentía como su hogar, ni su habitación como un refugio.

Esperaba que Izzy entendiera y lo apoyara; que Magnus, cuando algún día se lo confesara, pudiera perdonarlo.

Y nada de esto había evitado el inmenso dolor en su pecho y cómo sus ojos se llenaron de lágrimas cuando se despidió de Magnus. Éste había acariciado su rostro con ternura, sus pulgares retirando las lágrimas. "¿Pasa algo, cariño? ¿Algo con tu familia por lo cual no quieras ir a casa? Puedes quedarte conmigo."

Y, oh, ¡cómo había querido decir que sí!, pero sabía que no podía, debía hacer esto ya. No podía aplazarlo para siempre. No podía no hacerlo cuando estaba seguro de lo que sentía por Magnus y faltaban sólo unos días para que el plazo se cumpliera y tuviera que hacerlo.

Maldito demonio.

Maldito hechizo.

Maldito Jace por no cumplir su promesa. Si él lo hubiera hecho...

Maldito el mundo por no aceptarlo como era, por hacerle creer toda su vida que necesitaba algo más, que tenía que ser como todos, cuando Magnus en sólo unos días le demostró lo contrario.

Así que había tenido que ser fuerte, mientras se aferaba con sus manos a las muñecas de Magnus, manteniéndolas en su rostro un poco más. Apenas podía hablar a través del nudo de emociones, pero lo hizo. "No. Tengo que ir. Sólo... Es sólo que... Magnus, yo... Ya te extraño..."

Y no había podido decirlo. Todavía no.

Magnus había soltado una risita de alivio –había tenido un mal presentimiento, como si Alec fuera a demostrar ser como los demás– y lo había besado en la frente. "Alexander, son sólo dos días. Y siempre puedes llamarme y nos veremos antes".

Esta vez Magnus no se disculpó por su "error" y Alec se alegró, eso es lo que él quería, ser tratado como un igual, como alguien completamente normal, que se olvidaran de tener cuidar lo que decían y cómo lo decían para no hacerlo sentir mal. Porque eso es lo que lo hacía, que tuvieran que ser otros con él.

Si bien Izzy siempre fue una hermana protectora, Alec sabía que nunca conocería a la verdadera porque ella siempre vería por ambos, siempre lo protegería cuanto pudiera, siempre allanaría su camino para él, quitaría las piedras –metafóricamente hablando– en lugar de enseñarle a hacerlo él mismo, a quitarlas, a caminar alrededor de ellas o, simplemente, a tropezarse y levantarse.

Caecus amor (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora