VI

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Abro los ojos perezosamente, el cielo sigue oscuro, sin embargo a lo lejos se puede ver que dentro de muy poco se dejarán ver los rayos del sol. Un olor embriagador y agradable me hace sentir cosas en el estómago, me encuentro abrazando a yungblud de la cintura mientras este duerme plácidamente, su brazo esta rodeando levemente mi espalda y siento el calor subiendo sin pudor por mis mejillas. Estoy muy cómoda, sin embargo me incorporo lentamente. Recuerdo lo de ayer.

Demonios.

Me levantó rápidamente de la hierba y miro mi muñeca queriendo ver la hora, sin embargo, nunca uso reloj. Deduzco que deben ser al rededor de las 7:30 de la mañana ya que el sol sale como a las 8 y el cielo aún esta gris/azul oscuro.

Eso significa dos cosas:

Uno; tengo menos de media hora para llegar a casa antes de que mi madre se levante.

Dos; ¡Demonios!.

No se si debería despertar al chico o irme sin decirle nada. Gasto un minuto de mi vida pensando en ello y decido despertarlo.

-Hey, Yungblud.- digo.

Ni siquiera se inmuta asique me agacho y paso delicadamente mis dedos por su cabello para apartarlo de su frente, él se mueve un poco y abre los ojos lentamente, su mirada verde grisácea se encuentra con la mía y me mira confundido para luego sonreír y volver a cerrar los ojos. Muerdo el interior de mi mejilla para no sonreír a lo tierno que se ha visto.

-Hola,Tengo que irme- digo.

-...Hola- dice a penas con voz mucho mas grave que de costumbre- vale, vamos.

Se pone de pie y caminamos hasta la carretera, volvemos por el mismo camino de donde hemos venido y yo comienzo a inquietarme cuando comienza a salir el sol. Cuando faltan un par de cuadras para llegar comienzo a correr. Diviso mi casa y paro en seco cuando veo a mi madre salir de ella. Retrocedo y choco con Yungblud que está detrás de mí. El toma mi mano y nos escondemos detrás de un árbol. Mi madre vuelve a entrar en casa y nosotros salimos del escondite.

-Adiós- le digo al chico- gracias por dejarme ir contigo.

-No hay de que, tu fuiste la que ha mejorado la noche.-

Sonrío y comienzo a escalar el árbol de mi jardín.

-H.- me llama.

-¿Qué?- digo mirándolo hacia abajo.

-Que no sea la ultima vez que te escapas conmigo.- dice. Puedo atisbar un rastro de súplica en sus ojos.

Casi me caigo del árbol pero me mantengo firme y alejo mis nervios.

-No lo será- le guiño un ojo y el sonríe ampliamente, sigo subiendo hasta llegar al tejado. Camino sigilosamente a la ventana de mi habitación y cuando la estoy abriendo lentamente escucho golpes en la puerta. Me quedo de piedra en mi sitio y el frío recorre mi cuerpo.

-Haley- dice mi madre- Haley abre la puerta.

Mierda.

Reacciono de una vez y abro la ventana del todo para luego entrar en silencio a mi habitación.

-¡Haley!-

-¡Ya! -Camino rápidamente y abro la puerta.

El rostro cansado de mi madre me hace ver que no ha tenido una buena noche.

ANARCHISTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora