XXI

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Corro con desesperación. De pronto la angustia se hace abrumadora y el aire se queda suspendido en mis pulmones sin la capacidad de salir. Me repito mentalmente que no puedo parar, seguramente mi madre viene por mí y no puedo permitir que me detenga. No puedo dejarlo sólo. No me dí cuenta de que lo necesitaba en mi vida hasta que me ví cerca de perderlo. Aborrezco las lecciones de vida, no quiero que perder a Dom sea una de ellas. Tal vez me estoy poniendo muy dramática, pero hay que tomarle el peso a la situación.

Malcom hijo de puta, ¿Porqué no despertaste con Amnesia?

Si, tengo mi cálido y reconfortante lugar asegurado en el infierno.

Pero me importa tres mil hectáreas de estiércol.

Con la mochila aún colgando en mi espalda comienzo a aminorar el paso. Si sigo corriendo probablemente me desplomaré en el suelo como un saco de patatas, cosa que no sería conveniente si quiero llegar pronto.

Mientras camino jugueteo con mis dedos en señal de nerviosismo y/o ansiedad. Siento como si alguien me hubiese golpeado en la boca del estómago, no duele, pero es inquietante e incómodo. Estoy comenzando a sudar frío. Me obligo a calmarme cuando veo que me estoy acercando pero mando todo a la mierda y segundos después echo a correr en dirección al edificio.

Subo las escaleras a toda velocidad y cuando llego golpeo la puerta con fuerza.

***

Dominic

Te buscan

Se acabó

Nadie va a salvarte Dom

Acaba con esto pronto

¡YA!

¡TERMINA DE UNA VEZ!

¡TERMINA DE UNA VEZ!

¡TERMINA DE UNA VEZ!

¡TERMINA DE UNA VEZ!

Se ríen, me están destruyendo. Si no acabo con esto ahora mismo no se van a callar. Necesito que se callen. Necesito que desaparezcan. No quiero escucharlos. No puedo seguir aguantando.

Entierro la navaja en el inicio de mi cuello, Instantáneamente siento la sangre salir a borbotones, está tibia y empapa lentamente mi camiseta. El dolor es punzante, mis manos comienzan a temblar y se me resbala el cuchillo, pero lo vuelvo a recoger, necesito hacer esto, lo he querido desde que tengo catorce años.

Si, en algún momento me creí más fuerte, pensé que seguiría adelante cueste lo que cueste y lo superaría, me levantaría las veces que fueran necesarias y caminaría con la frente en alto para demostrarle a todas las personas que no veían un futuro en mí que estaban equivocadas. Porque si yo no creía en mi, ¿Quién más lo haría? Nadie. Pero estoy lleno de inseguridades y temores, me encuentro en una guerra constante conmigo mismo. No soy capaz de controlar correctamente mi cuerpo, ¿Cómo voy a controlar mi futuro? Definitivamente no lo haré encerrado en un baño intentando suicidarme.

Me río de lo patético que soy, débil, cobarde. Pero me consuelo diciéndome que al menos dejaría de quitarle el aire a alguien que sí lo aprecie de verdad.

Cierro los ojos y apoyo mi cabeza sobre la fría pared de baldosa. El suelo blanco ahora está salpicado de sangre, cierro lo ojos y el nudo en mi garganta crece. Se me está haciendo difícil respirar. Levantarme por las mañanas, las pesadillas no desaparecen, consumen mis sueños. Salgo a la calle y me siento cada vez más invisible, fuera de lugar, como si fuese un alma perturbada caminando entre la gente viva.

Y luego me arrojaron por un precipicio pero aún no estoy muerto.

***

Haley

ANARCHISTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora