XIII

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-Es tarde- digo- Debería irme.

El sueño invade mi organismo.

-Quédate- dice el chico- Por favor H.

Mis párpados se cierran lentamente. Es imposible no quedarme dormida en esta posición. Tengo mi cabeza recostada en el pecho de Yungblud mientras me acaricia el cabello. El sofá resultó ser muy cómodo después de todo.

Abro los ojos exaltada a la vez que escucho el sonido de un disparo. Me incorporo rápidamente y me doy cuenta de que me encuentro sola en el sofá. Me pongo de pie y comienzo a recorrer el departamento. En las habitaciones no hay nadie, me dirijo a la última puerta del pasillo, la cual corresponde al baño. Abro la puerta lentamente y ahogo un grito de horror al ver la siguiente escena frente a mis ojos.

Me arrodillo en el frío suelo del baño y mis rodillas se manchan de sangre, sangre que sale del cuerpo de Dom.

-¡Dominic!- un grito desgarrador hace doler mis cuerdas vocales.

Su cuerpo está frio y su rostro pálido. Las lágrimas corren sin parar por mis mejillas sin darme cuenta mientras observo la pistola siendo sostenida por la inerte mano del chico.

-¿Qué has hecho?- grito entre llantos.

-Haley- escucho su voz cerca de mi oído.

Levanto la vista y me encuentro con una mirada verde observándome con preocupación y confusión.

-¿Estás bien?- pregunta.

Estamos tendidos en el sofa, mientras yo estoy recostada sobre su pecho, el acaricia mi cabello.

-¿Yungblud?- lo miro y el pasa la yema de sus dedos por encima de mis ojos de forma delicada para secar mis lágrimas, yo me avergüenzo por ello, ya que yo no suelo llorar en frente de nadie, ni siquiera me había dado cuenta de que lo hacía mientras  dormía.

-Estás llorando- afirma lo obvio.

Yo me quedo callada mientras miro su rostro, tiene las mejillas rosadas y los labios teñidos de un color rojizo. Vivo.

No se cuánto rato me quedo callada observando el hermoso rostro de chico hasta que interrumpe el silencio.

-H- dice y yo salgo de mi trance- estabas diciendo mi nombre antes de despertar.

Me mira expectante con sus ojos grisáceos.

Suspiro profundamente y me pregunto qué le voy a decir ahora.

-Humm.. yo...

Me rindo. Tengo vergüenza. El está esperando una respuesta y yo no sé qué decir. No puedo decirle que había soñado con él, aunque ya era algo bastante evidente como para pasar por alto.

-Tuve una pesadilla- admito.

-¿Soy parte de una pesadilla?, wow- Dice mientras sonríe divertido.

-No- digo- no me mal interpretes, soñé que te pegabas un tiro en la cabeza.

Me golpeo mentalmente por ser tan malditamente impulsiva e insensible.

Al principio veo desconcierto y confusión en sus ojos, luego estos se apagan y baja la mirada.

Ahora quiero llorar, pero ésta vez es porque por alguna razón algo se quiebra dentro de mi al ver una imagen tan apagada de Dom. Por mi culpa. Por mi jodida culpa. Mi forma de ser caga todo. Yo cago todo.

-Sabes, yo suelo soñar eso todo el tiempo.

Dice el chico pero usa un tono de sorna que se me hace extraño proveniente de él. Sonó con melancolía y resignación a la misma vez. Sin ganas.

ANARCHISTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora