Escondí la foto de mi padre tan pronto como vi a Mike.
-¿Qué llevas en la mano, Joel?-me preguntó Mike.
-Na... Nada... Una cosa que me ha dado Sarah...-intenté inventarme alguna patraña rápido. No era bueno bajo presión.
-Claro, Sarah... ¿Y qué es?-¿se lo había tragado?
-Pues verás...-no me dejó terminar.
-Joel, soy muchas cosas, pero no tonto. ¿Qué llevas ahí?
Mike me arrebató el sobre de las manos. Quise abalanzarme sobre él, pero mis pies eran de plomo en ese momento.
-¿Por qué tienes una foto de tu pad...?-se dio cuenta de que pasaba, y su cara cambió-. Jo... Joel... Por favor... No me digas que ese Nicola se apellida...
-Arcuri-mascullé.
-Joder Joel... Joder tío... Joel, ¿qué has hecho?-las lágrimas parecían a punto de brotar de sus ojos.
-¡La cárcel era un puto infierno!-grité.
-Has salido del puto infierno para meterte en... No sé, algo que sea peor que el infierno.
-¿Yo que iba a saber que iba a tener que matar a mi padre?
-Joder... ¿Cuánto tiempo te ha dado?
-Una semana, empezando mañana.
-¿Y qué vas a hacer?
-¿Qué puedo hacer?
Nos quedamos en silencio. Sólo podía matar a mi padre. O morir yo. ¿Estaría preparado para dar mi vida por mi padre?
No, no lo estaba.
-Supongo que querrás ir a casa, ¿no?-me preguntó Mike.
-No estaría mal...
Nos montamos en el coche y volvimos a la casa de Mike. Por primera vez, hicimos el viaje en silencio absoluto. Cuando llegamos, Mike se sirvió una taza de café y me dio otra a mí. Como para evitar pensar en nada, puso la tele. Echaban una reposición de una serie sobre un escritor y una policía o algo así. Tampoco le eché mucha cuenta. Me podrían haber dicho que era Friends y me lo habría creído.
Estuvimos una media hora así, y al final Mike preguntó:
-¿Tienes algo pensado?
-Algo como...
-No sé, un plan o algo-Mike llevaba razón, tendría que pensar alguna manera de hacerlo.
-La verdad... No se me había ocurrido.
-Hum.
-Mike, ¿qué piensas sobre mí?-no podía callarme esa pregunta.
-Que eres un gilipollas, y que ojalá salga todo mal y te maten, por gilipollas-al menos fue sincero.
-Mike...
-Joder Joel, ¿es que no eres consciente de lo que has hecho? Has hecho negocio con la mafia. Ahora nunca te librarás de ellos.
-Eso no es así, sólo tengo que matar a una persona y listo.
-Y, si Nicola te amenaza con decirles que mataste a tu padre si no les haces otro "favor"-hizo la comillas con los dedos-, ¿qué vas a hacer?
No se me había ocurrido eso. Me tenían cogido por los huevos.
-Mike... ¿Me vas a detener?
-¿Detenerte? No, Joel, vas a enfrentarte a tu castigo en el infierno-se dirigió a la puerta de la casa-. Disfruta de tu libertad-salió.
Seguí sentado en la mesa del comedor, con la taza, ya fría, entre las manos. Ahora era consciente de mi problema. Y estaba muy jodido.
En ese momento sonó el teléfono. Poco a poco, me levanté y me dirigí hacia él. Lo descolgué.
-Di... ¿Diga?
-¿Joel?
-Ah, hola mamá-mi madre cumpliendo su palabra. Raro.
-¿Quieres tomar un café a las diez en La Belle Rossete y así hablamos?-miré el reloj, eran las nueve y media.
-No veo por qué no.
-Pues allí nos veremos-colgó el teléfono.
La Belle Rosselle era una cafetería típicamente universitaria, con banderines del equipo de fútbol de la universidad de Denver (DU, como le dirían allí) y esas cosas. Estaba casi en la acera de en frente del edificio más grande de la universidad, que era donde mi madre trabajaba como psicóloga. A ella le pillaba al lado, y a mí relativamente cerca, así que todos contentos.
La vi en la puerta. Fui a darle dos besos, pero ella rehusó. Entramos y nos sentamos en una mesa junto a la ventana. Enseguida una camarera vino a preguntar qué íbamos a tomar.
-A ver si adivino... ¿Un doble moca?-preguntó la camarera a mi madre.
-¿Tan predecible soy?-ambas rieron. Supuse que era lo que mi madre pediría siempre.
-¿Y qué va a tomar el caballero?
-Pues... Un café solo.
-Está bien. Ahora mismo se los traigo.
Nos quedamos solos mi madre y yo.
-Y, bueno... ¿De qué querías hablar?-pregunté a mi madre. Al fin y al cabo, por ella estabamos allí.
-Pues no sé... Quería verte. Es lo que hacen las familias normales...
-Oh, ¿ahora somos normales? ¿Las familias normales no visitan a sus hijos mientras están...?-en ese momento la camarera vino con los cafés. No iba a gritar que había estado en la cárcel con ella delante. Una vez se fue, seguí-. ¿... mientras están en la cárcel?
-Es distinto, todavía no te habíamos perdonado.
-Ya estamos con la misma mierda... Joder mamá eres psicóloga, deberías entenderme.
-Mataste a tu hermano-lo dijo con una sobrecogedora frialdad-, y justamente hoy, hace siete años que lo hiciste.
-Mamá...
-Y no te voy a decir "está bien, no pasa nada", porque no es verdad. Pero eres el único hijo que me quedas, así que... Hagamos de tripas corazón.
-Vaya... Creo que es la primera vez que eres tan sincera conmigo.
-Una pregunta... Tu padre me dijo que te echaron veinte años, y sólo han pasado seis. ¿Qué ha pasado ahí?
-Buena conducta-llevaba la mentira pensada.
-Pero tendrías que haber cumplido al menos doce, me lo dijo tu padre-vaya hombre, sabían de leyes. Supuse que no podría engañar a mi madre.
-¿Puedes guardar un secreto? ¿Un favor de madre a hijo?
-Sí.
-Júralo.
-Juro que puedo guardar un secreto-me dispuse a decirle lo que pasaba.
-He hecho un trato con la mafia y me han pagado la fianza a cambio de que mate a una persona-lo dije de carrerilla. Ví a mi madre asimilándolo.
-¿Y quién es esa persona?-suspiré.
-Papá.
La cara de mi madre cambió totalmente. Se quedó al menos un minuto en total silencio.
-¿Mamá?
-Joel, te voy a guardar el secreto. Pero con una condición. Sal de esta cafetería y no vuelvas a hablarme, o a acercarte a mí, jamás.
-Pero...
-Hazlo.
Salí de la cafetería con el corazón en un puño. Desde la venta pude ver a mi madre llorar. Y, pese a ser yo, hacer llorar a una madre era lo peor que se podía hacer.
Pero había otro pensamiento en mi cabeza. Ya no había marcha atrás. La cacería había comenzado.
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Diario De Un (Probable) Psicópata
Mistério / SuspenseJoel Hubbard, encarcelado por un crimen que cometió siete años atrás, acaba de salir de prisión. ¿Qué le espera tras la prisión? ¿Podrá llevar una vida normal, y olvidar sus actos? ¿O tendrá que volver a hacer frente a lo que lo encarceló, y evitar...