Hades
Suena mi telefono y sé que tengo que levantarme para ir a la escuela.
Apago la alarma, me reincorporo y suspiro... lo puedo sentir de inmediato, estoy de mal humor.
Llevo días así, siempre frustrado y no entiendo que carajos me pasa.
Me estoy volviendo loco.
Decido dejar mi lucha mental y abro las cortinas para ver el cielo Californiano.
El día está igual que ayer, oscuro y lluvioso.
—Genial—digo a la nada—Ahora parece que vivo en Silent Hill.
Me dirijo a la ducha y me dispongo a quitarme toda la ropa frente al gran espejo, de inmediato mis ojos caen en mí hombro izquierdo.
Paso mis dedos por la extensión de la larga marca en mi hombro izquierdo, como advirtiendo que iba a ser zurdo cuando nací.
No le llamo cicatriz porque nací con ella, es una marca de nacimiento y todos piensan que es una cicatriz de cuchillo ya que es exactamente así.
Empieza desde la parte baja de mi cuello y va bajando por mi hombro formando un camino irregular, incluso tiene forma de trueno y nunca pierde su tonalidad rojiza que contrasta mucho con mi piel blanca.
Me agrada mi marca, no tiene igual.
Entro a la ducha y dejo que el agua me recorra y me relaje, es reconfortante pero no es sufiente.
¿Qué es lo que me hace falta?
Salgo de la ducha y enrrollo mi toalla alrrededor de mis oblicuos.
Voy camino a vestirme en mi habitación y doy un respingo al encontrarme a la persona sentada en mi cama.
—Buen día cariño—me saluda Dae con energía y yo sólo atino a mirarla con los ojos bien abiertos—¿Cómo amaneces?
—Dae—la llamo dando un suspiro cansado, no estoy de humor—¿Qué haces aquí?
Veo como trata de hacer un puchero pero le sale una mueca. Le desagrada que le hable así.
—Cariño, sólo quería darte una visita—camina lentamente hacia mi jugando con su cabello y de inmediato sé lo que quiere—¿Acaso no te alegra verme?
La veo acercarse cada vez más y la escaneo de arriba a abajo, trae el uniforme del instituto y noto que su falda esta algo más corta.
—Lo estoy—respondo borde—Lo que no estoy es de buen humor cariño.
Se le iluman los ojos.
—Yo puedo ayudarte a que eso cambie—susurra colgándose de mi cuello y besando la comisura de mi labio.
Ella le pone empeño para hacerme caer pero lo único que me provoca ahora mismo es fastidio.
Dae no lo entiende, en este momento repelo al mundo entero, pero por otro lado, no me gusta desaprovechar momentos para el sexo.
Con ese pensamiento en mente la tomo de la cadera y la miro directo a sus ojos, decidiendo si la follaré o no.
—Cuando vengamos de la escuela te haré lo que quieras—la beso suave como sé que le gusta—Ahora no, llegaremos tarde.
Y era mi última palabra.
—Oh vamos Hades—dice besandome en el cuello y restregandose contra mí—Quier hacerlo ahora.
Trato de alejarla pero no lo consigo.
Comienzo a irritarme pero no quiero gritarle, lo mejor será dejar que se desanime al no ser correspondida.
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Velika
Science Fiction¿Qué pasaría si tus padres te entrenaran desde que naces con el fin de convertirte en la perdición de la humanidad? Un grupo de adolescentes nació con ese propósito, sólo sobrevivirán si arrastran almas al infierno, pero claro está que eso no es un...