Capítulo 3

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10:05 p.m

Llegó la noche.

Nuestra noche. Mis amigos y yo sabemos lo que significaba y la vamos a recibir a lo grande.

Vamos camino al Black Circus.

Una fiesta de Élite en California en donde sólo eres invitado si eres popular, relevante en la sociedad adolescente y tienes mucho dinero para desperdiciar.

Yo tengo las tres.

Para asistir se deben cumplir con ciertas reglas estrictas, nada que no pueda manejar.

1. Tener la invitación donde se justifique porque los directivos desean que asistas al Circus.

2. Tener un acompañante que haya sido invitado. Si a tu novia no la invitaron, te jodes.

3. Los que van al instituto, deben ser de último año.

4. Cumplir con la etiqueta de vestímenta que es simplemente ir como si fueran los malditos premios Óscar.

5. Llevar mucho dinero para perderlo en juegos de Poker, Ruleta Rusa, entre otros.

6. Última y más importante, mantener el evento en total confidencialidad.

Llegamos al la mansión donde se celebrará este año, está ubicada a las afueras de la ciudad ya que es ahí donde se puede hacer más desmadre y no llamar la atención, es un lugar privado y altamente resguardado.

Paro el auto en la alta reja de la entrada y se acerca un tipo con una tablet en una mano y un walkie tolkie en la otra.

Bajo el vidrio del auto.

—Buenas noches—saluda el hombre—Entradas por favor.

Le paso mi entrada junto con la de Dae, el hombre las mira, después nos mira las caras y por último teclea un montón de cosas en la tablet y se abren las grandes rejas.

—Que pasen una espléndida velada.

—Gracias—asiento con la cebeza

Pongo el auto en marcha y entramos en un camino que va subiendo por una colina donde en lo más alto está la mansión.

—¡Woh!—Dae abre sus ojos asombrada—En verdad es hermoso.

Es la primera vez que invitan a Dae y la entiendo, todo es impresionante, desde la gente que asiste hasta las instalaciones.

Tomo su mano, la llevo a mi boca dandole un suave beso en la palma y pregunto.

—¿Estás nerviosa?

La veo removerse en su asiento.

—La verdad es que sí—juega con el pliegue de su vestido—Habrá muchas personas ahí juzgando.

Suspiro hondo y volteo a verla.

—En ese caso no tienes de que preocuparte—aseguro—Arrazarás.

Ella me da una sonrisa nerviosa y la veo tomar aire.

Llegamos a lo alto de la colina y rodeo una gran fuente. Paro en la gran entrada y me bajo para abrirle la puerta a Dae, después le entrego las llaves a un muchacho en la entrada y se va a aparcar el auto.

Veo a Ewan bajando de su auto y camina hacia nosotros a esperar a los demás.

—Este año si que se lucieron—dice mi amigo silbando por lo bajo.

—Lo veo—miro los autos que van llegando—Cada año van subiendo de nivel.

—En últimas terminaran invitando al presidente—opina Mike que viene llegando agarrado del brazo de su novia, Kim.

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