Capítulo 9

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LOS PERSONAJES PERTENECEN A JK ROWLING, excepto Elizabeth, que es invención mía.

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Al día siguiente tuve que volver a la realidad, y fue duro, por que los profesores decidieron ponernos todos de golpe redacciones y trabajos kilométricos y apenas tuve tiempo de bajar a comer en las siguientes dos semanas.

Cuando finalmente terminaron los exámenes estábamos todos reunidos en la Sala Común haciendo el vago mientras la noche caía lentamente, cuando apareció Ron detrás de la butaca de Hermione.

-Joder, Ron. Que puto susto. Cualquier día me da algo.-dijo la castaña.

-Soy un león sigiloso.-rió Ron.- Escucha, en la última reunión de prefectos no paré mucha atención y olvidé la contraseña de nuestro baño de prefectos. ¿Cual era?

-Hipogrifo.-le dijo Hermione.- ¿Acaso alguna vez has parado atención en las reuniones?

-La verdad es que creo que no.-dijo le pelirrojo, revolviéndole el pelo a Hermione y guiñándome el ojo.

Me quedé unos segundos en silencio mientras Harry, Ginny y Hermione seguían la conversación. No paraba de darle vueltas a lo que Draco me había dicho la última vez que nos acostamos, y seguía sin encontrar respuestas a mis preguntas. De repente,  pensé que quizás era hora de relajarme un poco y dejarme de tonterías con las que Draco me había comido la cabeza.

Me levanté rápidamente del suelo y me despedí de mis amigos, que se quedaron con cara de no entender nada. Subí a las habitaciones por un par de toallas y ropa interior limpia y bajé de nuevo a la sala común.

-Baño.-les dije enseñándoles las toallas.

-Con Ron.-sonrió Hermione.

Le saqué la lengua y corrí por los pasillos hasta llegar al baño de los prefectos, con su gárgola.

-Hipogrifo.-musité.

La gárgola giró sobre si misma y se hundió en el suelo, dejando a la vista una puerta.

Abrí la puerta con cuidado y vi un baño enorme, con una bañera que parecía una piscina muggle y Ron envuelto de espuma dentro.

Miraba la luna y no se había dado cuenta de mi presencia. Me desnudé y dejé la ropa y las toallas cerca de él. Me metí con cuidado por la derecha de Ron, que desvió la mirada de la ventana y por fin me vio.

Sonrió un poco y le devolví la sonrisa y me sumergí lentamente hasta el cuello.

-Vaya palacio tenéis aquí montado.-le dije, nadando hacia él.

-Y que lo digas, no me puedo quejar.-dijo riendo.- No te esperaba, mariposilla.-me miró sonriendo.

-A veces no tienes por que buscarme siempre.-sonreí.

Hice unas brazadas a lo largo de la gran bañera y noté la mirada de Ron en todo momento sobre mi cabeza. Volví hacia él y me senté a su lado en el agua, escurriéndome el pelo.

-¿Qué pasa?-pregunté mientras me miraba.

-Me estaba diciendo que probablemente no debería de estar deseando follar contigo cuando te estás tirando a un Slytherin.-se humedeció los labios.

-Puede que te caiga fatal, pero no se me está pegando nada suyo. Solo nos acostamos.-expliqué mirándole a los ojos.- Supongo que en el sexo se comparte todo.-le hice reír.- De todos modos, tu también te estás tirando a otras y eso no quiere decir que no quiera acostarme contigo.

-Puede que si. Pero nunca vas a ser suya del todo por que eres mía. Y con las otras… el sexo es diferente que contigo.

Se me paró el corazón, ya que nunca había sido de nadie. Y ahora Ron Weasley decía que era su propiedad aunque me acostara con otros...

Me acerqué a besarle en los labios mientras le cogía la mejilla y me di cuenta en ese momento que era un beso algo romántico y que ahora mismo no había nada sexual en él.

Sonreímos y me decidí a salir del agua. Volví a escurrirme el pelo y le di la espalda a Ron, yendo dirección a mis toallas.

-Elizabeth.-me llamó.

-¿Si?-me giré, aún desnuda. Ron exhaló un suspiro.- ¿Que pasa?

-Ven.-Me acerqué al agua.- No, pero métete.

Volví a meterme y me senté a su lado. Gracias a la gravedad del agua, me cogió y fácilmente me puso encima de sus piernas a horcajadas.

-Estás como para que quieran darte placer a todas horas.-murmuró antes de besarme.

Abrí los ojos, sorprendida, pero le respondí el beso. Justo cuando jugaba con su lengua, sentí sus manos en mi clítoris y me hizo gemir y arquear la espalda de la sorpresa y del placer. Me mordió el labio, cosa que me hizo gemir más, y cogí su pene entre mis dos manos y lo masajeé mientras su punta tocaba mi clítoris y él me metía los dedos. Sacó la mano de mi vagina y me dio a probar su propio dedo, que tenía aún sabor a mi. Lo chupé como si de un pene se tratara y noté que, gracias al masaje que le daba y a mi lengua en su dedo, cada vez estaba más empalmado.

Cogí la mano que acababa de sacar del agua y, mientras la mano derecha la tenía ocupada pellizcando suavemente mi pezón, la llevé a mi vagina y, mientras él seguía mis movimientos, mi mano y la suya me masturbaban.

-Quiero que te corras con mis dedos dentro.-me pidió.

Y, mientras él me hacía dedos y yo me frotaba el clítoris, sentí como me corría y sus dedos aún seguían dentro después de correrme.

-Y yo quiero que te corras en mi como nunca te has corrido en nadie.-le pedí, mirándole a los ojos.

Aprovechando que ya estaba sentada, me metí su pene lentamente y empecé a mover las caderas moviéndolas de delante hacia atrás y gimiendo mucho, contraía las paredes y notaba que a él le gustaba todavía más.

Las embestidas fueron cogiendo un ritmo regular. Lento, rápido, lento, rápido...

Y cuando Ron se corrió, pegó un chillido y yo me corrí con él, gritando también. Aún con el pene del pelirrojo dentro de mi, me apoyé en su hombro, respirando con dificultad.

Y fue entonces cuando me di cuenta de que Ronald Weasley era mucho más que un buen profesor de sexo para mi.

Pieles [+18] COMPLETADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora