Sam
Al día siguiente me levante con una pereza que ni yo misma podía soportar, y eso que estaba muy acostumbrada a ella, pues no había dormido muy bien que digamos.
Me levante a regañadientes del paraíso que era mi cama. Ella y yo contra el mundo.
Este sueño que tengo me está haciendo decir estupideces.
Me di una ducha lo más rápido posible si no quería llegar tarde a la Universidad. Me puse cualquier cosa, me terminé de arreglar y alistar todo para que no se me olvidara nada.
Cuando baje, mi hermano ya estaba desayunando como un cerdo, mi padre tomaba su típica taza de café y escribía en su computador y mi madre me estaba sirviendo el desayuno.
-Buenos días familia – dije todavía metida en mi trance de sueño.
-Buenos días hija – dijeron al uníso mis padres.
-Mama no puedo desayunar, llegare tarde, lo siento.
-Está bien hija, pero trata de comer algo allá. Cuídate, adiós.
-Adiós – les grite a todos antes de cerrar la puerta y salir corriendo a la Universidad
Cuando llegué al campus, por supuesto Lore ya había llegado y me estaba esperando en nuestra banca.
Desde que llegamos al campus por primera vez, vimos una banca debajo un árbol que nos había encantado al instante, era muy tranquilo, se había convertido en nuestro santuario.
- ¿Acaso te pasó un camión por encima? – me preguntó estallando en risas. Estaba segura de que se refería a mi legítima cara de zombie.
-No me jodas, no estoy de humor. Anoche no dormí muy bien.
-Yo pensé que habías dormido de maravilla, soñando con tu amado extraño.
-No vuelvas a mencionar a ese estúpido en tu vida – le dije harta, no quería volver a saber de él.
- ¿Quién? Si ni siquiera dije el nombre – dijo muy inocente, riéndose a mi costa.
-Olvídalo y vámonos a clase ya, si no queremos que nos dejen a fuera.
Nos dirigimos cada una a su facultad, pues ella estaba estudiando leyes. Por suerte su salón no quedaba lejos, lo que nos permitía vernos muy seguido.
De repente mi mala suerte volvió a aparecer, creo que era su acción del día, ¿acaso no podía verme ni un segundo tranquila?
Le pondré un nombre a mi mala suerte para cogerle más cariño, a ver si me deja de joder tanto.
Podría ser Michu, lo sé, suena infantil, pero es fácil.
Bueno "Michu" hiciste de las peores en mi vida. Justo cuando estaba entrando a mi facultad, me choqué fuertemente con alguien. No solo eso, me cayó encima una gran cantidad de café hirviendo.
No se pueden imaginar todas las maldiciones que le tire a Michu, y al estúpido que se había chocado conmigo. Sentía como mi piel ardía por la quemazón del café.
Y eso no fue lo peor, el estúpido que me había tirado el café encima era él. Era Ryan, el imbécil y estúpido Ryan.
Creo que ahora lo estaba empezando a odiar de verdad.
-Ups, creo que me acabo de tropezar – dijo el muy cínico sin arrepentimiento.
Era un imbécil, lo odiaba por ser simplemente él.
-Eres un maldito ciego.
-Yo no te dije ciega cuando chocaste conmigo ayer – me recordó el muy maldito.
-Pero yo no iba con un café hirviendo tratando de tirárselo a alguien – le dije llena de rabia, porque ni si quiera intentaba disculparse.
-Para mi es la misma cosa, eres igual de ciega – el muy idiota se atrevió a decirme ciega, creo que voy a explotar en este momento.
-Pues sabes que, ojalá y te hubiera lanzado un café hirviendo y que te hubiera quemado hasta el culo.
-Uyy señorita, pero que imaginación tienes – me respondió burlándose en mi cara, no se puede ser más insoportable en la vida.
-Una que te esta imaginando muerto en este preciso momento – le grité, estallando de rabia.
-Criminal y rabiosa, me encanta – acaso me estaba cogiendo del pelo.
-Púdrete con tu maldito café de mierda.
-Pero que lengua tan sucia.
Le saqué el dedo medio y salí hecha una furia de la universidad, ahora tenía que ir a mi casa para ducharme y cambiarme. Perderé la primera hora por culpa de ese cretino, que ni si quiera hizo el intento de disculparse, era un jodido imbécil.
Odio a la jodida de mi mala suerte Michu, al jodido de Ryan, y ahora odio el jodido café.
Tuve que salir volando a mi casa, tomé la ducha más rápida de mi vida, me cambié de ropa en modo flash.
Salí tan rápido como llegué.
Si me apuraba lo suficiente, solo perdería la primera hora de clase. Gracias a Dios la primera clase era con el profe Martín, sería fácil salir librada de eso.
Sabía que Michu me odiaba, pero esto era sobrepasarse los límites. No solo me jodió la primera clase apareciendo de la nada a Ryan. Si no que ahora, tiene a Ryan sentado en toda la entrada del campus.
Ahora como carajos iba a deshacerme de ese fastidioso, que ni si quiera se disculpó por lanzarme encima todo ese café hirviendo.
Era un maldito desconsiderado, apenas había cruzado unas cuantas palabras con él, y ya me fastidiaba estar a su alrededor.
Quise pasar e intentar ignorarlo, pero claro, tengo a la maldita de la suerte en mi contra, jamás podría pasar algo bueno.
-Oye, ¿acaso no piensas saludarme? – se atrevió a decirme el muy descarado.
- ¿Para qué?, ahh ya lo sé, piensas echarme toda la cafetera encima, sería mucho mejor que un simple vaso.
-Si, espérame que tengo la cafetera dentro de la mochila.
Enserio, Dios definitivamente no me hizo para tenerle paciencia a este imbécil.
-Pues espero que tú y tu cafetera se pudran, adiós – quise largarme inmediatamente de ahí. Pero claro, la vida nunca me iba a permitir ser libre.
Cuando pasé por su lado, me agarró del brazo intentando detenerme, ese maldito cosquilleo en mi brazo había vuelto, sentía hormiguitas recorrer por todo mi brazo, ¿cómo es posible que este sintiendo esto?, debe ser el fastidio que le tengo, por eso mi cuerpo lo rechaza.
Claro que sí, eso tiene que ser. Las defensas al poder.
Me solté de su agarre lo más rápido posible para parar esas sensaciones.
- ¿Qué quieres?
-No te liberaras de mi tan fácilmente – al decirme eso se dio la vuelta, y se perdió en medio de los pasillos de la Universidad. Dejándome parada como una estúpida.
Solo observé como su perfecto cuerpo se alejaba. Ojalá no tuviera razón, ojalá pueda deshacerme de él. Y se desaparezca de mi vida tan rápido como llego.
No sé porque, pero presiento que Ryan se convertirá en mi peor pesadilla.
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Lee Mi Alma
Teen Fiction-Eres un imbecil de los peores -Tu una ciega que no ve lo que sienten por ti -Solo dilo!!!- sentia mis mejillas rojas de la rabia -Amo cuando te sonrojas de la rabia Solo pude sentir como sus labios tan duaves se posaban en los mios.