Sam
Cuando por fin se terminaron las clases, me dirigí al estacionamiento para esperar a mi hermano para ver si nos podíamos ir juntos. Estuve esperándolo como 20 minutos, hasta que por fin llegó.
-Mocosita te tengo malas noticias, no puedo llevarte a casa, tengo que hacer un trabajo.
Para mi desgracia me tocara caminar y luego coger taxi.
-Bueno bicho, entonces nos vemos en casa me despedí y me dejo un beso en mi cabeza, como dije me encantaba que hiciera eso.
-Cuídate mocosita.
Salí del campus para ir a la avenida principal y coger un taxi. Cuando estaba esperando, un Audi negro se detuvo frente a mí. Al principio tuve algo de miedo porque no se veía nada dentro por el polarizado, se veía sospechoso. Cuando empezaron a bajar el vidrio tenía casi el corazón en la mano.
Luego apareció el rostro de Ryan en mi visión, al instante solté toda la respiración y me sentí aliviada.
-Súbete – fue lo primero que dijo.
-No me des órdenes.
-Te voy a llevar Sam, súbete.
- ¿Y si no se me da la gana?
-Deja de ser tan terca y sube, no me hagas bajar y subirte a la fuerza.
Me rendí y me subí, estaba totalmente segura de que él era capaz de subirme a la fuerza.
-Mandón.
-Te escuché – dijo mirándome fijamente.
-Esa era mi intención.
-No tienes arreglo – dijo sonriendo y arrancando el auto. Debía admitir que amaba el auto de Ryan, siempre me han encantado los autos Audi, y este no era la excepción.
Empecé a darle las indicaciones para llegar a mi casa. Todo el camino lo pasamos en silencio, pero no era incómodo.
No pude evitar mirarlo, la forma tan sexy que se veía conduciendo, como sus brazos se tensionaban al girar el volante. Ese hombre era un completo adonis.
- ¿Disfrutando de la vista? – por poco y no me dio un infarto cuando se dio cuenta de que lo estaba observando.
-No te creas mucho – intenté disimular mi nerviosismo de la mejor manera.
-Entonces no te sonrojes – Ahora el me miraba a los ojos.
-Cállate – odiaba ponerme roja.
Cuando llegamos Ryan habló.
-Esta casa se me hace muy conocida.
-Estás loco, no podrías conocerla de nada.
-No lose, solo siento que he estado aquí antes.
-Olvídalo, muchas gracias por traerme, nos vemos luego.
- ¿Nunca piensas despedirte bien?, que mal educada eres – me detuvo.
-Deja de molestar con eso – sin darme tiempo a reaccionar, me cogió el rostro y me dio un beso rápido en los labios.
-Así se despide – me dijo sonriendo.
-Deja de hacer eso, no tienes el derecho.
-Son deliciosos, no puedo resistirme. Además, soy tu profesor de besos, tendrás que acostumbrarte – me dijo el muy descarado.
-Ni se te ocurra volver a hacerlo, no eres mi profesor ni nada.
-Bueno señora – me respondió poniendo su mano en su frente como un policía.
ESTÁS LEYENDO
Lee Mi Alma
Teen Fiction-Eres un imbecil de los peores -Tu una ciega que no ve lo que sienten por ti -Solo dilo!!!- sentia mis mejillas rojas de la rabia -Amo cuando te sonrojas de la rabia Solo pude sentir como sus labios tan duaves se posaban en los mios.