Ryan
Se estaba volviendo muy divertido fastidiar a Sam, se notaba a kilómetros que no le agradaba, a mí tampoco me agradaba, pero hacerla enojar tan fácilmente hacia esto divertido.
Después de haber fastidiado un rato a Sam, salí de mi cuarto para irme a casa de mi amigo Rafael para ir a comprar algunas cosas para la fiesta que estaban organizando, muy común para nosotros los viernes.
Al bajar las escaleras me encontré con mi madre, quien estaba escribiendo en su computadora. Típico, debe estar perfeccionando algunos de sus proyectos para la prestigiosa empresa de los Miller, nuestra familia.
Por esa razón había tomado la decisión de estudiar administración de empresas, ya que mi padre estaba seguro que yo seguiría el legado de la familia.
-Me voy – le dije a mi madre, si es que le llegase a importar a donde voy.
-Que te vaya bien hijo – como dije, nunca le interesa para donde me dirijo.
Me subí a mi Audi, mi amado y preciado Audi, conduje hacia la casa de Rafael a toda velocidad, amaba la velocidad de mi auto, te llenaba de adrenalina, era muy placentero.
Lo cuidaba con mi vida, solo Rafa y mi madre se habían subido, no permitía que nadie lo tocara, y solo yo lo podía conducir.
Al llegar a casa de Rafa, nos dirigimos a comprar todas las cosas necesarias para la fiesta, sobre todo alcohol, siempre hacíamos las fiestas en su casa porque sus padres siempre pasaban de viaje, y era toda una mansión, incluso más grande que la mía, a pesar de que la mía era la más grande de la residencia.
Esa era una de las ventajas de poseer mucho dinero, y que tu familia sea dueña de la empresa más grande de Estados Unidos. Podía tener todo lo que quisiera en la palma de mi mano.
La empresa Miller era uno de las más importantes en el área financiera, incluso los mismos bancos nos hacían préstamos a nosotros.
A las nueve de la noche empezó a llegar toda la gente de diferentes facultades y universidades, pues éramos algo conocidos entre los estudiantes, hacíamos las mejores fiestas de Los Ángeles, todo el que entraba en la fiesta salía borracho sin saber cuál era su nombre, y algunas veces incluso salían drogados.
Rafa tenía unos amigos que no eran del todo buenos, y cuando ellos se aparecían en las fiestas era seguro que había drogas, Rafa a pesar de pertenecer a una buena familia, él se relacionaba con muchas personas con mala fama, le gustaba especialmente las peleas ilegales que hacían.
Yo había asistido a varias, era impresionante todo lo ilegal que se manejaba en esos eventos, drogas de todo tipo, alcohol incluso armas. Rafa y yo habíamos participado en varias de esas peleas, siempre habíamos ganado.
Me gustaba como los golpes que daba liberaban toda la furia que llevaba dentro, todo el estrés. Poder olvidar todo lo que había pasado y después de tantos años aun me afectaba.
Como en la mayoría de las fiestas siempre buscaba a alguien para pasar la noche, Nataly era una de las que más se ofrecía para estar conmigo, se veía lo necesitada que estaba, yo solo aprovechaba lo que me ofrecía.
Nataly la conocía desde los diecisiete, cuando estaba en mi peor etapa, cuando no salía ni de las fiestas, no podía despegarme de la cerveza. Ella sabía cómo eran las cosas conmigo, sexo y nada más. Conocía mi humor a la perfección, no me gustaba que me tocaran demasiado, tampoco que me preguntaran nada sobre mí.
Justo esa noche apenas llegó, estuvo detrás mío toda la fiesta, a veces era insoportable, pero tenía muy buen cuerpo. Cuando ambos estábamos lo suficiente borrachos subimos a uno de las tantas habitaciones que tenía esta casa. Yo prácticamente tenía la mía apartada para cada fiesta.
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Lee Mi Alma
Teen Fiction-Eres un imbecil de los peores -Tu una ciega que no ve lo que sienten por ti -Solo dilo!!!- sentia mis mejillas rojas de la rabia -Amo cuando te sonrojas de la rabia Solo pude sentir como sus labios tan duaves se posaban en los mios.