Sam
Al abrir mis ojos, lo primero que vi fue las cortinas del cuarto de Lore.
La cabeza me dolía a horrores, en cualquier momento me iba a reventar, no debí haber tomado tanto. Este dolor era insoportable.
Lore ya se había levantado y estaba sentada en el escritorio tomándose un café, tenía el pelo tan revolcado que parecía que se hubiera peleado con leones.
-No soporto este dolor de cabeza – fue lo primero que dijo al ver que me había despertado, la cara que tenía era incluso peor que la mía.
-Parecemos sacadas de una película de terror – así parecíamos, por las caras que llevamos y lo desarregladas que estábamos.
-Para la próxima no vuelvo a tomar tanto como anoche.
-Siempre dices lo mismo y apenas pruebas el alcohol no puedes parar – le dije recordando las miles de veces que ella había dicho eso.
Me levanté de la cama y me fui directo a la ducha, a ver si con un poco de agua se me pasaba este dolor tan insoportable, maldito alcohol, y maldita fiesta.
Mientras me duchaba no pude evitar pensar en Ryan. Ryan...
Apenas podía recordar lo que paso anoche, pero de lo que me recordaba perfectamente fue lo que paso con Ryan, lo cerca que estuvo de mi rostro, y como me recordó que ninguno de los dos nos agradábamos. Era consciente de eso, siempre repetía lo tanto que lo odiaba, solo que cuando salió de sus labios, fue distinto.
Lo conocía hace poco, no debería sentirme así. Maldito Ryan, solo vino a fastidiarme, aunque el mismo me dijo que ese era su propósito, fastidiarme.
Pero en el fondo de mi corazón me gustaba que me fastidiara, que me hablara así sea solo para hacerme enojar, pero me gustaba estar cerca de él.
No puedo creer lo que estoy pensando, de seguro ese alcohol todavía está en mi sistema y aun no puedo ni si quiera pensar con claridad, solo tengo que tratar de olvidar la noche anterior, tenía que olvidar lo que paso con Ryan y olvidar sus labios tan sexis.
YA CÁLLATE SAM, estás diciendo estupideces.
Terminé de ducharme ignorando todos mis pensamientos y la guerra que estaban armando mis neuronas en mi cabeza.
Al salir me encontré con Lore en el mismo lugar, aun tomando café. ¿Acaso no tenía fondo?
-Solo quiero comer y dormir – dijo Lore levantándose y saliendo de la habitación. De seguro se fue a la cocina para acabar con cualquier cosa que se encontrara. Voy a bajar antes de que no me deje nada.
Cuando entré a la cocina la mamá de Lore nos esperaba con un gran desayuno que acababa de preparar, esta mujer se merecía un premio.
La mamá de Lore me caía súper bien, la quería demasiado, se llamaba Karla, ella me trataba como su hija, siempre nos consentía a ambas y siempre me cubría con mi mamá. Era muy dulce y amable, era todo un pan de Dios.
Y lo mejor de todo es que era amiga de mi mamá.
-Ya les tenía el desayuno listo, esa fiestecita de anoche las dejo bien mal – dijo Karen poniéndonos ojos comprensibles, ¿acaso se puede ser tan de buen corazón? Mi madre ya me hubiera dado un severo castigo y regañándome a gritos con semejante borrachera de anoche, por suerte me quede en casa de Lore.
-Gracias mami Karen, por eso la quiero tanto – Lore fue a abrazarla y yo me uní.
-Es con mucho gusto cielo, ustedes son mis consentidas.
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Lee Mi Alma
Teen Fiction-Eres un imbecil de los peores -Tu una ciega que no ve lo que sienten por ti -Solo dilo!!!- sentia mis mejillas rojas de la rabia -Amo cuando te sonrojas de la rabia Solo pude sentir como sus labios tan duaves se posaban en los mios.