CAPITULO 35

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Bastille - Oblivion

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Bastille - Oblivion

Abro mis ojos lentamente, el dolor en mi cuerpo es igual al martilleo en mi cabeza, poco a poco las cosas se hacen más claras, observo a una mujer cerca mío colocándome un medicamento.

Lo último que recuerdo,  es el haber tenido  ese accidente y el que Andrey me estaba conduciendo al hospital porque el bebé iba a nacer.

El bebé.

- ¿Qué sucedió? ¿Donde está mi bebé? - es lo único que pregunto y lo único que quiero saber en este instante.

- Señora.. - la mujer mira a un lado-. Su esposo será quien le diga - la mujer sale de la habitación y me deja allí con la pregunta rondando mi cabeza.

Ninguna de esas personas me da información de mi hijo, y me siento al borde del colapso si alguien no lo hace, la figura de Andrey se cuela en mi campo de visión, sus ojos lucen como si hubiera estado llorando, algo no está bien y yo quiero una respuesta enseguida.

- Hola pioja - susurra y lo callo con mi pregunta

-¿Como esta el bebé? ¿Donde está nuestro hijo?

- Vick  llegaste en muy mal estado, los médicos dijeron que había sido un procedimiento complicado ...

- Te he hecho una pregunta Andrey - espeto furiosa-. ¿Donde está mi bebé?

- Amor no está, perdimos al bebé - sus palabras resuenan lentamente en mi cabeza,una parte completa en mi corazón se rompe.

Quiero saber que es una mentira,debe serlo.

- ¡Mientes! - grito y me levanto de esa camilla sin importar el dolor en mi cuerpo -. Eres un mentiroso ¿Dónde está mi bebé? Quiero verlo, pide que lo muestren.

- Amor..- sus brazos me rodean y empiezo a golpearlo

- ¡Sueltame! ¡Sueltame! ¡Quiero a mi bebé, quiero a mi bebé! ... - lloro encima suyo, no puedo perderlo.

Mi respiración es inestable y poco a poco comienzo a sentirme agitada. Andrey tiene que llamar a las enfermeras para que estas vuelvan a colocarme en la camilla.

Creo que aplican algo a la intravenosa, porque justo ahora me siento de nuevo mareada.

La figura de un pequeño en una cuna se hace visible en mis pensamientos, un hermoso bebé rubio, esta durmiendo y se ve como un ángel. Me acerco hasta donde esta y lo saco de la cuna, lo miro con ternura y entonces sucede,en segundos desaparece de entre mis manos.

Despierto de mi sueño. Andrey no está por ningún lado. Poco a poco me  remuevo de la camilla y quito el suero de mi mano.

Bajo con dificultad de ahí, camino lentamente sintiendo opresión en mi herida el dolor  es indescriptible. Pero no tanto como el de perder a mi hijo.

Salgo de allí y lo veo tomando una llamada. La gente me ve extraño, me ve como si fuese una loca.Ni siquiera se como demonios he llegado a donde ahora me encuentro.

El arte de tu pielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora