Capítulo siete

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16 de abril de 2015

Desayunaba tranquilamente en la cocina hasta que me percaté de que Misifú no estaba cerca, no lo había visto desde que huyó a algún lugar cuando desperté. Y digo "huyó" porque casi le piso la colita, aunque le vi a tiempo y logré esquivarlo pero mi mala suerte de las mañanas no se hizo esperar y fui de bruces al suelo. Qué lindo.

Lavé mi plato y comencé a buscar a Misifú.

(...)

Ya había revisado cada parte de la casa mínimo dos veces, y no había rastro de Misifú. ¿Y si había salido y un auto...? ¡No! No, no y no. De solo pensarlo se me revolvía el estómago. Tal vez había subido al techo y cuando volviera del instituto, estará aquí nuevamente. Sí, eso debe ser... ¡Mierda, el instituto! Miré la hora en mi móvil ¡Y era muy tarde! Corrí a lavarme los dientes, agarré mis cosas y salí.

(...)

Estuve toda la mañana pensando en los posibles lugares en los que podría estar Misifú y hasta ahora ninguno me tranquilizaba. Estábamos en la cafetería y mi mente iba y venía por el pequeño gato.

- ¿Estas bien, Jessica? -preguntó Kate.

- No haz tocado tu comida -añadió Annie.

- Estoy preocupada por Misifú -solté mientras masacraba un cupcake con el tenedor.

- No te mortifiques por eso, verás que todo estará bien.

- Kate tiene razón -apoyó Annie- Además, es un gato, se supone que tienen siete vidas -trató de animarme.

- No lo sé... -musité.

Solo esperaba que estuviera bien.

- ¡Jessica! -a lo lejos, escuché la voz de Jackson- Oye, Jessica -dijo ya a mi lado. Giré a verle sin ganas- ¿Estas bien? ¿Pasó algo? -cuestionó, y luego miró a Kate y a Annie por respuestas.

- Es por el gato, no lo ve desde la mañana y ha estado así desde entonces -explicó Kate.

- Oh, en ese caso. Ven -propuso Jackson.

Miré a las chicas con el ceño fruncido. Ellas solo se encogieron de hombros.

- Solo hazlo -Jackson me dedicó una sonrisa.

Me levanté de la mesa y le seguí. Caminamos por el por el instituto y cruzamos el aparcamiento hasta su Jeep.

- ¿Qué hacemos aquí? -le miré ceñuda y giró hacia mí.

Me dio una sonrisa- Mira -apuntó al auto.

Mientras me acercaba, noté que Max y Austin reían en él.

¿Eh?

Austin abrió la puerta del lado derecho y un maullido salió de dentro. No lo dudé y corrí al auto.

- ¡Misifú! -exclamé al ver a la bolita de pelos aferrada a la cabeza de Max.

- Te dije que me encargaría -dijo Jackson.

- Debiste decirme, creí que algo le había pasado -me estremecí al pensarlo. Agarré a Misifú de la cabeza de Max.

- Lo siento, no era mi intención asustarte. Tuve que salir más temprano y comprarle algunas cosas para mientras estuviéramos en clase, no quería molestarte. -le miré. Había estado tan preocupada por Misifú, que no noté que Jackson no estaba en casa en ese momento- Además... Creí que sería una linda sorpresa -rascó su nuca y miró en otra dirección.

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