Jackson
25 de abril de 2015
Cuando desperté a la mañana siguiente, tuve la gran fortuna de encontrar a Jessie de frente hacia mí. Sus pestañas tocaban sus pómulos, sus rosados labios estaban entreabiertos y un mechón de su cabello caía sobre su rostro. Lo aparté entre mis dedos y lo llevé de regreso con el resto.
Se removió y lentamente abrió sus bonitos ojos café— Hola —dije suave.
— Hola... —Respondió con una pequeña sonrisa. Volvió a moverse y fue entonces que una de sus rodillas tocó mi entrepierna con su habitual humor mañanero; tuve que morder mi labio para evitar dejar salir cualquier sonido proveniente de mi garganta. Frunció el ceño, se alejó un poco y miró hacia abajo buscando con lo que se había topado; me tensé inevitablemente y la escuché ahogar una exclamación al verme tan despierto.
— Mientras más lo mires, más crecerá, Jessica. –Hablé lento mientras agarraba el cobertor e intentaba cubrirme. Estaba claro que haber llegado en ropa interior a su habitación la noche anterior no había sido del todo una buena idea; aunque en mi defensa, solo vine corriendo cuando la escuché tan alterada.
— Mierda, lo siento... —Se sentó demasiado rápido y muy cerca del borde de la cama, así que se fue de espaldas al suelo antes de que mis reflejos pudiesen evitarlo— Maldición... —la escuché murmurar.
— ¿Estás bien? —Gatee hasta el borde por el que cayó. Me miró desde el suelo mientras se frotaba la cabeza y se quejaba— Siempre despierto así, lamento si te incomodé.
— No pasa nada, solo me sorprendí. Es todo. —se levantó del suelo con las mejillas rojas; llegaba a ser demasiado linda hasta para su propio bien. Caminó hasta la ventana y corrió las cortinas para que entrara mejor la luz del sol.
>> Gracias —estaba de espaldas con las manos enredadas en las cortinas. Su cabello castaño le llegaba a la mitad del torso y sus piernas estaban al descubierto por el camisón que no le daba ni a la mitad de los muslos. Aparté la mirada antes de que mi amiguito tuviese una buena razón para estar animado—, por lo de anoche. —se giró con una sonrisa, la cual devolví.
Definitivamente fui un completo idiota por tratar de alejarla para que me odiase y creer que lo que sentía era un capricho pasajero de adolescente hormonal. Supongo que también tenía miedo por cómo podría ser visto si alguien, o la misma castaña hermosa, se enterara de que me gustaba.
— No fue nada.
— ¿Sabes? A veces me pregunto, ¿qué habría sucedido si no hubiese salido antes ese día o si no hubiese estado tan desesperada por un helado? —no había expresión en su rostro, sus labios eran una línea recta.
— Mi abuela decía que las cosas pasaban por alguna razón, que estaba destinado a ser de ese modo, o algo así, ya no lo recuerdo muy bien —la miré, ya se había sentado junto a mí en la cama mientras abrazaba sus piernas— De otro modo, todo lo que eres ahora, no existiría.
Y lo más probable, yo nunca te hubiese conocido.
Me sentí mal inmediatamente al pensar eso, no podía solo estar agradecido de que una buena persona a la que nunca conocí, estuviese muerto.
— Mujer sabia —fue lo único que dijo y me miró mientras sonreía.
— Seh... —Le regresé el tierno gesto.
Luego de un rato de disfrutar de un nada incómodo silencio, me levanté de la cama porque debíamos comenzar a arreglar la casa— Papá llamó ayer, dijo que llegarían al mediodía. Así que es mejor que vaya a ducharme.
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Lo Prohibido
JugendliteraturA veces, el amor verdadero, se encuentra en donde menos piensas. Personas que conociste por casualidad, tu mejor amigo, y hasta tu hermanastro.