Capítulo nueve

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18 de abril de 2015

- Adiós, cariño. Saluda a tu hermano de nuestra parte -dicen mis padres del otro lado de la línea.

- Okay, los quiero.

- También te queremos, cuídense.

­- Ustedes igual, adiós. –colgué.

Buenas noticias: hay dinero para más comida. Gracias a que mi madre es muy precavida, eso o que sabía que tarde o temprano vaciaríamos la cocina, dejó dinero extra para las compras. A veces siento que nuestros padres nos consienten demasiado; hijos de papi y mami teníamos que ser...

En fin, no hace mucho me había duchado y ahora llevaba una blusa azul aguamarina que dejaba mi hombro izquierdo al descubierto, un short blanco, unos Converse del mismo color que la blusa y mi cabello castaño estaba recogido en una cola alta. Ya había buscado el dinero, solo necesitaba que alguien me llevara. Y ese alguien seguía dormido porque había llegado de una fiesta a las dos de la madrugada. Iré a levantarlo.

Doy un vistazo hacia mi cama donde Misifú aún duerme. La verdad es que nunca había tenido una mascota, en realidad, nunca me había preguntado si realmente quería una; pero estos pocos días en compañía de Misifú habían sido muy lindos. Sí, tal vez quería quedármelo, pero como Jackson había dicho, él ya tenía una familia y por más que me doliera, debíamos devolverlo. Claro, eso cuando la encontráramos, mientras seguiría disfrutando de su compañía.

Salgo de mi habitación y camino hasta la de Jackson, abro la puerta y como creí, todo se encuentra a oscuras, aunque no tanto ya que es de día y logro ver siluetas. Además, he entrado las veces suficientes como para saber dónde se encuentra cada cosa aquí adentro. Así que tranquilamente, me desplazo hasta su cama.

Cuando estuve lo suficiente cerca, pude ver que su ceño se encontraba levemente fruncido- Jessica... -dijo en un ronco susurro que hizo que me tensara.

Me incliné un poco y me apoyé en el colchón.

- Oye, Jackson.

- Uhm... –tomándome desprevenida, agarró uno de mis brazos, tumbándome junto a él en la cama. Ahogué un grito- Por favor... No... Jess... -enredó sus brazos alrededor de mi cuerpo, atrayéndome hacia él.

¿Sueña conmigo?

- Jackson, suéltame -mi voz salió más suave de lo que esperaba. Traté de deshacer su agarre pero entre más lo intentaba, más apretaba. De alguna manera, el que su pecho desnudo estuviese pegado a mi espalda hacia que mi piel se erizara.

- No lo hagas... Por favor... -la forma en la que se había aferrado a mí era como si tuviese miedo a que me desvaneciera en sus brazos. Y eso que estaba soñando...

- Jack -empecé a dar la vuelta bajo su agarre. Estaba claro que no me soltaría, así que solo quedaba despertarlo- Jackson, vamos, despierta -le di unos cuantos empujones que no sirvieron de nada.

- Vuelve, por favor... –susurró nuevamente.

- Jackson –suspiré. Ya no quedaba de otra- ¡Jackson! -grité por fin. Abrió sus ojos de golpe y aflojó su agarre alrededor de mi cuerpo, pero no retiro sus brazos.

Noté la sorpresa en sus ojos al verme frente a él. Me analizó por unos segundos en los que creo yo, se debatía consigo mismo para luego estrecharme entre sus brazos en un verdadero abrazo, donde su rostro acabó oculto en mi cuello.

Su respiración era frenética y su piel estaba algo resbaladiza, esto último no me importaba mucho ahora. Importaba más el hecho de qué lo tenía tan afectado y debido a que mi corazón había comenzado a acelerarse, temía que pudiese escucharlo.

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