Barras de cacao amargo

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El moreno odiaba esas cosas con su vida, pero... si ellas no existieran, no hubiera excusa para visitar todas las tardes al chico encargado de venderlas en aquella pintoresca tienda de dulces.

No sabe si es broma el hecho de que el lugar venda cosas dulces, su nombre sea "Sweet Day" y hayan metido un chocolate amargo.

Sólo le interesa esa sonrisa hermosa, que para desfortunio suyo, el pequeño le regalaba a todos.

Cómo le gustaría obtener algo de ese inigualable joven que las demás personas no puedan alcanzar.
Sabe que es mucho pedir, más sabiendo que no es lo suficientemente expresivos como para regalarle una sonrisa de regreso al joven. De a milagro le dice Gracias cuando el pequeño le extiende la bolsa de su compra ya lista.

Sus hermanas tienen razón.
Es todo un robot andante.

Y detesta que esas niñas de 15 años tengan razón.

Ahora, todo bien, normal caminando hacia la tienda.
Suena la campanilla al abrir la puerta y adentrarse, se dirige rápidamente hacia los estantes de barras de cacao amargo pero se haya con una decepcionante sorpresa.

Este está vacío.

Incluso le pareció ver una que otra telaraña en las esquinas del mueble plástico.

ㅡ¿Pero qué...?

Estaba tan... no sabía ni cómo sentirse.
No es amante a los dulces y el cacao amargo era lo único que lo aferraba a la idea de ver más de cerca al joven.

ㅡOh, ¿buscaba barras de cacao?

Hyunwoo no es de asustarse pero su corazón dió un brinco al saber que era el joven de cabellos melocotón.

Y que le estaba dirigiendo la palabra, obviamente.

ㅡS-sí.

ㅡ¡Cómo lo siento! ㅡpone cara de apenadoㅡ El dueño las sacó del inventario. Usted era el único que las compraba... sinceramente no sé cómo le gustan esas cosas. ㅡhace un gesto de asco.

Y pensar que al joven tampoco le gustaban. De haberlo sabido antes, sólo compraria peperos y listo.

ㅡNo, no me gustan. ㅡniega con la cabezaㅡ Tengo dos hermanas a las que sí.

"Mentira" pero debía aprovechar el hecho de que estaba básicamente conversando con él. Y al fin la existencia de sus hermanas le ayudaría en algo importante.

ㅡPues digales de mi parte que tienen un horrendo gusto.

El joven suelta una risita pero se detiene al ver como el hombre mucho más alto que él sólo lo observa sin ninguna expresión en su rostro y la fugaz idea de que posiblemente había insultado de alguna manera a las hermanas del desconocido, cruzó por su mente haciéndolo sentir apenado.

ㅡAh, yo realmen...

ㅡDe hecho sí tienen gustos raros. ㅡríe Hyunwoo.

Y la culpa sale del cuerpo del vendedor.

ㅡTienes una risa muy linda.

Soltó el moreno sin pensar totalmente hipnotizado.

ㅡPues... gracias. Me alegra de que me elogie y no me reclame por prácticamente ofender a sus hermanas.

Hyunwoo descubrió que no necesariamente era el robot que sus hermanas le hacían creer.

Sentía una rara y fascinante libertad de quere hablar de cualquier cosa con el de menor tamaño.

ㅡEn todo este tiempo no tuve la dicha de saber tu nombre.

ㅡSoy Kihyun, Yoo Kihyun. Un gusto...¿?

ㅡHyunwoo. Son Hyunwoo.

Y desde entonces, no tuvo que seguir llendo a aquella tienda con la excusa de comprar esas asquerosas barras de cacao amargo para acercarse al chico. A parte de que ya no las siguieron vendiendo más, Hyunwoo solo iba para saludar y de paso comprar una caja de peperos y regalarselos allí mismo porque descubrió que a Kihyun le gustaban en serio.

Obtuvo algo que los demás no podían alcanzar, y era el tiempo compartido. Junto con un par de buenos peperos.

Fin.

One shots  [ShowKi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora