Capitulo 3

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—¡Te caerá genial! —exclamó, sentado en mi cama.

Rió, aunque un poco desilusionada. ¿Cómo le decía ella ahora que no volvería a ver a Alexandra por el instituto? Porque a partir de ahora sería Alexander.

—¿Y esa cara? ¡Vamos, Alex, te caerá genial! —exclamó Luis.

Esbozó una pequeña sonrisa y se rascó la nuca. —Ehm... Verás... —empezó a hablar, sin saber como explicárselo realmente.

—¿Qué pasa?

—Yo... —cogió una bocanada de aire y lo soltó. —Me voy del instituto. —soltó rápidamente. Mentira, en realidad seguía yendo con otra identidad y Alexandra desaparecería para siempre de todas las instituciones.

Y Luis se puso pálido, incluso por un momento dejó de respirar. —¿Qué? —no podía creerse que Alex, su mejor amiga y la chica de la cual estaba pillado lo abandonara.

—Lo siento. —dijo ella sin saber bien qué decir.

Luis rió, pensando que era una mala broma que su amiga le estaba haciendo. —Es una broma. —dijo él, pero los ojos de la chica hicieron que se hundiera. Negó con la cabeza. —No me puedo creer que me hagas esto. —susurró, y se levantó.

—Luis. —ella se levantó y lo agarró del brazo, pero éste se apartó y negó con la cabeza.

—No me puedo creer que me hagas esto. —rió amargamente. —No me puedo creer que me dejes solo.

—Luis, yo...

—No. —la calló. —Por estar contigo ahora soy un marginado, lo he dejado todo por ti y ahora tú me dejas.

Ella sintió las lágrimas asomarse en sus ojos. Cierto, gracias a ella ahora él era escoria. —Pero tienes a Alexander. —dijo con un hilo de voz.

—¡Que se vaya a la mierda, joder! —gritó, haciendo que Alex pegara un salto. —Él no es tú, ¿sabes? —en realidad sí lo es. —Me voy a casa. —murmuró.

—Luis, por favor. —ella lo siguió escaleras abajo, pero él no paró en ningún momento. —Luis.

Abrió la puerta y se la cerró en la cara. Ella se quedó en el sitio, no alargó la mano y giró el pomo, no, no tenía fuerzas para hacerlo.

—Cariño. —su madre apareció por el umbral y ella ni la miró, sentía que se había quedado así y no podía moverse. Tania puso una mano en su hombro y fue lo que le dio fuerzas para girar la cabeza y mirarla.

—Se ha enfadado. —murmuró ella, bajando la mirada.

—Lo sé, mi amor. —susurró ella. —Pero no podías hacer nada.

Sí podía. Podía decirle la verdad, pero el problema era que ella no quería hacerlo, porque entonces con Alexander sería distinto. Esto era lo mejor que podía hacer.

—No. —susurró ella.

—Va, que la cena ya está. Olvida lo que acaba de pasar, ¿está bien? —¿olvidarlo? Ella no podría olvidarlo, y tenía el presentimiento de que le sería muy difícil conciliar el sueño esa noche.

***

"Luis, perdóname, ¿vale? Yo no quiero estar mal contigo."

Se lo envió concretamente a las 3:23 de la noche, porque le resultaba imposible dormir. Cerraba los ojos, pero su cabeza seguía dando vueltas en lo mimo, y daba vueltas en la cama sin lograr conciliar sueño. El mensaje no llegó, y ella pensó que tal vez estaría dormido, pero no. Él estaba en su cama mirando al techo, y había agarrado su móvil para ver quién era a esas horas, aunque ya tenía una hipótesis, la cual no fue errónea. Mas no respondió, porque no quería hacerlo, porque su orgullo era demasiado, y su enfado, la traición que sentía, le impedían responder a aquél mensaje aunque lo que deseaba en ese momento era hacerlo.

Chico Guapo Chica Horrenda (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora