—¿Quieres hacerlo? —su madre, la cual había trabajado anteriormente como peluquera, sujetaba una máquina para rapar el pelo.
Alexandra la miró através del espejo y asintió con la cabeza. Alexander era mejor que Alexandra, y sería mejor que ella desapareciera del mapa para siempre.
Su madre suspiró y empezó a raparla, dispuesta a dejarla con un corte de pelo distinto, tanto para Alexandra como para Alexander, el típico corte de chico malo que llevaban todos hoy en día.
Ella miraba el espejo, y su pelo largo ir cayendo al suelo, su pelo, aquél al que tanto le había costado crecer. Se mordió los labios viéndolo. Bueno, al fin y al cabo ella era la única que amaba su pelo, la única que le tenía aprecio a algo suyo, pues todos los demás la despreciaban.
***
Luis estaba en su habitación, tumbado, mirando al techo. Había subido a la habitación agotado después de la bronca que le había dado su padre, a parte de que le había pegado, como era de costumbre. Cuando se enfadaba siempre lo hacía, pero él ya estaba acostumbrado a ello, y le daba igual, de hecho, no le había producido dolor el que lo pegara, sino alivio. Extraño, ¿no? Sentía que lo merecía, todos aquellos golpes que él le había dado, sentía que los merecía por haber dejado que se fuera.
Se miró los brazos, los cuales ahora tenían unos cuantos moratones que mañana tenía que cubrir. Alex no sabía que su padre lo pegaba, sabía que si se lo decía se pondría mal, y él no quería que se preocupara. A parte de que quería hacerle ver a los demás que su vida era perfecta, todo sobre ruedas. Cuando en realidad, no lo está.
—Luis, a cenar. —escuchó la voz de su padre desde abajo. Parpadeó y miró la puerta. No tenía hambre, y si le decía que no quería comer, posiblemente le pegaría de nuevo. Y por alguna extraña razón, no se movió.
La puerta se abrió, y su padre entró, y no con intención amigable.
***
—Ya está. —dijo su madre.
Alex se miró, y esbozó una sonrisa. ¿Cómo podía verse tan horrenda de chica y tan guapo de chico? Era algo que no tenía sentido, pero sin embargo así era.
—Vaya. —susurró Alex, asombrada.
—Estás guapo, ¿eh? —dijo su madre divertida.
Ella rió y asintió con la cabeza. —Es... Impresionante. —dijo, sin dejar de mirar su reflejo, el reflejo de Alexander.
—Vas a encajar, Alex. —dijo su madre, y ella la miró a través del espejo.
—Lo sé. —murmuró. Ya lo había hecho. Encajaba de maravilla entre aquella gente idiota, materialista y superficial. La cosa era, ¿Qué haría con Luis después de lo que le había hecho él a Alexandra?
—Bueno, ¿y cómo vas a querer tu habitación, Alex? —sonrió su madre.
—He mirado unos cuantos diseños en tumblr, son preciosos. —dijo ella con emoción.
—¿Para quién? —preguntó. Sabía que se refería a si era para Alexander o para Alexandra.
—Para Alexandra. —respondió.
Su madre sonrió y asintió. —Bueno, puedes tenerla como quieras, Alex, ya sabes que el dinero no es problema, mi amor.
Ella sonrió y asintió. Su padre les proporcionaba todo el dinero. Eran una familia extraña por el simple hecho de que su padre estaba casado con otra mujer, pero sin embargo él amaba a Gabriela. Simplemente estaba con aquella mujer porque era rica y porque su padre, era el jefe de su trabajo, y si lo despedía sería malo, muy malo. Pero Gabriela y Tom seguían viéndose, y lo que nadie sabía, es que Alexandra Ribas, era su hija.
—Lo sé. —Alex esbozó una sonrisa. Al menos, así se distraería un poco.
***
—Ahora vas a comerte esta mierda, que me ha costado hacerla. —gruñó su padre.
Luis agarró la cuchara y empezó a comerse la sopa lentamente y con un dolor punzante en el brazo. Ahora sí que podía sentir el dolor, de su espalda a causa del cinturón, y de sus brazos.
Su padre fue al sofá y se sentó, dedicándole antes una mirada de asco. Él y Luis nunca se habían llevado bien, no desde que su madre murió. Entonces él se volvió un maltratador.
Luis suspiró, y tuvo el impulso de querer correr e irse, junto a Alex, a abrazarla y a pedirle que por favor no lo soltara jamás. Porque quería hacerse el fuerte, pero ahora le resultaba imposible, no sin ella a su lado. Ahora no tenía motivo alguno para serlo.
Cucharada a cucharada se la terminó, y después se levantó agarrando su plato.
—No te olvides de lavar los platos. —dijo. Él suspiró y asintió con la cabeza, aunque él no lo vio. —¿Me has oído? —le ladró.
—Sí. —murmuró en voz baja.
Fue a la cocina y al ver aquella pila de platos sucios decayó, sintiéndose de repente muy cansado.
El diseño que Alex había elegido para su habitación, había enamorado a su madre. Le encantaba cómo quedaban las luces allí.
—Es preciosa, Alex. —dijo su madre, y ella sonrió. Lo era, sí, y la suya también quedaría preciosa.
***
Ya había terminado de limpiarlos, y fue cuando su padre entró y se puso a su lado, viendo como limpiaba.
—Te has dejado una mancha. —dijo, y él lo miró.
Escupió en el plato que él estaba secando y suspiró, mientras su padre soltaba una risa.
Se mordió los labios, sintiéndose impotente, y cuando su padre salió, arrojó el trapo al suelo, con rabia.
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Perdonad si el capitulo es corto :S escribo desde el móvil y me han puesto el multimedia arriba, no sé cuánto llevo.
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Chico Guapo Chica Horrenda (Cancelada)
Novela Juvenil[Autora: Sandra M.P.] [NO COPYRIGHT 2014.] [NOVELA CANCELADA] Bien, esta es la historia de Alex, una chica a la que todos la apodaban la antisocial, la nerd, la fea, la rara, la empollona... En conclusión, una pobre chica de dieciseis años que sufrí...