"Te necesito de vuelta."
Se lo envió, decidido. Se requería mucho valor para quitarse la vida a uno mismo. Quitarse la vida suponía renunciar a todo: renunciar al amor, a la amistad, a un final feliz, a una vida, a un futuro... Renunciar a le existencia. Pero él prefería renunciar a eso antes que seguir adelante cuando no tenía ni un solo motivo para continuar la batalla.
"No puedo volver, Luis, estoy bien aquí."
Sonrió con tristeza y varias lágrimas llegaron a sus labios, dejándole saborear el salado de éstas. Bien, estaba decidido entonces. Tal vez estaría bien despedirse de ella como Dios manda, tal vez estaría bien decirle sus verdaderos sentimientos hacia ella antes de desaparecer del todo, ¿no? Sería lo correcto. ¿Pero y si lo hacía y ella le correspondía? ¿Sería capaz de dejarlo todo por un "yo también"? Tal vez podría decirle: "Está bien, no vuelvas. Estas serán las últimas palabras que vas a recibir de mi parte. Adiós, para siempre." Pero sabía cómo era su amiga, y que acabaría sintiéndose la culpable de su muerte. Él no quería eso, aunque en parte fuera la cruel realidad.
"Yo no estoy bien, Alex, y no creo encontrar un lugar en donde lo esté."
Alex frunció el ceño leyendo y releyendo aquel mensaje un par de veces. ¿A qué se refería exactamente con eso, si podía saberse? Conocía a su amigo desde hace mucho, así que fue incapaz de relacionar aquellas palabras como un aviso de suicidio.
"Por supuesto que lo encontrarás, Luis, como yo he encontrado el mío."
Luis sonrió. Sí, ella había encontrado su lugar sin irse muy lejos. Vivía tan cerca de Luis que andando un poco acabaría llamando a su puerta, claro que no la reconocería.
"Creo que encontraré mi sitio, pero una vez que lo haga no volveremos a hablar."
Frunció el ceño. Vale. Aquello empezaba a preocuparle. ¿De qué hablaba su amigo? ¿Por qué? ¿Estaba enfadado con ella? Bueno, lo estaba... O no... No sabía muy bien lo que acababa de pasar.
"Luis, ¿De qué hablas?"
Él se debatió internamente entre si decirlo o no. Igual si se lo decía ella decidiría volver, para que él no acabara con su vida. ¿Y si aguantaba un poco más? Hasta que su padre volviera.
"Alex, olvidemos todo lo que pasó, ¿está bien? Hablemos como siempre, como amigos."
Prefirió que fuera así. Disfrutaría hablando con su amiga correctamente, si ella accedía, a ser amables el uno con el otro y a confiar como antes lo hacían.
"Bien."
A ella tampoco le gustaba mucho el hecho de estar peleado con su mejor amigo, el cual antes era su único amigo. Y en cuanto a él, prefería irse de este mundo llevándose un buen recuerdo.
"¿Cómo te va por ahí?"
"Muy bien, he hecho nuevos amigos."
Luis sonrió tristemente. "Nuevos amigos". Sí, mejor hacer nuevos amigos. Tal vez con estos amigos se olvidara de él, y entonces no le pesaría la conciencia siendo tan cruel como para abandonarla de ese modo. En parte se sentía egoísta, porque le prometió que se quedaría siempre a su lado y jamás la dejaría, pero ella lo fue más dejándolo aquí solo. Claro que debería haberle contado a cerca de los problemas con su padre desde un principio, dado que ella no sabía nada y pensaba que él tenía una vida perfecta, cuando no era así.
***
—Alex, alguien pregunta por ti al teléfono. —la voz de su madre le hizo apartar su atención de la televisión.
—Voy. —dijo levantándose. —¿Quién es? —preguntó mientras cogía el teléfono, y su madre se encogió de hombros. —¿Diga?
—¡Alexander! —aquella voz chillona le hizo abrir los ojos como platos.
—¿Ariana?
—¡Sí, soy yo! —exclamó ella por el otro lado de la línea, dejándola casi sorda.
—¿Cómo has conseguido mi número? —murmuró, sin salir de su asombro.
—Guía de teléfonos. —respondió ella soltando una risita tonta. Le sorprendía el hecho de que aquella chica hubiera cogido un libro, incluso le sorprendía que supiera leer.
—Ah... —dijo, sin saber muy bien qué responder.
—Te llamaba para decirte si quieres venir a una fiesta, es esta noche. —dijo ella.
—Ajá... No sé yo si...
—¡Vamos, te lo pasarás bien! —dijo ella. Ea la primera vez que recibía invitación para una fiesta.
—Hum... —se lo pensó. ¿Qué podría salir mal? Era una fiesta. —Está bien. —respondió.
—¿Te parece bien que nos encontremos en algún lugar? Así vamos juntos. —propuso ella.
—Está bien. ¿Te parece bien que quedemos delante del instituto? —propuso Alex, deseando colgar el teléfono.
—¡Claro! —gritó, un tanto emocionada. —Ponte guapo. —dijo, con un tono distinto. Hizo una mueca. No estaba muy segura de querer ir ahí después de haber escuchado el "ponte guapo" de sus asquerosos labios.
Y entonces una idea cruzó por su mente: ¿Y si invitaba a Luis a la fiesta? —Por supuesto. ¿Puedo saber dónde es la fiesta? —preguntó Alex.
—Claro, en casa de Max Thompson. —dijo ella.
—Vale, nos vemos en el insti. —se despidió y colgó. Max Thompson... Ni idea de quién era, y eso que ella solía saber todo a cerca de las personas populares. Pero nunca había oído hablar de ese Max.
Subió de nuevo a su habitación y agarró su móvil, llamando a Luis sin pensárselo mucho, eso sí, desde el móvil correcto.
—Diga.
—Hey, Luis, ¿Te apatece ir de fiesta? —dijo, poniendo la voz que usaba en Alexander.
—Pues... No sé. —dijo.
—Vamos, será divertido. —dijo recordando las palabras de Ariana. La línea se quedó en silencio durante unos minutos.
—Está bien. —dijo. —¿Dónde es?
—En casa de Max Thompson. —respondió. Y esperaba que supiera dónde vive, porque ella/él no.
—Vale, ¿a qué hora? —tendría un problema, porque la tonta de Ariana no se lo había mencionado.
—Estate ahí a las ocho. —le dijo. Ya se encargaría de hablar con Ariana para decirle la hora.
—Vale, ahí nos vemos. —dijo, y colgó. Por suerte no le había pedido la dirección así como le había pedido la hora, porque sino sí que tendría un problema.
Vale, la cosa ahora era: ¿Qué ropa se suponía que tenía que ponerse?
[Siento la tardanza, he estado muy ocupada, pero aquí está el capitulo. Espero y lo hayáis disfrutado, a partir de ahora las cosas van a cambiar un poco.]
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Chico Guapo Chica Horrenda (Cancelada)
Teen Fiction[Autora: Sandra M.P.] [NO COPYRIGHT 2014.] [NOVELA CANCELADA] Bien, esta es la historia de Alex, una chica a la que todos la apodaban la antisocial, la nerd, la fea, la rara, la empollona... En conclusión, una pobre chica de dieciseis años que sufrí...