Chapter 3

33 6 7
                                    

Ambos avanzaron a través del centro comercial. Entraron a varias de las tiendas y compraron lo mencionado. Regresaron a la casa de Crys con grandes bolsas de compras.

-¿Ya saben lo que harán?-preguntó Crystal con sorpresa al verlos llegar.

-Por ahora, armar los utensilios para el golpe.-dijo Clarie.

Crystal liberó la mesa de su comedor de los adornos y fue a la cocina a preparar unos refrigerios. Clarie y Jack colocaron las bolsas en la mesa y se sentaron a trabajar. Al rato de estar ensimismados, Crys les dio la comida.

-Si pudiera entender la mitad de lo que hacen. ¿Qué son esas cosas?

-Esto es una pistola con gacho.- comenzó a explicar Clarie enseñando la creación.- Se puede construir con una sombrilla, una caña y cuerdas de alpinismo. Esta ropa de cuero está diseñada para no ser visto en la noche. Tiene compartimentos para guardar el cuchillo, la pistola y posee una fortaleza y flexibilidad necesarias para las maniobras más imprescindibles.

-La mitad fue en chino, por lo menos para mí. ¿Qué tal tú, Jack?

-Harán unos cuarentena minutos que terminé. Estaba con esto.-él mostró dos pequeños audífonos sin cables.-Los llamo audiomicros.

-¿Cómo funcionan?-preguntó Clarie interesada.

-Si utilizas la bocina de un audífono, el micrófono de un manos libres y la antena de un radio portátil, puedes conseguir maravillas como estas. Solo necesitas unas manos prodigiosas y un poco de inspiración. Nos servirán para mantenernos comunicados en un área de tres kilómetros a la redonda. Aunque no creo que me quieras tan lejos, angelito.

-¿Seguirás así todo el tiempo?- preguntó  Clarie por el repentino halago.

-No te molestes con él. Sólo déjalo ser así. Siempre lo es. Vamos, coman, que ya tengo lista la habitación.- dijo Crys.

Comieron juntos y Clarie se dio una ducha fría. Al salir, preguntó a su compañera por Jack.

-Regresó a su departamento, pero estará aquí a primera hora del día. Te dejó esto.-Crystal le dio el audiomicro.

Clarie se lo colocó suavemente en la oreja derecha y escuchó un silbido melodioso con un tictagueo de fondo.

-¿Jack? ¿Eres tú?- preguntó a través del aparato.

-Buenas noches, princesa. A pesar de mi temprana retirada, debo pedirte una cosa de suma importancia.

-¿Qué?

-Los detalles del golpe.

-Ups, supongo que con las prisas, lo olvidé. ¿Sabes de las joyas de la condesa Wanda?

-Sip, son un tesoro muy intrigante, ya que se sabe que existen pero no dónde.

-Pues debo robarlas. Aun no sé cómo hacerlo, pero...

-Dale estas instrucciones a Crystal: Abre la laptop, busca en internet la página promocional del museo casa de la condesa y busca el mapa del complejo.

Clarie dijo en voz alta las instrucciones y su amiga las ejecutó con precisión.

-Ya lo tenemos, Jack. Tiene un camino señalado como recorrido para las visitas.

-Bien, abre una nueva pestaña y busca mi dirección de cuenta. En la página principal, en un pequeño gato que baila, encontrarán un enlace, entren.-fue seguido al pie de la letra.

-Solo dice un montón de códigos binarios.

-Asegúrense de marcarlo todo y pegarlo en los comentarios del público en la página del museo. Eso hackeará la página y nos dará acceso a su plano original. Tendrán cinco segundos para descargarla, no quiero que me registren el IP.

Por suerte, hubo tiempo de sobra para todo. Clarie analizó el plano y exclamó.

-¡Tiene un sótano! Podemos revisar el terreno y planear el golpe allí.

-Jejeje, feliz cumpleaños, bonita.

-¿Qué? Pero si no es mi cumpleaños.

-Lo sé, pero yo ya te di mi regalo.

-Presumido.

-Que pases buenas noches, hermosura.

-Para ti también, Jack.

-Ya las tengo al oír tu voz.-fue lo último que oyó Clarie antes de que Jack colgara.

La prueba de la flor asesinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora