A la mañana siguiente, ambos actuaban como si la noche anterior no hubiese ocurrido. Sin embargo, cada adulación por parte de Jack, de esas normales y sutiles que suele dar, enrojecían la cara de Clarie en más de una ocasión.
-¿Tienen todo listo? –preguntó Crystal antes de que salieran por la puerta.
Clarie miró su bolsa cilíndrica por dentro. Su traje de maniobras, su pistola de escalar, su bolsita de utensilios de cerrojos, espejos, el audiomicro… ah! Y la botella de vino. Todo estaba en la bolsa y, en su jean doblado en el bolsillo trasero, el plano de la casa “objetivo”.
-Te llamaremos cuando terminemos el trabajo. –dijo la chica.
-O cuando necesitemos la fianza para que nos saques de la cárcel.
-¡Jack! –lo regañó la joven.
-¿Qué? –él se encogió de hombros.
-Como sea, váyanse ya. Y tengan cuidado.
Los muchachos se despidieron de su amiga y tomaron un autobús unas cuadras después de andar. Se sentaron juntos y durante el viaje, Clarie miraba por la ventana cómo el paisaje móvil se nublaba con su aliento en el cristal. Unos sonidos mecánicos a su lado llamaron su atención. Jack estaba concentrado en utensilios y herramientas, piezas y trozos de metal y circuitos. Le estaba dando forma a una nueva máquina, moviendo sus manos tan rápido que Clarie no le veía objetivo a todo su trabajo. Se sorprendía de lo virtuoso de sus habilidades sin ver siquiera, pero su corazón casi se detiene al verlo romper, sin vacilación alguna, su bastón.
-¡¿Pero qué haces?! –le dijo ella asustada.
-Tranquila, solo necesito las piezas…
-Pero, tu bastón… ¿Qué pasará ahora?
-Tengo otro en casa. Además, necesito las piezas para un nuevo dispositivo que estoy haciendo. –él aún estaba concentrado en su trabajo.
-¿Y qué pasará cuando te vayas? –por esa vez, el muchacho sí se detuvo y giró su cabeza hacia ella sonriendo.
-Tendré los ojos más hermosos de la ciudad a mi disposición. –eso la hizo sonrojar, pero a la vez la contrarió.
Con un ligero mosqueo, ella regresó su vista a la ventana. Pensó en la vez que su cara se puso tan caliente que fue descubierta por su invidente compañero. Sacudió su cabeza al pensarlo, no tenía tiempo para nimiedades como esas, pero… sentía algo especial por ese chico tan adulador y tampoco quería entristecerlo por su negativa.
Su rostro cambió de molesto a triste. Se sintió atacante de un sentimiento puro, sentimiento que, en la noche anterior, había admitido tener. Giró su cabeza para hablar con él, pero su boca fue callada por un gesto suave y mullido. Una ligera cosquilla le recorrió los labios y una sensación electrizante le revolvió el estómago y le erizó la espalda. Cerró los ojos para dejarse llevar por el sabor ajeno pero dulce de esa boca tan descarada. Se vio por un momento desconectada de la realidad, del tiempo y del espacio. Solo existía ella y esa boca que la besaba. La ausencia la hizo suspirar de deseo y abrir sus ojos en busca de más. Muy cerca, como nunca, el rostro de Jack agitaba su corazón. Clarie sonrió de una forma tan sincera que no supo que lo había hecho siquiera.
-¿Sabes? Tu sonrisa siempre es más hermosa cuando tu boca está a centímetros de la mía. –le susurró.
-Adulador. –Clarie intentó disimular las ganas de volver a besarlo.
-¿Ibas a decir algo?
-Ya se me olvidó.
-Mejor. –rió. –Toma. –él le extendió el resultado de su ardua tarea y el sacrificio de su bastón.
-¿Qué es? –preguntó la chica dándole vueltas en sus manos para verlo mejor.
-Vamos a subir a una casa de dos plantas. Si nos proponemos llegar por el sistema de ventilación, primero debemos de llegar al techo. En combinación de tu pistola para escalar y este dispositivo, podemos entrar y salir por el cable sin tocar el suelo de la casa. Bueno, o por lo menos el jardín.
-Es una buena idea, pero creo que debemos escalar un árbol cercano si queremos que el cable llegue al techo.
-Por eso también hice este arco casero. Creo que con una rama, modificada con una navaja, haciendo de flecha avanzarás más.
-¿De dónde sacas esas ideas? –preguntó sorprendida.
-Digamos que soy bastante abstracto con la imaginación, linda.
-Sí, supongo que no te queda remedio.
-Pero tú si tenía remedio de negarte al beso. –él le dedicó una media sonrisa pícara.
-¡¿Qué?! E… yo…
-Te digo algo, princesa. –él se acercó y le susurró.
-¿Qué? –su voz parecía una droga que la tenía casi volando.
-Ya debemos bajarnos del bus.
-¡Ah! ¡Vamos!
Guardando los utensilios de una forma rápida y rústica, Clarie tomó del brazo a Jack y, en el último momento, lograron bajar del bus.
-¡Ja, ja, ja, ja! Me hubiera gustado ver tu cara, preciosa.
-No te rías, casi la echamos a perder por tu comentario.
-Pero no me respondiste, belleza.
Ella hizo un puchero y se volteó caminando con paso molesto. Murmuraba maldiciones para sí misma por no haber actuado y haberse negado cuando tuvo la oportunidad.
-¡Clarie! –la llamó desde lejos.
-No quiero hablar más del tema, Jack. Solo vámonos.
-Em… de acuerdo. Yo voy después, bonita.
Clarie se detuvo en seco. Sin siquiera pensarlo regresó y tomó a Jack de la mano. Retomó su camino con la misma expresión de molestia.
-Lo hiciste a propósito, ¿verdad?
-¿Qué cosa, angelito?
-Romper tu bastón. Lo hiciste para lograr esto. –ella elevó sus manos entrecruzadas.
-Esto no estuvo dentro de mis planes, lindura. Solo pensaba en mejorar nuestras herramientas para una mejor técnica al entrar, pero debo admitir que lo estoy disfrutando.
-Próximo comentario que sepas que me molestará y vas a perder la mano.
-¡Uy! Das miedo. –él sonrió triunfante.
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La prueba de la flor asesina
RandomPortada hecha por la bella y linda @lapichu90 UwU Un experimento biológico de perfección humana dio vida a nuestra protagonista. Criada en un campo de concentración como un arma de guerra, vivir una vida normal fue su escapatoria, pero... del pasa...