Capítulo 6 - Esto es un error

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Naruto e Hinata fueron hacia el metro tomados de la mano, hablando como si ese nuevo contacto fuese lo más natural del mundo. 

-¿Te apetece venir también mañana? -propuso Naruto-. Podríamos comer en la cafetería de la uni y así te presento a mis amigos.

Hinata sonrió y asintió sin pensar. Le gustaba la idea de volver a verle y agradecía que el plan no hubiera salido de ella, de lo contrario se habría sentido como una acosadora por verle de nuevo con tan poco tiempo. Además, quería presentarle a sus amigos, lo cual le hacía pensar que no quería esconderla, que podía confiar en que eso fuese a ir en serio; aunque quizás era demasiado pronto para sacar conclusiones. 

Varios besos apresurados después y, en el último momento, Hinata subió al metro con una gran sonrisa. Se sentó en uno de los múltiples asientos vacíos, percatándose así de lo tarde que en realidad era. Quizás su familia estuviera preocupada, no lo sabía ni tampoco iba a centrarse en eso ahora; por su mente tan solo pasaba el recuerdo de los besos de Naruto, lo tierno que había sido con ella y lo mucho que había disfrutado de su compañía. Quizás, ahora viese Star Wars de otra forma. Sin embargo, esa felicidad duró poco, pues no tardó mucho más en acordarse de Kiba. Ya le había evocado al comparar sus besos con los de Naruto, pero hasta ese instante, sola en el tren, no había sido capaz de procesar correctamente todo lo ocurrido.

-No puede ser -murmuró, comenzando a ponerse nerviosa.

Sí, vale, tenían una relación abierta, pero sentía que le estaba engañando con Naruto. Kiba había sido bueno con ella, no le había dado ningún problema más allá de su comportamiento infantil, y ella no estaba siendo del todo sincera con él. La relación abierta era una farsa para ocultar sus inexistentes sentimientos románticos por su pareja y, aunque tampoco había hecho nada que se saliera de lo estipulado al besar a Naruto, se sentía tremendamente mal.

Necesitaba una distracción.

Sacó su teléfono, esperando encontrar alguna conversación animada, pero tan solo tenía un mensaje de Ino y no quería abrirlo. Su amiga sabía que habían quedado y, aunque no podía leerlo del todo, por como empezaba sabía que le estaba preguntando por Naruto. 

¿Qué se suponía que iba a decirle? Ino no se iba a escandalizar por eso, ella misma la había animado a que lo hiciera, incluso algo más que besarle, pero no se sentía preparada para contárselo. No obstante, necesitaba hacer algo que no fuese mirar a la nada y consumirse en la culpa, una culpa extraña que no sabía muy bien a qué se debía: besar a Naruto o continuar dándole esperanzas a Kiba.

Finalmente optó por responder a Ino, omitiendo toda la parte del beso y haciendo como si hubieran terminado de ver la película sin más. Añadió que al día siguiente volvería a ir para allá y guardó su teléfono, mordiéndose el labio inferior con fuerza mientras miraba por la ventana a la oscuridad, tratando de aguantar el torbellino emocional que sentía hasta que llegase a casa.



Hinata respiró hondo antes de salir de casa. La noche anterior no había llegado muy tarde y, por suerte, había sido capaz de dormir sin problemas. 

Ahora se sentía mucho mejor, la culpa había desaparecido y había encontrado una explicación perfectamente lógica: nunca había estado en una situación así. Ella era una chica cuyo único pretendiente siempre había sido Kiba y ahora tenía que lidiar con dos. No quería herir a ninguno, pero tarde o temprano tendría que elegir, no por ellos, sino por ella misma. Se estaba dando cuenta de que eso de manejar dos relaciones, si es que a lo que tenía con Naruto se podía denominar así, le suponía demasiada ansiedad a pesar de haber conseguido tranquilizarse, y eso que ni siquiera llevaba un día. El único problema era que ella no se atrevía a dar el paso, temía equivocarse, con lo que todo se volvía aún más complicado. Depender de las decisiones ajenas tampoco era de su agrado. 

Lo que no nos cuentan del amor (Naruhina AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora