Especial San Valentín

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—Yo lo amo con todo mi corazón.

Yacchan sonrió ante su comentario, no importase cuántas veces lo había escuchado de sus labios, siempre hacía que se derrita como un adolescente. Pasó su brazo por encima de su hombro para acercarlo, y Toono se recostó sobre él, ambos rieron frente a la pantalla.

—¿No vas a decir nada? —abucheó Toono, mirándolo de reojo, expectante a una monería de Yacchan. Éste estrechó los labios, ligeramente avergonzado ante todos los espectadores a nivel internacional.

Por el día de San Valentín, Toono prometió a sus subscriptores un corto sobre la vida que llevaban detrás de cámaras, la cual seguía siendo un misterio para la fanaticada. Las veces que dieron entrevistas fueron únicamente de índole laboral, y si un reportero se aventuraba a hacerle las preguntas sobre su endemoniadamente atractivo compañero, Toono guiñaba y juraba que ya vendría el momento indicado, o alguien detrás de la pantalla lo castigaría hasta el amanecer. Todos los televidentes pegaron un gritillo esa noche.

—Ya sabes mi respuesta...

Toono le dio un codazo juguetón a las costillas. No cabía en su mente como alguien tan enérgico y tierno, se transformaba en alguien ceñudo y reservado en el momento en que hablaban de su amorío. Años atrás, a Yacchan no se le dificultaba crear una careta que indicase que todo andaba en orden y que era el que tenía las riendas de cualquier penosa situación; ahora se le era casi imposible disimular su incomodidad. Toono lo seguía trayendo loco.

—Pueden verlo ser toda una fiera en la cancha de fútbol, pero es súper tímido cuando...

—¡Toono! —advirtió Yacchan, y cubrió su boca con la palma.

Los comentarios en el video seguían inundando la pequeña cajita de chateo en vivo, mencionando el gracioso cambio de actitud de Yacchan cuando estaba en compañía de Toono. Luego los vieron calmarse y entrelazar sus dedos, rozando ambos anillos dorados hasta que sus manos encajaron junto con su promesa matrimonial. Toono le dio un beso en la mejilla.

—Parece que tenemos una pregunta de KOBAYASHI_FANCLUB, y quiere saber cómo nos conocimos —expresó Toono, leyendo atentamente antes de que se perdiese en la marea de palabras.

—¿Para qué quiere saber eso?

Yacchan —regañó Toono—, les prometí que contestaríamos sin chistar. Hemos sido prudentes por tantos años, ¿no crees que no estaría mal enseñarle a la juventud? Creo que somos un buen ejemplo a seguir.

—Habla el autor de cientos de novelas homoeróticas —ironizó su esposo.

Toono no se contuvo, y lo miró con severidad.

—Te recuerdo que, con esas ventas, compramos tu juguete favorito de siete velocidades con resistencia al agua. Un regalo digno por nuestro último aniversario, ¿verdad?

Yacchan se congeló en el instante y sintió su rostro arder. Toono no tenía que estar contando sus intimidades tan abiertamente, menos cuando sus padres le dijeron que estarían atentos al directo. ¿Y quién sabe? Tal vez le fueron con el chisme a su primo y a su estúpido esposo. No quería imaginarse el hazmerreir que sería en el trabajo. Los chicos a quienes entrenaba jamás dejarán de fastidiarlo con los benditos chistes sobre consoladores.

—Nos conocimos cuando estábamos en nuestro primer año de escuela —inició Yacchan. Toono sonrió maliciosamente, satisfecho, y asintió.

—Cuando conocí a Yacchan, supe que era alguien especial.

—¿Sabías que fue amor a primera vista? —inquirió Yacchan, curioso.

—Algo así. —Se quedó pensativo, rememorando, y añadió—: Yacchan fue el primero en saludarme en mi primer día de clases. No tenía amigos, y estaba tan nervioso. Pero Yacchan giró sobre su sitio y me brindó una bienvenida calurosa. Su sonrisa fue tan linda que... Si no me equivoco, me quedé admirándolo por un par de segundos.

Les llegó otra pregunta.

MELLOWCHAN quiere saber cuándo nos hicimos novios formales —leyó Yacchan en voz alta.

Ambos tildaron su cabeza para un costado.

—Todavía no le había dado el anillo —contestó Toono—, pero le pregunté si deseaba comprometerse conmigo cuando juntase el dinero necesario. Recién había entrado a la universidad, y era un pobre estudiante hambriento.

—Sí, sí, lo recuerdo muy bien. Al final fui yo, quien compró los de compromiso, después de ganar mi primer partido de fútbol en las ligas nacionales. Después de sacar su primer libro al público, Toono adquirió los de matrimonio.

Un usuario bajo el nombre de YAOIINTHEHOUSE les escribió otra interrogante.

—¿Quién es la mujer de la relación? —leyó Toono, y se empezó a reír.

—Eso es muy desagradable —gruñó Yacchan—. No deberían hacer ese tipo de preguntas. ¿Sus padres nunca les enseñaron a...? —Yacchan había alzado el puño y lo estaba agitando como lo haría una persona mayor. Toono lo cogió de la muñeca y negó con la cabeza.

—Es una concepción muy equivocada, YAOIINTHEHOUSE —intervino Toono, y agregó de forma paternal—: No hay ninguna mujer en la relación. Solo somos nosotros, dos hombres. Si te refieres al ámbito sexual, creo que, si una pareja se ama, ambos pueden ceder. Pero mientras los dos se quieran, eso es lo de menos. Yo disfruto de Yacchan, y él de mí.

—De todas formas, si te veo en la calle, YAOIINTHEHOUSE, te daré algo de qué hablar. Tomaré un periódico y te daré una tanda —ladró Yacchan.

Toono continuó disculpándose reiteradas veces, apenado por la agresividad de su esposo.

—Bueno, esto ha sido muy recreativo. Por el día de hoy contestaremos una última pregunta. Pero no se preocupen, nos volverán a ver juntos.

Otro espectador se dirigió a Toono bajo el seudónimo BLUEDUMP.

—Señor Takashi, ¿recuerda el cumpleaños pasado de su primo político? —leyó Yacchan.

—¿Mi primo político?

Ambos se miraron, atónitos, y Yacchan prosiguió leyendo el resto:

—¿Sabe el número de embestidas exacto que le dio a Yaguchi Kyousuke para que le hayan roto la cama? La cuenta sigue siendo más de $2000.00 sin impuestos. Esperamos su depósito. Feliz día de los enamorados.

Toono se ruborizó y empezó a sudar frío.

—Bueno, yo... —balbuceó—, no sé qué clase de broma pesada sea, pero...

Yacchan no podía mirar la avalancha de preguntas sin responder.

¿Con su primo político, se refieren a ese fotógrafo famoso?

¿Cuántas embestidas fueron?

¿Tiene un movimiento pélvico frenético?

¿Entonces Yaguchi es la mujer en la cama?

Pero si Toono tiene una cara tan inocente, ¿quién lo hubiera dicho?

¿La cama de qué marca era?

Después de una humillante despedida, el video se oscureció y salió un mensaje indicando que la proyección en vivo había finalizado. Con un enorme tazón de cereal y leche en la mano, un individuo seguía carcajeándose y pataleando frente al televisor.

De repente, se oyó la cerradura de la puerta, y una figura ingresó.

—Veo que te has estado divirtiendo en tu día libre —saludó Kashima, y notó cómo no paraba de reírse—. ¿Sucedió algo chistoso?

—Si te lo dijera, no me creerías —replicó Tamura.

Cuando Kashima se dispuso a seguir interrogándolo, el timbre de su celular hizo eco en todo el departamento. Kashima llevó el móvil a su oreja.

—¿Diga? —Hizo una pausa, y saludó—: ¡Hola, Kyousuke!

Luego se escuchó un ofuscado griterío desde la otra línea.

Tamura rio con más ganas.

REPELÚSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora