Todo por ti pequeño ╠Joerick╣

04

Joel

Ya estaba en mi casa intentando abrir la puerta con una sola mano, ya que tener a Erick entre mis brazos me hacía un poco de dificultad.

No se por qué lo he traído aquí.

Lo acuesto sobre la cama que hay en el cuarto de invitados.

Tratando de ser muy cuidadoso, al quitarle sus zapatos, luego su camisa, y por último su pantalón, dejándolo solo con su ropa interior, ganandome un gruñido de su parte.

No pude evitar mirar.

Erick tenía un cuerpo demasiado increíble no se parecía en nada a los otros cuerpos de los chicos que se había follado.

Querría tocar, lo iba hacer pero, Erick se removió entre las sábanas.

Lo que me hizo reaccionar de mi pequeño trance.

Cuando ya se ha acomodado bien, no pude evitar mirarlo de cerca su cara, tiene los labios entre abiertos soltando pequeños ronquidos, su respiración es pausada y tranquila.

Es bonito.

Lo miro una última vez asegurándome de que todo está bien, apago la luz y salgo de la habitación para dirigirme hacía la mía.

Ya en mi recámara, me doy cuenta que tengo una erección.

Joder

Me meto al baño, quito mi ropa y enciendo la ducha pongo mi mano sobre mi miembro erecto comenzado a moverla desde la punta hasta la base, solo basto con imaginarme a Erick sobre mi pene para venirme.

Traté de recomponerme, había una gran mancha sobre los azulejos que iba desapareciendo a medida que el agua caía.

Tomé la toalla y la envolví alrededor de mi cintura, fuí hasta el cajón y saqué un boxer junto a un pantalón de pijama.

Ya en mi cama, solté un bufido. Por qué demonios me pareció lindo, es muy desobediente, irrespetuoso y contestón, debería aprender a usar su boca para otras cosas.

Sabía que ese chico iba a ser un problema, por lo guardaría su distancia, pero sus ganas de cogerlo aumentaban.

-Joel pero que cara traes.

Johann se encontraba sentado en el sofá de su oficina .

Lo ignoró y fue directo a sentarse en su escritorio.

- Estoy aquí.

-Y lo sé, joder ¿Qué quieres?

-Te tengo buenas noticias, te he conseguido un ¡nuevo secretario!- dijo Johann dando pequeños saltitos.

-Puedes parar de de gritar, me va explotar la cabeza, y también para de saltar pareces una niña de 5 años. Necesito una pastilla o algo.

- Pero que humor, yo no tengo la culpa de que te hayas ido a beber un domingo, sabiendo que el lunes trabajas.

-Agradece que me tienes a mí y te he conseguido un secretario, después de lo que le hiciste a Karol.

- No me jodas con eso otra vez, solo me la cogí una vez. No esperaba que ella se enamorara de mí, cuando yo solo la buscaba para tener sexo.

-Eres tan... Tan Joel no cambias. Al menos debías dejarla con su puesto

-Yo no la boté, ella se fue sola en realidad me ahorró un montón de cosas.

- Si como sea. Erick no tarda en llegar, trata de ser amable por favor.

Dicho eso, Johann salió de la oficina, mi dolor de cabeza aumentaba necesitaba relajarme. Sí necesitaba coger.

Por lo que llamé a karen, mi recepcionista, he follado un par de veces con ella, solo por que le ha quedado claro que jamás tendríamos algo más que sexo. Además tiene unas buenas tetas.

-Hola Joey.

Habló la rubia acercándose hasta Joel.

-No me vuelvas a llamar así en tu puta vida.

La rubia asintió, y Joel empezó a besar su cuello, abrió la blusa de un tirón, dejándola solo en sostén, siguió bajando sus besos hasta llegar a sus tetas.

Atrapó un pezón con su lengua moviéndola de forma circular, y su otra mano masajeba el otro.

Levantó su falda de un tirón, buscó en un cajón de su escritorio un condón se lo puso y la penetró con fuerza.

-Ahh Joel- gimió la rubia

- Cállate, joder.

Joel aumentó sus movimientos azotandola contra la pared, unos movimientos más y se vino dentro del envoltorio.

Salió de ella, ya no sentía placer, solo repulsión hacia ella. Ya era hora de buscar a otra.

-Puedes largarte y cierra la puerta- Gruñó Joel acomodándose su ropa.

Miró en dirección de la puerta y la rubia aún estaba allí, al salir se dió cuenta de que era un chico.

Su rostro estaba muy rojo, parecía que fuera a estallar.

Debía ser su nuevo secretario, se veía bien, quizás ya había encontrado dónde meter su polla por un tiempo hasta que se cansara y encontrara a alguién más.