A veces no podía creerlo.Escucho la lluvia golpear contra las ventanas y el tejado, y no necesito un súper oido como el de Derek para escucharlo; la lluvia es fuerte y de hecho, mi padre se encargó de levantar un boletín para que nadie salga de casa, pues ha entrado en clasificación de tormenta y las calles podrían ser peligrosas para cualquiera que conducirá bajo esta.
Por lo tanto, el pasará la noche entera en la comisaría.Mientras tanto, el Camaro negro está estacionado en donde usualmente se encuentra estaciona la patrulla de mi padre, yo estoy cómodamente en el sofá, con uno de los fuertes brazos de Derek rodeando mis hombros y mi cabeza sobre de su pecho, igual que mi pierna derecha sobre su pierna izquierda. Una gruesa manta cubre nuestros cuerpos, aunque no haría falta si Derek se quitase la camisa porque su cuerpo es muy cálido. Sin embargo mi lobo... Bueno, el intenta mantenerse al margen. Se niega a quitarse cualquier prenda cuando estemos solos en mi casa, excusa que soy un pervertido que lo va a manosear y no quiere una bala de acónito en medio de sus pobladas, pero perfectas cejas, por volver a hacerlo mientras mi padre no está.
He dejado de prestarle atención a la película que miramos, pero sólo porque tengo la octava maravilla justo a lado mío. He recorrido con mis ojos su rostro concentrado en la película más de ocho veces en los últimos dos minutos y el ni siquiera se ha dado cuenta. Desde sus cabellos azabaches y alborotados por la forma en que enrede mis dedos en ellos mientras nos besábamos antes de decidirnos por ver la película; hacia sus cejas, con el ceño ligeramente fruncido como de costumbre, sus ojos bien abiertos pero no completamente alerta y sus largas pestañas adornando sus preciosos orbes verdes, dios, me puede volver loco el color de sus ojos.
Baje mi vista por su nariz y su perfecto perfil griego, ¿Tendría alguna descendencia olímpica? Porque mierda, el hombre parece un dios de mitología griega, o nórdica, o donde sea que esté el dios más guapo.
Finalmente he llegado a sus definidos labios, hinchados y enrojecidos porque el alfa tiene un novio bastante salvaje al momento de besar.
Sonreí inconscientemente, no podía creer que estuviera con el, no lo pensé en el momento que lo conocí, no esperaba que fuese así.
Pero si sabía algo... Yo supe desde la primera vez que lo vi que él era especial. Y no, está vez no estoy hablando de aquella vez que buscábamos el inhalador de mi mejor amigo en el bosque. Hablo de la verdadera primera vez que le ví, esa vez que probablemente ni siquiera el recuerde pero que marcó una de las noches más memorables de mi vida.FLASHBACK.
El hospital estaba como de costumbre, lleno. Con doctores y doctoras ocupados de aquí para allá, con pacientes quejándose, personas entrando en camillas por la puerta de urgencias. Una noche cualquiera para el hospital memorial del Beacon Hills, pero una noche que marcó las vidas de dos personas en aquella institucion esa noche.
Un joven adolescente aguardaba en la sala de espera, con lágrimas acumulandose en sus orbes con iris color esmeralda. Estaba solo y notablemente preocupado, pues su pierna derecha se movía velozmente con ansiedad y apretaba sus dedos haciendo crujir los huesos de estos mismos, estaba sudando y con la ropa manchada de tierra. Su cabello negro está revuelto de lo mucho que se había pasado las manos por este y de vez en vez se levantaba de su asiento tan solo para caminar un par de veces en círculos y luego volver a sentarse.
Esa había sido la noche, la noche en que la casa Hale había sido incendiada. Las imágenes de las llamas y él, parado inerte, se repetían una y otra vez en su cabeza, se culpaba y se maldecia por no haberlo previsto, por no hacer algo más.
Miles de cosas pasaban por su cabeza en ese momento, esperaba que quienes estaban internados ahí sobrevivieran, su familia, su manada... No había visto a su madre, no tenía noticias de nadie de su familia y eso le estaba volviendo loco poco a poco.
Con tan solo quince años de edad, Derek Hale estaba lidiando con el peso de todo lo que sucedía esa noche el solo...
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Sterek Things
Humor"Basta" murmuró el alfa rodando por tercera vez los ojos. "Peroperopero peroooooo" la vocecita -que obviamente usaba para convencer a su novio- sonó en toda la casa. Era increíble lo desesperante que podía llegar a ser el menor sólo para obtene...