Promesa

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Chris había pasado un excelente día junto a su familia, aunque en algún punto debía regresar al instituto así que algo melancólico se había despedido de sus hermanos y padres para regresar a esa que parecía iglesia abandonada.

El resto del día la pasó en la biblioteca, completamente sólo y en silencio, leyendo e introduciéndose cada vez más en el fascinante mundo al que ahora pertenecía y  al que tanto le había costado pertenecer.

Pero en algún punto decide que prefiere ir a leer a otro lado, así que su ubicación cambia para así  instalarse en el invernadero del instituto; cuando llega, tiene planeado ir a sentarse  a la banca de mármol blanco que le permite una vista perfecta hasta sus rosas, pero antes de siquiera poder sentarse, escucha algunos sollozos  cercanos.

Chris, frunce el ceño, deja su libro sobre el frío mármol e intenta encontrar  de dónde provienen exactamente aquellos sonidos que en realidad son más desgarradores de lo que deberían serlo.

En la obscuridad, ahí donde la luz de la luna e incluso de las lámparas no llega, está alguien sollozando, Chris saca de su bolsillo la piedra de luz, de inmediato está comienza a destellar en una cálida luz blanca, logrando iluminar un poco, Chris se agacha para acercarse más a la persona hecha un ovillo en la obscuridad. La sollozante criatura levanta la mirada, Christopher es sorprendido cuando la luz de la piedra revela un par de ojos azules, aunque él recuerda perfectamente que los ojos de Felix son avellana; además la perfecta piel del niño y su extrema belleza por fin son mostradas ante Chris, haciéndole latir el corazón con fuerza en el pecho. 

"Hola, ¿Qué haces aquí?"

Las lágrimas caen de los ojos del niño, sus mejillas están empapadas de lágrimas, su cabello está revuelto y  no parece muy feliz como siempre.  Christopher intenta tenerle la mano para tomar la del pequeño y ayudarlo a salir de ahí, pero un sonido extraño  parecido a un gruñido le hacen alejar la mano, Felix deja caer algo  al suelo, lo patea con su pie haciéndolo deslizar hasta Chris mostrando algo que al  mayor de ambos  deja petrificado.

Una dona de azúcar.

Es la misma que tiró a la basura, lo sabe por  la vela rota que aún tiene clavada.
Así que Felix había sido quien le dió aquella dona y la nota, eso es una sorpresa.

"¿Estás llorando porque deseché la dona?"

No hay respuesta, entonces Chris recuerda que leyó sobre que la hadas no pueden mentir así que prefieren responder preguntas indirectas con respuestas indirectas o evasivas cuando algo no les conviene.

"¿Es posible que tú estado de tristeza y enojo se deba a mi causa?"   Chris se pone de pie tomando la dona,  guarda la piedra de luz y espera la respuesta paciente.

"Papá dice que no es bueno rechazar un regalo que viene del corazón" 

Su voz es igual de hermoss que la primera vez que la escuchó, pero no esperaba que con aquel tono de melancolía fuese a tener un matiz que le haría doler el pecho en culpa.

"Tiene razón, Lamento haberla rechazado, pero mis padres también me han enseñado que no debo aceptar cosas de extraños"

Felix sale de su pequeño escondite, se acerca a Chris con curiosidad, como sí lo estuviera estudiando y es así, porque intenta descifrar sí el mayor dice la verdad o está mintiendo.

Chris no se aleja ante su cercanía, aunque el niño es mucho más bajito que él, Félix  tiene una extraña sensación estando cerca del mayor de los Hale Stilinski, tiene la necesidad de tocarlo u olerlo, de saber más de él, porque le genera una curiosidad extrema que jamás había sentido sobre nada en toda su existencia.

Los dedos del rubio se deslizan hasta tocar la piel del mayor, Chris casi retiene su respiración para no asustar al pequeño Felix; aunque la curiosidad pintada en el rostro del niño cambia drásticamente a la tristeza profunda de hace unos momentos, logrando hacer sentir mal al de cabellos rizados.

"No llores más"

Un puchero se forma en los labios de Felix, estrujandole el corazón al causante de ese gesto.

Sin pensarlo y más como un instinto de protección, Christopher carga a Felix, lo lleva consigo a la banca de mármol, lo sienta en esta y se arrodilla frente a él. 

"Para de llorar, me rompes el corazón"

Pero no es suficiente, se deslizan más lágrimas por las mejillas de Felix, logrando que la desesperación crezca en el Hale.

Decidido, Chris camina hasta sus rosales, toma las tijeras que usa para cortar las hojas dañadas y corta una rosa,  aunque jamás había hecho algo parecido debido a que eran lo más preciado que tenía, aún sobre los regalos de cumpleaños  u otra cosa; se acerca a Felix y arrodillándose frente a él le tiende la rosa.

El niño mira la flor con brillo en los ojos, aquel gesto era  para él una declaración de amor, porque su papá le daba flores a su otro papi en señal de amor, ¿Chris le estaba dando flores porque lo quería?

"¿Es para mí?"

Chris observa la rosa, luego a Felix, notando que los ojitos del niño son avellana, quizá se mostraban azules ante la luz de la piedra.

"Si, son mis disculpas"

"¿Disculpas?"

Felix no entiende,  ¿No son para profesar amor?. Aún así, Felix toma la rosa y la lleva a su nariz oliendo el delicioso aroma que emana de esta, sus largas pestañas  revolotean haciendo a Chris sonreír.

El mayor se sienta junto al niño y suspira, toma su libro y abre este para comenzar su lectura de nuevo, aunque siente la penetrante mirada de Felix en él.

"¿Tienes algo que decir, Yongbokie?"

Felix parece no estar incómodo con que lo llame de esa forma, pero contesta la pregunta quitándole el libro a Chris, aventando lo a cualquier lugar en realidad y subiendo al regazo del mayor, quien es sorprendido por la acción, se sienta en sus piernas y con ambas manos toma el rostro de Chris para mirarlo mejor.

Aprieta sus mejillas, observa más detenidamente su nariz, sus labios y ojos, Chris ante la cercanía puede notar las pecas en las mejillas de Felix, que su piel parece de porcelana, además de que es blanca como la nieve y que sus manos son cálidas.

"No volverás a ser grosero"

El aliento de Felix roza la nariz de Chris, huele  a menta.

"Está bien"

También había leído que las hadas además de no poder mentir, eran muy fanáticas de las promesas o tratos, aunque se debía especificar perfectamente los términos de los tratos y de las promesas porque eran tremendamente estafadoras, aunque Felix no parecía ser de esa forma.

"Nunca"

"Nunca, lo prometo"

La sonrisa del niño se extiende, mostrando dientes blancos y perfectos.

Felix rápidamente deja un beso en los labios de Chris y baja de su regazo para tomar la rosa que ha dejado en la banca e irse de ahí.

Chris está petrificado, porque ese  fue su primer beso.

😍
No sé ustedes pero me gustan estos dos juntos.

¿Qué tal va su fin de semana?
El mío excelente, relajante  por ahora.

Capítulo dedicado a
CoreaCarmen5 💕
Gracias por las felicitaciones adelantas jajaja

:¨·.·¨:
'·.AdhamarizV

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