Bingo.

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Derek Hale podía ser muy idiota cuando se trataba de su ego.

Eso todos lo sabían y de hecho no era extraño de los individuos ajenos a la manada pensaran que la misma situación pasaba en todo el grupo.

Stefan Salvatore lo pensaba igual pero era lo suficientemente cuerdo y respetuoso para no decirlo.

Pero Damon no.

Damon no tenía filtro, decía las cosas como las pensaba sin importarle a quien agredía o no.

Está vez no estaba Stefan para pararle el pico al de cabellos negros y ojos sensualmente azules.

"Todos ustedes son unos ineptos"

Y ahí estaban las palabras sobre la mesa.

Todas y cada una de las miradas estaban puestas sobre él. Era mala idea, lo sabía; por que todos ellos eran hombres lobos que, con una sola mordida podían hacer de Damon... Nada.

Derek gruñó cuando Ethan estuvo apunto de echarse encima  del vampiro, aunque Damon sabía que podía con aquel betta, no digo nada ante la intervención de Hale.

"Te crees más inteligente que nosotros?"  Preguntó Lydia, con voz desafiante.

"No, princesita. Todos son más inteligentes que ustedes. A pesar de que son .... Uno, dos... Ocho lobos, una banshee, un sabueso y... Tú qué eres?" Allison rodó los ojos. "Cierto, una cazadora... Sí.  Creo que son todos unos idiotas y que no sobrevivirían un día sin Stiles, sin Alec o sin mi, claro"

Ethan gruñó de nuevo, esta vez Derek no dijo nada.

"Sí me permiten... Le traeré algo al anochecer" el Salvatore dió media vuelta, camino con paso lento y tranquilo hasta la puerta corrediza, pero al estar apunto de correr, miro sobre su hombro a la manada. "y por cierto... No hagan estupideces".

°•°•°•°•°•°•

Damon escanea con detenimiento el apartamento de Stiles, no hay nada. Su nariz encuentra  el olor de Derek, todo apesta a Stiles y hay un olor que apenas es perceptible.

Decide que no hay nada más que ver ahí; se pone en marcha al siguiente sitio, al cual cree que Derek no supo escanear.

Había poca gente, menos de la habitual.  Los ojos del vampiro iban de un lado al otro, camino con normalidad humana hasta el lugar que le pertenecía a Stiles, sin encontrar un rastro reciente; estaba apunto de irse cuando se detuvo.

Eran las oficinas del FBI, más específicamente, las oficinas de los agentes perfiladores.

Un olor bastante conocido por el, inundó sus fosas nasales como el delicioso aroma de un pastel recién sacado del horno.

Caminó hasta la oficina del final, estaba vacía. Entró sin importarle ser visto, el aroma estaba encerrado ahí. Las pupilas se le dilataron lentamente.

Stiles.

Miro alrededor, buscó la fuente, encontrando una placa.

"Agente Matthew Wood"

En la bonita placa del FBI se encontraba una mancha de sangre que hacía a Damon volverse loco.

"Bingo". 

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