Amaia
Otro día más pensé, así llevo meses. Me encontraba en mi cuarto, sola. A medida que fui levantándome y preparándome el desayuno comencé a recordar que estuve cantando hasta tarde y que me negué a bailar con varios tíos por quedarme en la barra hablando con Alfred; como me asombré con todo lo que sabía de la música y con su mundo interior.
Cogí el móvil y vi un mensaje de él avisándome de que si me apetecía quedar para tomar algo, obviamente, no lo rechacé. En 10 minutos nos veíamos en un bar que no está lejos del de Tony y que me encantaba.
Me vestí y me maquillé simplemente, cuando estaba a medio camino me di cuenta de lo tarde que iba y empecé a correr. Cuando llegué lo vi sentado; aprecié que iba básico pero su cazadora junto con su peinado le daban un toque especial. Se acercó para darme dos besos pero rápidamente me aparté; a lo que me miró sorprendido.
-No te acerques, de verdad.
-¿Te pasa algo? (preguntó preocupado).
-Es que seguro que huelo muy mal bua, como a sobaco.
Empezó a reírse ante mi extraña ocurrencia.
-¿Pero qué dices? (dijo conteniendo la risa).
-Pues que he visto que llegaba tarde y he venido corriendo, ahora seguro que estoy sudada y asquerosa.
-Yo te veo muy guapa, así que relájate (dijo en tono despreocupado y junto una de sus perfectas sonrisas en las que se les entreveía las paletas separadas que había descubierto hace unas semanas y que me encantaban)
-Muchas gracias (dije sonrojada). Bueno, ¿por qué querías que quedáramos?
-Me sorprendió mucho tu gran cultura musical y quería seguir conociéndola, a ti también claro.
-Gracias Alfred, a mí también me dejaste pasmada con tu cultura y con todo lo que sabías del mundo de la música.
-Me alegro pero sé tanto de este mundo porque me dediqué a ello.
En ese momento sí que me fascinó.
-¿¡Qué!? (Dije casi escupiendo la bebida).
-Lo que oyes, pude dedicarme profesionalmente a la música pero todo cambió de repente.
Su gesto tranquilo y despreocupado cambió a uno tensó y apenado.
-Vaya... (Dije sin saber cómo continuar).
-Eso...Vaya (continuó con un hilo de voz).
-No quiero parecer cotilla ni nada y tampoco espero que me lo cuentes porque nos conocemos desde hace unos meses aunque para mí son como si hicieran años pero- (dije nerviosa pero rápidamente, me cortó).
-Lo siento de verdad, no quiero sonar borde ni mucho menos lo que pasa es que todavía no estoy preparado para contarlo (dijo frío y triste)
-Lo comprendo (respondí cabizbaja)
-Pero cuando me vea listo, serás la primera en saberlo (saltó con un sonrisa).
Después de este pequeño momento incómodo solucionado por Alfred, la tarde continúo cargada de risas y anécdotas que hicieron que la mañana y la tarde se nos hiciera corta.
-Ya hemos llegado (dije abriendo el portal de mi piso).
-Nos vemos mañana en el trabajo (dijo girándose para irse)
-¡Espera!
-¿Si? (preguntó sonriendo)
-Me lo he pasado muy bien hoy (dije tímidamente)
-Yo también, espero que lo repitamos
-Y yo. Buenas noches, Alfred
-Bona nit, Amaia.
Dicho esto se marchó y le perdí entre la oscuridad de las calles, mientras yo deseaba ir ya al trabajo para volverlo a ver.
Lo siento por lo de ayer, de verdad. Pero la buena noticia es que hemos superados las 200 visitas, en serio, no se cómo lo hacéis pero sois increíbles. Dicho esto, os vuelvo a pedir perdón y prometo publicar durante todo el día por el mini-maratón que os dije. Gracias a todos y tengo muchas ganas de ver como va creciendo esta pequeña familia que estamos formando juntos.
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Volver a empezar
FanfictionAlfred, un muerto andante en una vida que dejó de tener sentido para él hace mucho tiempo, toma una aventurada decisión que cambia su vida por completo. Además, conocerá a gente que le ayudará en este cambio tan intenso.