Capítulo 7

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Alfred

Despampanante. Increíble. Luz. Melodiosa. Estrella. Perfección. Magia. Esa es la definición de Amaia. Verla ahí, en ese escenario, impresionando a todo el mundo solo con su voz es algo impresionante. Me quedaría escuchándola toda la vida, me tiene embrujado.

-¡Alfred, quieres dejar de mirar a Amaia y servir copas!

Mierda. Me han pillado.

-¡Sí tío!

Tú puedes Alfred. Deja de mirarla y pon las copas, tampoco es tan difícil. Preguntas lo que quieren, preparas, sirves y cobras. Y así toda la noche hasta que llega la hora de irse aunque me toca cerrar. Lo bueno, es que estoy con ella. No sé qué nos pasa últimamente pero no nos despegamos. Desde hace meses estamos mucho tiempo juntos, me siento cómodo con ella, soy yo mismo y eso es algo que no era desde Ana. Sigo limpiando las mesas mientras seca los vasos.

-Oye, Alfred. ¿Te ha gustado la actuación de hoy?-pregunta divertida.

-Bueno, ha habido partes que podrías haberlas hecho mejor pero si, ha estado bien- respondo sin ninguna sonrisa en mi cara, intentando bromear.

-¿Hablas en serio?

-Totalmente. Pienso que tendrías que introducir un baile y todo.

-Es una buena idea, también podría sacar una teta para que me presten más interés. No llamo la atención, Alfred. Doy todo de mi misma y solo esperan a que baje para ver si pueden meterla en caliente y estoy cansada de todo, a lo mejor el problema soy yo.

No podía creer lo que me estaba diciendo. Necesitaba que cambiará de opinión, no iba a permitir que por cuatro gilipollas se menos preciará.

-Amaia, eres perfecta. Cuando cantas creas una burbuja y haces que quien te esté escuchando viva en ella y no se preocupe por nada. Lo que piense la gente te tiene que dar igual, lo que importa es lo que las personas que para ti merecen la pena piensen. Nunca creas que eres el problema, jamás. ¿Me has entendido?

De repente se abalanza sobre mí y me abraza.

-Gracias Alfred, que sepas que eres el mejor.

-Siempre voy a estar para ti, por si te hace falta.

Me separó y la miró a esos ojos que brillan más que las estrellas, tengo unas ganas horribles de besarla. Miro sus labios y ella se muerde los suyos, ¿a qué estamos esperando? Vuelvo a fijar mi mirada en su cara y veo a Ana. No puede ser. Vete de mí, te lo suplico.

La envuelvo en mis brazos mientras suena Starman y comienzo a movernos al ritmo de la música, de nuestros corazones. Al terminar la observo de nuevo y ya no está, solo es Amaia. Y no me desagrada, al contrario, me siento aliviado.

Sonrió y le tiendo la mano para que nos vayamos. La acompaño hasta su casa en un silencio cómodo, parecemos una pareja normal paseando por la calle pero, ni estamos juntos ni somos como los demás. Somos alternativos.

Llegamos y se despide con la mano, recordándome que mañana habíamos quedado con sus amigos. Me desea buenas noches y justo cuando esta apunto de entrar, la llamó. Me pregunta con la mirada y yo solo necesito que me acoja entre sus brazos. Aspiro su olor y me siento lleno.

¿Qué me estás haciendo Amaia? ¿Me quieres devolver a la vida?

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