Capítulo 5

458 45 2
                                    

Amaia

Pipi-pipi. Ese incesante sonido otra vez no, por favor. Levanto un párpado. Venga Amaia, ahora el otro. Analizo la habitación. Ropa de mujer amontonada y esparcida por ella. ¿Me he liado con una mujer? No estaría mal, la verdad. Pero mi ilusión se desvanece al reconocer mi camiseta de The Beatles encima de la silla.

Tengo que empezar a replantearme esto del alcohol sin medidas porque un día me veo en la cárcel por haber robado borracha. Buscó unas bragas limpias y me ducho. Me visto y como tranquila total, hoy no trabajo. Decido limpiar pero escucho una melodía procedente de mi móvil. Qué raro que no esté sin batería. Descuelgo y me encuentro con Aitana al otro lado diciéndome que está en la puerta de mi casa. ¿Habíamos quedado y se me había olvidado? Le abro y entra emocionada.

-¡Tía, lo quiero saber todo!

Mi mueca de incertidumbre parece que la relaja, se sienta en el sofá y me dejo caer a su lado.

-¿De qué hablas?

-De que va a ser, del morenazo que trabaja en tu bar.

-Aitana, no creo que a Luis le haga mucha ilusión que quieres ligarte a uno mientras sales con él.

-Ay, calla. Lo decía por ti.

-¿Por mí?- pregunto mientras voy a la cocina a por donuts y cola-cao.

-¿Por quién sino?

Me encojo de hombros en señal de respuesta. Suelto toda la comida en la mesa y vuelvo junto a ella, que me mira más emocionada que cuando me preguntó sobre mi primera vez.

-¿Qué quieres saber?- me atrevo a preguntar, temo por lo que quiera saber porque Aitana es de todo menos discreta.

-¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene? ¿De dónde es? ¿Cómo ha entrado a trabajar? ¿Te ha gustado? ¿Habéis estado juntos esta noche?-decido cortarla, vaya a ser que se quede sin aire y tenga que llamar a la ambulancia.

-Relaja fiera, pareces la de la prensa rosa (reímos y le contesto) Se llama Alfred, no sé su edad pero creo que es un poco más mayor que yo y es el sobrino de mi jefe, por eso ha conseguido el puesto.

-No me has contestado a las últimas preguntas- me acusa con una sonrisa

-No tengo porque hacerlo- contestó fría y seca, dándole un mordisco al donut. Aitana se queda boquiabierta intentando articular palabra, no puedo aguantar más y estallo a carcajadas- Lo siento pero tendrías que haber visto tu cara.

Comienza a reírse y acabamos las dos llorando de la risa en el sofá además, el resto de la tarde hablamos sobre su próximo cambio de piso con Luis, de las canciones que quiero cantar este mes, de cosas que solo entendemos ella y yo. Nos despedimos y me hace prometer que la próxima vez que la vea tengo que hablarle más sobre Alfred, ya que le pareció muy extraño que yo dejase a un lado mi orgullo.

Me pongo a pensar en él, tengo que conocerlo. Hay algo que me maravilla. No es solo su físico, que me encanta, sino también su manera de moverse en el escenario, de transmitir tanto en tan poco tiempo, en mostrar parte de él en una sola canción, en cómo me ha hecho sentir mariposas que no recordaba. Me ha hecho sentir más con un roce que un tío en una noche.

Cojo el móvil y busco la conversación. Escribo y envío antes de arrepentirme.

Mariposas de instituto, ojalá. Ya tienes tus respuestas Aitana.

Hola por primera vez jejej. Bueno os quería dar las gracias porque hemos superado las 100 visitas, a lo mejor no os parece para tanto pero para mí es algo increíble porque nunca me hubiera imaginado esto. Gracias por vuestros comentarios y vuestras "estrellitas", al final todos somos estrellas que dan luz y tienen un significado. Me encantaría también que comentaseis y me digáis lo que os va pareciendo además de contarme como creéis que sigue la historia. Para agradeceros todo esto, os regalo un mini-maratón que iré subiendo esta noche.

Hasta la próxima ☺

Volver a empezar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora