|Capitulo 68| Parte 2

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- Entonces sí me extrañaste. - Me acosté de lado para poder mirarlo.

- Yo siempre te extraño. - Hice un ruido de extremada ternura y sonreí.

- No sé si las ganas de vomitar son por la enfermedad o por lo que acabas de decir. - Él rió.

- ¿Cómo te sientes? - Me encogí de hombros.

- Como la mierda, si te soy sincera. Pero nada que no pueda arreglar por mí misma. - Él acarició mi mejilla.

- ¿No quieres que llame a Jonathan o a Gina? - Negué con la cabeza.

- Desde pequeña me pasan estas cosas, estoy acostumbrada. - Luke frunció las cejas.

- ¿Desde pequeña? - Asentí.

- Sí. Casi nunca me enfermo, pero en el año me agarran estos ataques dos o tres veces. Los médicos del orfanato nunca supieron qué era, para mí es algo en el aire, o el cambio de estaciones. Además del frío que está haciendo últimamente. - Luke seguía con sus cejas fruncidas.

- ¿Y qué haces para ponerte mejor? - Me destapé un poco por el calor que empezaba a tener otra vez. Estaba transpirando como un cerdo y por eso no quería que Luke se me acercara tanto.

- No lo sé, la verdad. Generalmente dura unos cuantos días y tengo un apetito de los mil dioses. Tris me odia porque piensa que me aprovecho de ella y por eso le pido toda esa comida, pero la verdad es que nunca puedo llenarme. Es muy extraño... - Miré al techo y me toqué el estómago. Tal vez dolía porque tenía hambre, otra vez.

- ¿Y qué comes cuando estás así? - No entendía por qué estaba tan curioso por este tema. Tal vez estaba preocupado, no lo sabía.

- De todo. Pero en este momento tengo un terrible antojo de albóndigas o de un filete. Tris lo estaba preparando antes de que me fuera a dormir. Generalmente no me gusta el filete, pero no lo sé. Tal vez estoy embarazada. - Reí con fuerza y para cuando vi la cara de Luke palideciendo y con la boca abierta, sólo pude aguantar el pipí que quería salir de mi cuerpo. - ¡Todavía soy virgen! - Le golpeé la cabeza y él apoyó su cuerpo en el colchón de manera brusca. Como si estuviera aliviado.

- Eso creí. - Sonrió y me miró. - Oh, espera. - De repente salió de la cama como alma que lleva al viento, tomó a Blaze en sus brazos con asco y tapó su hocico para que no pudiera ladrar, corrió y se ocultó debajo de mi cama. Fruncí las cejas y me asomé para verlo pelear con Blaze.

- ¿Crees que hay monstruos debajo de tu cama? - Ni siquiera escuché a Tris entrar en mi habitación. La miré. Tenía los ojos rojos y rastros de maquillaje corrido por toda la cara. Había estado peleando con Blake. Hacía como tres semanas que se estaban peleando. Tris seguía sin querer hablar de eso. Y Blake me daba muy pocas pistas al respecto.

- Siempre hay que asegurarse. - Le sonreí de manera amistosa y ella intentó hacer lo mismo.

- La comida va a estar lista en diez minutos. Si quieres podemos comer aquí. - Asentí con la cabeza. Ella volvió a sonreírme y tomó la puerta para salir.

- Tris... - La llamé antes de que saliera. Ella se volteó despacio. - Sabes que siempre podemos hablar de ello. Cuando tú quieras. No quiero presionarte, pero sabes que estoy aquí para ti siempre. - Tris limpió sus mejillas que otra vez volvían a estar cubiertas de lágrimas y asintió con la cabeza. - Y gracias por todo. También la comida. - Me sonrió una vez más y salió rápido por la puerta para que no volviera a verla derramar una lágrima. Algo que teníamos en común, era que ambas odiábamos que nos vieran llorar. Y más si era entre nosotras. Ella debía ser fuerte por mí y yo debía ser fuerte por ella. Llorar era demostrarle a la otra que teníamos una debilidad, y la idea de habernos escapado de ese horrible lugar, era para vivir nuestras vidas sin ninguna preocupación. Y la debilidad era una gran preocupación que era la prioridad. Lo peor de todo, era que ambas conocíamos nuestras debilidades y yo no podía evitar que ella llorara por Blake. Aunque me doliera.

Luke; lrh |Adaptacion| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora