|Capitulo 62|

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Maratón 1/3—

- ¿Ves? No puedo. - Calum se rió de mí una vez más mientras seguía tocando mis cejas con mis dedos, intentando hacer que una esté erguida. No era gracioso. Era un serio problema que no tenía solución.

- Es imposible que no puedas hacerlo. - Miré a Michael que estaba parado mirándome con sus cejas fruncidas. - A ver, déjame a mí. - Caminó esos pocos pasos y tomó mi rostro entre sus manos. - Sube las cejas. - Le hice caso, a pesar de que me diera asco que sus manos estuvieran en mi cara.

¿Quién sabe dónde pudieron haber estado?

- ¿Y ahora qué? - Él movió mis cejas de manera brusca. Es más, creo que hasta me dio una depilación gratis.
- ¡DESPACIO MICHAEL, MALDICIÓN!

- Ya está... Quieta. - No me moví y apenas respiré. Él se alejó con una gran sonrisa y moví mi cuello con cuidado hacia la dirección de Calum.

- ¿Qué tal? ¿Ahora parece que te golpearé el trasero o que soy una chica peligrosa?

- Parece que hace como una semana que no vas a hacer del dos. - Puse cara de indignación dejando que mis cejas se fueran a la mierda. Michael se rió con fuerza y su risa me hizo casi hacerme pis encima.

- ¿Escapando de clases acaso? - Los tres nos congelamos como si fuéramos estatuas de hielo, hasta que Niall se sentó junto a mí y Calum.

- Hombre, ¿me quieres matar del susto o qué? - Empujé su hombro despacio y él sonrió.

- No podía escuchar ni una palabra más de mi profesor de Psicología. El tipo escupe cuando habla. Y estaba en la primera fila porque todos estos idiotas me hicieron llegar tarde. - Revoleó los ojos con indignación.

- Odio gimnasia. Odio correr. Odio moverme. - Les dije a los chicos que rieron.

- Yo tendría que volver a la clase de Matemática ahora, si no quiero que el profesor se dé cuenta que no estoy... - Lo golpeé en la cabeza por decir una idiotez. Calum tenía el promedio perfecto. No necesitaba una lección más de Matemática.

- Yo no sé qué se supone que tengo ahora. - Fruncí mis cejas al escuchar a Michael.

- ¿No sabes que clase te saltaste?

- Me las salté todas. - Reí con fuerza.

Este chico era un idiota.

- Deberías ir a tu aula, Michael. - Le dijo Calum.

- ¿Para qué? ¿Sabes cuántas veces tomé el mismo curso y la misma clase y la misma lección y la misma prueba? Sé todo de memoria. No lo necesito. - Michael sonrió con autosuficiencia.

- Cada año agregan nuevos contenidos y nuevos temas.

- Mis bolas. - Volví a reír con fuerza y esta vez Niall me acompañó. Nos detuvimos cuando escuchamos el timbre sonar y revoleé los ojos con molestia.

- Ustedes no me conocen, y yo creo que son unos retrasados imbéciles que se fugaron al haber asesinado a diez ancianos, ¿de acuerdo? - Los tres asintieron desde su lugar y yo sonreí. - Adiós chicos. - Desordené el cabello de Calum que me sonrió y corrí hasta el final del pasillo antes de que algún alumno se atreviera a salir del aula y hacer correr el rumor de que, no sólo se la chupaba a Calum, sino que también a Michael y a Niall. Menos mal que no me importaba lo que la gente dijera de mí, a menos que se tratara de alguien especial en mi vida.

Llegué a mi casillero y lo abrí al poner la combinación. Como si se tratara de una sorpresa, el cuerpo de un peluche parecido a un perro yacía sobre mis libros. Sin cabeza. Completamente terrorífico. Revoleé los ojos segundos después. Seguro que Michael lo había hecho, o incluso Niall.

Luke; lrh |Adaptacion| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora