|Capitulo 26|

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Dios. Dios, Dios, Dios, Dios. Mándame una señal y haz que no me bese. Sería desastroso. 

SÍ.  Mi celular sonó.  SÍ, SÍ, SÍ, SÍ. GRACIAS DIOS POR ESCUCHARME UNA MALDITA VEZ EN MI MISERABLE VIDA, GRACIAS. 

Dylan se alejó de mí revoleando los ojos. Cayó fuertemente en su silla, frustrado. No sé qué esperaba este chico de mí, pero odiaba petrificarme cuando cosas importantes pasaban en mi vida. 

Tomé el teléfono torpemente, bueno, como siempre. Mire el identificador.
Era Tris.  Tris, te debo una MUY grande. 

- Hola.- Agradecí que mi voz no hubiera salido temblorosa y un gran suspiro se había escapado de mis labios, ni siquiera sabía que había aguantado la respiración. 

- ¿En dónde te metiste mujer? Llevo esperándote más de veinte minutos, Bill está preguntando por ti. 

Oh mierda.

Sabía que algo se me había olvidado.  Tomé mi frente con mis manos. 

- Mierda. - Lo había dicho lo suficientemente fuerte como para llamar la atención de Dylan- Dile a Bill que me vino y tuve un accidente, que tuve que ir a casa a cambiarme.

- Escuché la risa de Dylan y lo fulminé con la mirada. 

- ¿Crees que soy idiota? Ya lo hice. ¿En dónde estás? - me imagine que tenía su mano libre en su cadera.

- Estoy en un café. ¿Sabes que hay un café en el pueblo? Tienen unos batidos espectaculares. 

- ¿Estás sola?-Maldición. 

- No. 

- ¿Con quién estas? 

MALDICIÓN. 

Cerré fuertemente mis ojos y tape mi cara con mi mano libre. 

- Estoy con Dylan.

- OH POR DIOS. SI. POR FIN. - Tris había corrido el teléfono de su boca, pero el grito llegó de todas formas. Dylan me miro con una sonrisa. Seguramente él también había escuchado el grito de Tris.

- ¿Es una cita? 

- No es una cita. 

- Sí es una cita.

Levanté mis ojos a Dylan mientras escuchaba otro grito de emoción que salía del teléfono. No puedo creer que haya dicho eso.  Ni siquiera estaba enterada de que esto era una cita.

- ¿Sabes qué? - dijo Tris por el otro lado del celular - No vengas, puedo inventar una excusa. ¿Ya lo besaste?  - Dios, deja de ser tan "rubia Tris" una vez en tu vida.

No tenía nada en contra de las rubias, pero si eras rubia y tenías momentos 'Tris' estaba permitido golpearte. Y era exactamente lo que iba a ser si no dejaba de hablar.

- Voy para allá, ¿quedó claro? Y no. 

- ¿No qué?- Dios, era tan estúpida. 

- No 'eso', Tris. 

- No entiendo.

- Que no lo bese. - susurré, pero era obvio que Dylan había escuchado porque se estaba riendo. 

- Eres tan lenta. - Revoleé los ojos. 

- No. Tú eres muy rápida que es diferente. - La risa de Dylan aumentó y me estaba imaginando a Tris roja de la furia. 

- Lo que sea. ¿Cómo vienes? 

- Caminando. - Dylan me sacó el teléfono de la mano y lo puso en su oreja. 

- Soy Dylan, yo la llevo... No... Una moto. - Alejó el teléfono de su oreja y pude escuchar el grito desde mi lugar. Revoleé los ojos mientras Dylan reía y volvía a poner el teléfono en su oreja.

- Si... De acuerdo... No. Tris, no. - Él juntó las cejas y puso su mano en su boca intentando disminuir el volumen de su voz. - Tris, no voy a toquetearla cuando estemos en la moto... Porque no... Porque va a golpearme... Tiene pinta de golpear duro... No voy a hacerlo. Basta, tenemos que irnos. Adiós. -

No podía evitar tener una sonrisa en el rostro. La cara de Dylan estaba roja de la vergüenza.  Si, Tris tenía ese efecto en la gente.

- Ella me dijo que... - Estallé en una carcajada. 

- Si, me lo imagino. 

- ¿Vamos? - Asentí. 

Le di a Dylan dinero para pagar mi batido, pero él se negó diciéndome que la casa invitaba.  Bien, por lo menos el no iba a pagar mi comida y mi patrimonio iba a aumentar de una vez por todas.  Salimos del lugar y nos dirigimos a la moto. Ya me sentía toda una experta subiéndome a ella sin ayuda, me puse el casco y Dylan se subió a la moto. Antes de ponerse el casco se dio vuelta para verme. 

- Vamos a repetirlo. Esto no termina aquí ____ - No lo preguntaba, simplemente lo afirmaba, muy seguro de sí mismo. 

- Eso depende. - Grité bajo el casco. El sonrió y puso esa cosa sobre su cabeza. 

- ¿De qué? – Subió el volumen de su voz al igual que yo poniendo la moto en marcha, pero sin arrancarla. 

- De sí yo quiera salir contigo. - Dije sonriendo. Y no mentía. Yo no iba a salir con nadie por más lindo que fuera. 

- Créeme cuando te digo que sí querrás.-

No tuve tiempo de responder porque la moto arrancó. Ante el movimiento, lo tomé fuertemente de la cintura, sintiendo sus marcados abdominales.  Dios santo.  El río fuertemente ante mi acto y no pude evitar reír con él.  Que dura era la vida.

Luke; lrh |Adaptacion| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora