Imaginas CNCO 2

Zabdiel de Jesús #1

Empecemos con algo muy raro♥♥
Michelle ♥ espero que te guste, según recuerdo te gustan de este tipo así que...

Narra Michelle

—¿y no se puede quedar alguien más?  —pregunte por cuarta vez

—no linda, nosotros tenemos que irnos a la entrevista —me recordó Richard

—¿y la tía Clara? 

—estará con nosotros —respondió Joel

—pero yo los iba a acompañar hoy, me lo pidieron ustedes

—y ahora te suplicamos que te quedes —mordi mi labio con disgusto

—está bien, me quedaré a cuidarlo —los cinco chicos se despidieron con un abrazo y me dejaron en la misma habitación que Zabdiel,  el mismo estúpido que se enfermo por salir a ligar a las 2: 00 a.m. ¡mientras llovía! 

—¿y los chicos?  —preguntó Zabdiel al despertar justo cinco minutos después de que se fueran los chicos, yo me habia sentado en un pequeño sofá que tenía en su habitación

—ah,espera los traia en la bolsa —meti la mano al bolsillo de mi pantalón mientras Zabdiel esperaba— ¡se fueron a la entrevista, genio!

—¿¡y no me esperaron!?  —pregunto exaltado

—sé que eres un tarado pero no creí que tanto, se fueron  sin ti porque tú estás enfermo ¿te suena?  ¿captas? —me miro confuso un momento

—si, si capto pero ¿tú que haces aquí? 

—es obvio, me quedé a cuidarte

—aww ¿Lo ves?  Tú me amas aunque no lo aceptes

—me quedé porque ellos me lo pidieron, no por gusto —me levante del sofá mientras ponía música en mi teléfono — si necesitas algo no me llames

Fui directamente a la cocina y empece a preparar leche con chocolate, pan tostado,  huevos revueltos con jamón y jugó por si las dudas

—Zabdiel — lo llame desde la cocina pero al no recibir respuesta fui hasta su habitación con una bandeja con su desayuno — menso

—ME ESTOY BAÑANDO —gritó

—OKAY, TE DEJO EL DESAYUNO AQUÍ, VOY A SALIR Y REGRESO EN UN RATO

sin esperar respuesta alguna me si la vuelta y salí de ahí, el clima estaba demasiado frío, normal en Nueva York supongo

(***)

—¿to-todo bien?  —pregunte al entrar de nuevo donde Zabdiel, había llegado hace solo un minuto y seguía congelada, me había quitado el abrigo y puesto otra chamarra pero no funcionaba

—si, todo bien ¿qué tienes? 

—calor —respondi controlando el titiriteo por un segundo

—ya, pregunta estúpida, ven acá —sin pensarlo mucho camine hasta su cama— quitate la chamarra y acuestate conmigo, llevo aquí toda la mañana y estoy más que caliente

Una propuesta muy tentadora cuando mueres de frío, hice lo que me dijo y lo abrace

—esto es genial —murmure acomodandome más en él