Capítulo 04

583 68 52
                                    

Thomas era sexy. Más de lo que su enferma mente podía procesar. Y tenía una mente muy activa y muy sucia y esta ya estaba pensando en todas las formas posibles de follarle.

Después de que él estallase a carcajadas por su pequeña y pervertida confesión, cargaron su furgoneta y se dirigieron hacia donde les esperaba su cuñado.

Si en todos aquellos años nunca había dudado de los sentimientos de Brad, cuando llegó y vio lo que él había mantenido en secreto, solo le confirmaron que el amor, con todo lo que ello conllevaba y significaba, era real.

—¡Esto es malditamente impresionante!—exclamó sorprendida antes de mirarle con ojitos de cordero—. Debí ser yo la que se casara contigo. ¡Maldita sea mi mala suerte!
—Nunca hubiese aceptado tu proposición, Em. Tu hermana me tiene por completo.
—Lo sé, lo sé. Ibas a tatuarte la polla por ella. Si eso no es amor, no sé que otra cosa puede ser.
Brad estalló en una enorme carcajada antes de rodearla con el brazo y abrazarla.
—Vamos, te mostraré como es por dentro.
—Brenda va a flipar con esto. Esta es la cocina más alucinante que he visto en mi vida.
—Todavía quedan algunos retoques aquí o allá. Te agradezco que hayas podido recoger ese pedido por mi.
—No hay problema.
—Bueno— dijo mientras seguía mostrándole el resto de la planta inferior—¿Qué te ha parecido Tom?
—¡Alto ahí, vaquero! — entrecerró los ojos y puso los brazos en jarras mientras trataba de parecer intimidante—¿No estarás tratando de lanzar tus flechas en mi dirección, verdad?
—Todo esto es cosa de tu hermana. Yo solo obedezco.
—Tom es malditamente sexy, Brad, pero no estoy buscando nada serio y temo que eso es justo lo que él podría querer.
—Quizá yo debería responder a eso.
La interrupción del hombre la sobresaltó y por la sonrisa de su cuñado seguramente llevaba un tiempo escuchando a escondidas. ¡Que poca educación!
—Os dejaré solos, pero no te vayas pronto porque voy a necesitar otro favor, Em.
—Claro. Aprovéchate de esta pobre alma.
Dejando un beso en su frente, se alejó hacia el piso superior para que ellos pudiesen hablar tranquilos.

—¿Así que soy malditamente sexy?
—Bueno, lo eres.
—También tengo un nombre que apuesto a que pone una sonrisa enorme en tu pequeño y perfecto rostro.
—Mi Tom sabe como hacerme feliz.
—Sin embargo deduces cosas de mi que pueden no ser ciertas. No estoy interesado en una relación a largo plazo. No la descarto si se da la oportunidad, pero hace poco que he salido de una y por ahora solo me interesa conocer a alguien nuevo. Y tu pareces jodidamente interesante, además de que me pareces tremendamente atractiva y por alguna razón, me pone muy caliente pensar que de algún modo, gritas mi nombre cuando te corres.

Joder, eso era demasiado para ella. Necesitaba una ducha helada o, correr a su casa, sacar a Tom del cajón de su mesita y ponerlo a máxima velocidad contra el nudo de nervios que en ese momento palpitaba entre sus piernas.
Agarrándose al primer mueble que sus manos alcanzaron, apenas se percató de que Thomas hizo un movimiento acercándose a ella y presionó la rodilla justamente en ese punto que suplicaba por atención arrancando un gemido ahogado se sus labios.

—Voy a dejarte mi número y a darte unos días para pensarlo. Si no sé nada de ti en la próxima semana, entenderé que no te intereso.
Presionó la rodilla una vez más y dejó su tarjeta en una de sus manos que seguían aferradas al mismo lugar, antes de alejarse de ella.

Horas después,  cuando Brad la dejó en su casa, lo cual agradecía, porque de haber sido Thomas, habría terminado montándole mientras él conducía, se dio la tan necesitada ducha y se preparó para su sesión con Tom.

Justo cuando estaba por empezar lo mejor, su teléfono vibró. Tenía que aprender a silenciarlo del todo.

Número desconocido
¿Todavía tienes quién te haga gritar?

Seguidamente una foto apareció en la pantalla. Un torso desnudo y perfectamente marcado, con un pequeño tatuaje de un lobo aullando a la luna, y más abajo una mano grande envolviendo su perfecto y erecto miembro.

Sin ser consciente, dejó que Tom la penetrase y se corrió mirando la fotografía.

No respondió al mensaje y él tampoco insistió.
Una vez saciada, el sueño la envolvió y cayó en un sueño profundo.

**************

—Oh, Dios mío. Creo que está muerta... Por supuesto que no la he tocado, pero no parece que respire... Es mi hermana Brad y está desnuda en la cama con su enorme consolador justo entre sus...
Ya había oído suficiente.
Abrió los ojos y saltó de la cama.
—Falsa alarma, cariño. Ha resucitado. ¡Nos vemos luego!

—¿Te importaría salir de mi habitación? Quiero vestirme.
—Ya he visto más de lo que me hubiese gustado. No seas puritana conmigo, Em. Mamá me llamó ayer y me contó lo que pasó.
—¿Y por qué estás tan tranquila con esto?
—Soy la adulta aquí y necesito estar calmada para que el embarazo siga su curso sin complicaciones.
—Te conozco y no me creo una mierda.
—¡Está bien! Le solté un sermón. Parecía yo la madre, por Dios. ¿Como se le ocurre acostarse con ese... ese...?
—Con papá.
—Si, bueno. Lávate y vístete. He traído café y algo de desayuno.
—Bajo enseguida.

Después de pasar la mañana con su hermana, decidió salir un rato.
Quizá el aire fresco aclararía un poco su mente y podría tomar una decisión acerca de el Tom de carne y hueso.

También pensó en lo que Brad le había pedido. La habitación del bebé en la casa que estaba haciendo para Brenda.
Estaba emocionada con la idea de ayudarle a decorarla para que cuando finalmente se mudasen, ya lo tuviesen todo listo a la espera del parto.

La habitación era luminosa y en cuanto Brad le habló acerca de lo que pensaba hacer allí, de inmediato pudo visualizar como quedaría todo.
Estaba deseando empezar a mirar cosas.

Todavía tenía que resolver que hacer con Thomas, pero el paseo le había venido bien.
Quizá podría aceptar una cena con él y ver que pasaba.
Tal vez no tendrían química, aunque por como había reaccionado a sus palabras el día anterior, era difícil de negar.

—¡Cuidado!
Aunque se volvió hacia la voz, no pudo reaccionar a tiempo, y el balón la golpeó directamente en la cabeza.
—Joder, lo siento. No te vi cuando lo lancé. ¿Estás bien?¿Cuantos dedos ves?
Trató de enfocar los ojos en su mano, pero justo detrás de esta estaba su torso desnudo, y ahí, burlándose de ella, el lobo aullando a la luna.

Mira otra vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora