Cuando mandó ese primer mensaje nunca esperó que acabaría estando no solo física sino también sentimentalmente con ella.
Si bien esa siempre fue la intención de los B&B, ellos no sabían nada acerca de su alterego como Desconocido.
Ahora, casi medio año después de esa primera vez, todavía seguía mandándole ese tipo de mensajes a su chica, solo que esta vez, como Tom.Después de una temporada difícil entre la enfermedad de su abuela, quien en ocasiones parecía mejorar, el juicio contra Leo, a quien diagnosticaron mentalmente inestable y el de su jefe por cómplice, las cosas habían sido complicacas, pero poco a poco, fueron dejando los momentos malos atrás y centrándose en el presente.
Emma había cambiado de trabajo y él seguía trabajando con Brad.
Habían hablando sobre la posibilidad de vivir juntos, pero Tom no quería dejar sola a su abuela y Emma no queria entrometerse, por lo que acabó mudándose a la casa donde él había crecido.
La situación no siempre era idónea, pero estaban juntos.—¿En que piensas?
Miró a Emma que estaba parada frente al espejo de cuerpo entero que había comprado unos días antes.
Estaba tan ensimismado observando cada curva de su precioso cuerpo cubierto solo por un minúsculo conjunto de ropa interior, que ella tuvo que preguntar de nuevo.Poniéndose en pie, se acercó a ella sin apartar los ojos del reflejo de ambos.
—Pienso en nosotros y como hemos llegado hasta aquí.
—¿Hasta la habitación?— preguntó con una sonrisa.
Sin poder contenerse, puso las manos sobre sus caderas y la acercó completamente a su cuerpo, dejando que sintiese como lo afectaba tenerla tan cerca.
—Eso también. Si no recuerdo mal, deberíamos estar ya en camino a casa de tu madre.
—Es pronto. Tenemos un poco de tiempo antes de salir. Y tu abuela ha salido con su enfermera a dar una vuelta.
—Entonces supongo que podemos entretenernos con algo más que palabras.
Subió las manos hacia el sujetador y con un pequeño gesto de dedos abrió el cierre delantero dejando expuestos sus perfectos senos.
Con reverencia, deslizó los tirantes por los brazos hasta sacárselo por completo y lo lanzó a un lado donde ya no tendría que preocuparse más por él.
Volviendo a su cuerpo, colocó ambas manos de nuevo en las caderas y esta vez, hacia abajo, las deslizó hacia la última barrera que le separaba del paraíso.
Atrapado completamente por su reflejo, introdujo una de las manos bajo la fina tela de encaje y acarició su sexo, mientras que con la otra, acariciaba su pecho.
La humedad empezó a formarse alrededor de sus dedos.
Estaba tan desesperado por hundirse en ella, que apenas podía pensar. Y los sonidos que salían de los labios de su chica, tampoco se lo ponían fácil.—¿Podemos sacar a jugar a Tom? —gimió ella cuando sus labios empezaron a jugar con el lóbulo de su oreja.
—Hoy no, cariño. El único Tom que va a estar dentro de ti ahora, soy yo. Y creeme, Emma, no vas a necesitar nada más.
Introdujo un par de dedos en su interior y el sonido más delicioso del mundo escapó de sus labios.
Nunca en la vida había estado tan excitado como en ese momento. Todas y cada una de las veces que se habían acostado, habían sido impresionantes, pero en esta ocasión, lo sentía como algo fuera de este mundo.
Ansioso por más, mordió su cuello, justo donde sabía que ella era más sensible y una de las zonas más erógenas de su cuerpo y con un tirón brusco, se deshizo de ese pedazo de tela que le impedía tocarla como quería.
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Mira otra vez
RomanceUn número equivocado. Una tentación que crece a cada palabra. Un acuerdo. ¿Quieres jugar? Registrado en Safe-Creative. Portada @SoniaLopezSouto