Ojala pudiese decir que el resto de la semana mejoró, pero para ser sincera, estaba empezando a plantearse seriamente dejar el trabajo y buscar algo que no le diese ganas de cortarse las venas.
Había detectado miradas hostiles entre sus compañeros con los que solía bromear.
El señor Doyle no hacía más que llamarla a su despacho, a veces por razones absurdas que podía haber resuelto solo llamándola por teléfono.
Y luego estaba Leo.
Si no supiese ya, gracias a su súper oído, que había desarrollado esos últimos días, que era el dueño de Índex, la empresa sobre la que había tenido que buscar en el archivo, pensaría que era un espía infiltrado para sacarle información.
¡Si le había ofrecido trabajo!
No es que ella hubiese aceptado, y menos sabiendo la relación que unía a Leo con su jefe. De todos modos, era agradable sentirse valorada.
Eso ayudaba cuando ni siquiera había sacado a su nuevo amigo de la caja.
Lo había pensado. Había cogido la caja una y otra vez, pero ahí seguía, en el fondo del cajón de su mesita, esperando a que le diesen un motivo para existir.
Había privado a otra persona de ese juguete para no usarlo.
Brad
¿Cómo se encuentra mi cuñada favorita?
Yo
Soy tu única cuñada, que sepamos... Estoy bien. Deseando salir de la oficina. ¿Quieres proponerme algo?
Brad
Tú, yo, y una cosa que tenemos pendiente...
Yo
Sea lo que sea... estoy dentro.
Brad
Usa ropa cómoda. Vas a ensuciarte.
Y seguidamente le mandó una fotografía de la habitación que días antes había estado vacía, con las cajas de las cosas que ella había encargado a la tienda.
Intecambió un par de mensajes más con Brad y se puso de nuevo a trabajar. Quería acabar cuanto antes las tareas pendientes que su jefe le había mandado, para ir a casa, cambiarse y conducir hasta la nueva casa de su hermana.
*****************
—¿De verdad piensas que ella va a venir?
—Conozco a Emma. Sé que lo hará. Que todo esto haya llegado ya solo me demuestra lo implicada que está con esto. Me alegra mucho haberle pedido ayuda. Sinceramente yo no habría sabido que escoger, y no podía pedírselo a Brenda si pretendo que esto sea una sorpresa.
—¿Y tu suegra? ¿Ella sabe sobre esto?
—No, y la verdad, tampoco creo que sea un buen momento para decirle. La relación con sus hijas, especialmente Emma, está un poco tirante. Emma la encontró saliendo de la habitación con su padre, y su relación con él es aun peor desde el divorcio.
—Vaya. Supongo que las mujeres Reeves tienen un carácter con el que es mejor no jugar.
Brad se encogió de hombros antes de clavar otro tornillo en la pared. Al ritmo que iban, quizá con algo de suerte el próximo fin de semana ya podría traer a Brenda a conocer su nuevo hogar.
Pensar en ella le provocaba una sonrisa.
Incluso después de todos esos años, ella todavía tenia el poder de ponerle de rodillas con solo una de sus sonrisas.
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Mira otra vez
RomanceUn número equivocado. Una tentación que crece a cada palabra. Un acuerdo. ¿Quieres jugar? Registrado en Safe-Creative. Portada @SoniaLopezSouto