No contestó. ¿Que iba a decirle? El chico era solo un desconocido con un miembro enorme y un cuerpo espectacular que la había llevado al orgasmo solo con oírle. No podía contarle acerca de su consolador fallecido. ¿Que pensaría de ella?
Ignoró su teléfono que parecía estar lanzándole miraditas del gato de Shrek esperando a que ella respondiese.
Como no quería tentarse ni mucho menos distraerse, guardó el teléfono en el fondo de su bolso y trató de centrarse en todo aquel papeleo.El teléfono de su escritorio sonó con una llamada interna. Sospechando que seguramente sería su jefe, y que no se molestaría en andar cinco pasos hasta su puerta, abrirla y decirle lo que fuese que quisiera, levantó el auricular y con toda la profesionalidad que albergaba en su persona, respondió de forma serena y amable.
—Llama a Tony's y pide un almuerzo para dos.
—¿Hay alguna reunión para este mediodía?— preguntó sorprendida ya que no había visto nada anotado en la agenda.
—El otro es para ti, Emma. Supongo que querrás comer.
Si, claro que quería. Pero no en la oficina. Quería salir y respirar aire fresco, ver a los pájaros cantar y cagarse sobre otras personas.
—Por supuesto. Ahora mismo les llamo.
—Pide que pongan el aderezo aparte en mi ensalada, por favor.Cuando colgó la llamada al restaurante, siguió poniéndose al día.
Vio a sus compañeros recoger sus cosas y salir con una sonrisa a comer.
Ahí iba su libertad, junto a esos desconsiderados que ni siquiera le dedicaron una mirada antes de que la puerta les diese en el culo al salir.La comida llegó poco después.
Asegurándose de colocar todo en el carrito que había en la pequeña cocina donde solo había un frigorífico enano y una cafetera que había visto días mejores, se dirigió hacia el despacho del gran jefe para llevarle su almuerzo.—¿Donde está tu almuerzo, Emma?
—En la cocina. Iba a comermelo en cuanto le haya dejado esto.
—Ve a por él y come aquí conmigo. Quiero hablarte de algo mientras tanto.Su estómago se cerró. No quería comer allí con él, pero supuso que era mejor no contradecirle.
Una vez de vuelta con su comida, procedieron a comer en silencio. Realmente se sentía incómoda.
Todo lo que quería era terminar y retirarse y él no había abierto la boca más que para llenársela de comida.
Emma hizo una mueca cuando vio un trozo de lechuga incrustada en sus dientes.Decidida a ignorarlo, fijó su mirada en su plato y se apresuró a terminarse todo lo que había en él.
El sonido de los cubiertos siendo dejados finalmente sobre el plato, llamó su atención.
La mirada de su jefe estaba sobre ella, sin perder detalle.
Dejó sus propios cubiertos, puesto que era incapaz de seguir comiendo mientras era observada y le prestó toda su atención.—Como mi asistente supongo que Liz ya te habrá contado acerca de cenas o viajes a los que suelo ir y a los que normalmente ella me acompaña. Como ella no está y tú ocupas temporalmente su lugar, estas serán también tus obligaciones. No siempre es necesario, pero en algunas ocasiones necesitaré que me acompañes.
—De acuerdo.
—Bien. Otra cosa que Liz también hace es recoger mi ropa del tinte o llevarme algunas cosas a casa cuando es necesario. Debes mantener tu teléfono siempre encendido por si alguna vez te necesito.
—Bien.
Puta Liz. Podrías haberte ausentado durante mis vacaciones.—Bien. Pues eso es todo. Si has terminado, puedes recoger y traerme un café. Gracias Emma.
Y así, la despachó sin más.
***************
—¿Me estás jodiendo?
Emma se sirvió una segunda copa de vino mientras su hermana se descojonaba a su costa.
—No tiene ni puta gracia, Brenda. Estoy casi segura de que mi jefe quiere de mi el mismo trato preferente que le da Liz y ni de coña.
—Igual es lo que necesitas. Ahora que Tom...
—¡No lo digas!— levantó el cuchillo con el que estaba cortando las verduras para amenazar a su hermana—. No puedo creer que esto te parezca divertido. ¡Es una desgracia!
—Es un consolador, Em. Puedes comprar otro o hacer como la gente normal y salir a conocer a un hombre de verdad.El sonido de alguien aclarándose la garganta las interrumpió.
Ambas se volvieron hacia el sonido y encontraron a un par de divertidos Brad y Tom que trataban sin mucho éxito contener la risa.—¡Habéis llegado!—Brenda se lanzó en brazos de su esposo para darle la bienvenida mientras saludaba con una sonrisa a Tom.
Estaba segura de que aquello era una encerrona. Tendría que haberlo sospechado en el mismo instante en que la llamó para decirle que iba a cocinarle su comida favorita.
Tener hermanas mayores para eso.Les lanzó a la pareja feliz una mirada de muerte antes de volverse hacia Tom para saludarle.
—¿Puedo ayudar?— se ofreció este acercándose a ella. Demasiado cerca.
—La cena ya casi está. No sabía que ibas a venir.
—Brad me invitó en el último momento y nunca digo que no a una cena casera. Ahora que sé que tu estás ayudando a prepararla, me alegra aun más haber aceptado.
—Podría ser una pésima cocinera.
—Dudo que no hagas nada bien con estas manos.
De pronto se encontró acorralada contra la isla de la cocina y con sus manos entre las enormes de Tom.
—Huele delicioso.
—Brenda es una gran cocinera.
—No estaba hablando de la comida, Emma. Hablo de ti.
Buscó con la mirada a su hermana y su cuñado, pero los muy cabrones la habían dejado sola con el lobo hambriento.
Su aliento, mezclado con el olor de su cuerpo la estaba mareando. Era prácticamente un charco a sus pies. Y ya era la segunda vez que la afectaba de esa manera.
—No me llamaste. Estoy profundamente dolido.
—Pensé que era decisión mía. Eso dijiste.
—Es verdad. Te di tiempo, pero me he cansado de esperar. Ahora me toca a mi dar el paso.
Y lo dio. La torturó durante toda la cena, dejando que su mano vagase por sus piernas, subiendo hasta la unión entre estas pero sin llegar a tocarla allí donde más lo necesitaba.
Cada vez que le pasaba algo que ella le pedía, sus dedos la rozaban enviando chispas por todo su cuerpo.
Para cuando el postre fue servido, tenía las bragas húmedas y la piel sensible.
No sabía cuanto tiempo más iba a soportar esa tortura.Se refugió momentáneamente en el cuarto de baño para refrescarse la cara antes de salir y saltar sobre él sin importar que hubiese espectadores. A esas alturas de la noche, todo lo que necesitaba, lo que más ansiaba, era que alguien la hiciese correrse. Y el amigo de Brad parecía más que dispuesto.
Dio una mirada al espejo y tomó aire.
No había dado un paso fuera cuando fue acorralada contra la pared.
—Despídete ya, Emma. No aguanto un puto segundo más.-------------------
Holaaaaa!!!! Hace un mes justo que subí el último capítulo y me disculpo por si habéis estado esperando. Pensaba que con las vacaciones escolares iba a tener más tiempo, pero ni de coña. De verdad que espero esta vez poder ponerme en serio a escribir, porque tengo mogollón de ideas que no puedo poner en papel hasta que no termine lo que ya tengo empezado.
Se viene 🌋🌋🌋🌋🌋🌋.
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Mira otra vez
RomansaUn número equivocado. Una tentación que crece a cada palabra. Un acuerdo. ¿Quieres jugar? Registrado en Safe-Creative. Portada @SoniaLopezSouto