El tiempo se agota

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16 de diciembre del 2015 ha pasado un año desde mi muerte, por ende estoy cumpliendo 18 años o tal vez un año en otra vida. El reloj de arena con el que había soñado se convirtió en un diminuto dibujo en mi piel, así como un tatuaje, situado en mi muñeca izquierda, ese dibujo es mi reloj, el reloj que me indica que hora es o como el tiempo se va agotando. El reloj va por la mitad y me asusta el hecho de lo que vaya a pasar si llega el final. Tengo una semana de no ver a Annie, tengo temor de que me castiguen si se entera del secreto de la condena, puesto que ya la voz me advirtió. Comencé a caminar por el mismo camino al que llegue al principio, lo seguí hasta el final, había una puerta y en la parte inferior de mi pulgar de mi mano derecha se dibujó una llave pequeña la cual empezó a brillar junto con el llavín de la puerta, coloqué mi pulgar y se prendió en llamas, no me ardía, extraño pero asombroso.

Dentro de la habitación había una silla en el centro, fui hacia ella y me senté, el cuarto se puso totalmente oscuro y desde muy lejos venía caminando algo brillante. Al llegar a mi se volvió opaco para que lo lograra ver, era alto de piel muy clara, la cual brillaba ante cualquier luz, habló y el era el de la voz misteriosa.

-Bienvenido Andrew, te estaba esperando. - dijo

-Hola, ¿tú eres...? - pregunté

-Me llamo Malcom, no nací, ni morí, solo fui creado y ahora estoy aquí, no sé mi destino pero sé el tuyo y el de cualqueira que venga ante mi.

-¿Y me conoces? ¿Sabes mi futuro? ¿Conoces mi vida?- pregunté

-No te conozco, solo sé un poco de ti, y por cierto feliz año! -me dijo

Respondí con un simple gracias y me levanté.

Me pregunto que adonde iba, y le dije que solo quería salir, que no me gusta hablar con desconocidos, me abrió la puerta y me invito a salir de ahí. Seguí el camino, el cual me llevo a casa de Annie, entré y la encontré bañándose, asustado cerré los ojos y me fui a la habitación, ella me vio y me dijo hola Andrew espero que no hayas espiado y le respondí que no,  con mucha firmeza. Me dijo que estaba bien y que porqué no la había visitado, y le explique que tenía temor, me dijo que ya sabía todo, que tuvo un sueño y que una voz misteriosa le habló, le contó de mi condena y de mi misión. Y ella estaba asustada pero se levantó a mi lado, y no sé como pudo agarrar mi mano dijo que estaba frío o no sé si tal vez era ella la que estaba caliente, estuvimos hablando hasta las 3 a.m, su madre la escuchó entró a la habitación y le preguntó a Annie que con quién hablaba, ella le dijo que estaba cantando, la llevó hacía la puerta y le dijo buenas noches.

Le dije que mejor durmiera y aceptó, así que se acostó, yo la cobijé y me acosté a su lado, la abracé y me dijo que nunca había sentido algo así, que como siempre soy yo el que la hago sentir especial y el que la lleno de magia cada día, que siempre soñó encontrar a alguien como yo, que ojalá no hubiera muerto. Yo me emocioné, y me llenó de tanta ilusión que quería revivir y besarle, hasta que de sus labios salió la palabra "mejor amigo". Y solo cerré los ojos y empecé a dormir.

Crónicas De Un Suicida CondenadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora