Capitulo 6

1 0 0
                                    


- Buenos días, Catrail y extranjera. - Dijo Kilian, el único allí presente, echándome una mirada desconfiada, demostrando así que aún no se fiaba de mí, pero intenté pasar de largo eso. - Los demás ya se han ido, así que nos toca la zona sobrante: el bosque de abedules. - Suspiró - Andando, antes que vuelvan todos. - y abrió la marcha.

Los abedules eran enormemente largos y muy finos, pero estaban llenos de nudos y hacían sentirte observado al menor movimiento. Me entraron ganas de saber qué animales vivirían por allí. Estoy en otra (no estoy segura) dimensión y sin saber que bichos vivían por allí. Podría haber cualquier cosa.

- Una cosa... ¿Qué seres viven en este lugar? - murmure vencida por la curiosidad.

- Viven zorros, ciervos, liebres, halcones, jabalíes y a veces algunos tipos de duendes y hadas se presentan a los magos y curanderos- contesta Catrail tranquilamente, sin fijarse en mi cara pálida y desencajada al oír ''hadas'' y ''duendes''.

- Ha... ¿Hadas? ¿Y duendes?

- Sí. Según Mirt, las hadas son las hembras de los duendes. Tienen los ojos enormes y sus alas suelen ser como hojas transparentes. Sus trajes son de pétalos de flores y suelen llevar un líquido mágico curativo en una bolsita. En cambio, los duendes no tienen alas y las orejas más puntiagudas. Sus trajes son de hojas. Son muy pacíficos y juguetones, además de ser mágicos.

- Uf...- sonreí aliviada, pero Kilian hizo de repente un gesto para callarnos.

Se había quedado quieto y estaba mirando a lo lejos. De pronto vimos cómo se acercaba una cierva con dos crías. No se habían percatado de nosotros. Lentamente Catrail se acercó a los animales. Miró a Kilian, que le señaló la madre.

Fue cuestión de segundos. Catrail soltó el hacha y la madre cayó muerta sin emitir ni un sonido mientras que los otros animales salían corriendo, sin saber exactamente que acababa de pasar.

- Buena puntería -sonríe Kilian por primera vez en todo el camino y agarraba el cuerpo del ciervo. Se lo apoyó en el hombro. - Un animal más y volvemos al campamento.

- ¿Por qué otro más? -preguntó Catrail.

- Para que yo también cace algo. –Murmuré fastidiada, pues no había cazado nada y él sí.

De repente me fijé en unos arbustos. Me había parecido que se habían movido unos segundos antes con un brillo plateado. Los chicos no se dieron cuenta. Alargué la mano hacia el arbusto, muy lentamente. Las hojas volvieron a moverse. Metí las manos dentro y agarré lo que estaba moviéndose, que inmediatamente empezó desgarrarme la piel. Pegué un grito.

Kilian y Catrail ya se fijaron en mí, sin saber que estaba haciendo yo.

Empecé a sacar lo que fuera de los arbustos, mientras se debatía y mordía, haciendo que yo empezara a gotear sangre y a ensuciar el suelo. El bicho tenía el pelaje blanco perla y era bastante suave. Sus dientes eran afilados, y tenía las garras clavadas en mi carne, haciendo que me saltaran las lágrimas del dolor. Debido a los mordiscos, el animal se quedaba enganchado en mi mano.

- ¿¡Qué cosa es esta!? -Lloriqueé sin soltarlo. - ¡¡¡¡Ayudadme, tengo las manos en carne viva!!!!

Kilian reaccionó y dejando caer el ciervo se quitó su chaqueta sin mangas, dejándose el torso desnudo, y cogió al animal envolviéndolo de modo que no pudiese moverse. Catrail se desgarró parte del pantalón de telas remendadas, y me envolvió las manos tras echar algo de agua de una cantimplora de para limpiarme. Su rostro daba la sensación de sufrir más que yo.

- Kilian, ¿tú sabes qué es esto? -dijo Catrail, apartando la vista de la venda improvisada que se tiñe de rojo.

- No, pero Mirt seguro que lo sabe. Parece un lobo, pero es algo pequeño. Vámonos, a ver si Uxia le cura la mano. - Kilian recogió el ciervo sujetando al bicho con la otra mano.

Fuimos al campamento a paso rápido, mientras yo soltaba sollozos y me apretaba las manos, cuyo vendaje ya era totalmente rojo.

Al llegar vimos que ya habían llegado los demás, y los más fuertes sujetaban perdices, jabalíes, conejos, ciervos y otros animales. Primero sonrieron al vernos, hasta que vieron mi cara llorosa. Uxia vino corriendo con una bolsa llena de pociones y hierbas.

Mi espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora