Mi espejo

Capítulo 11

Alguien llamó a la puerta al cabo de un rato. Me levanté sorprendida y la entreabrí.

-Toc toc... ¿Puedo pasar? –preguntó Catrail. Le abrí rápidamente. Nada más entrar me sonrió- Gracias.

- ¿Qué haces aquí? - Le miré interrogativa. –Tendrías que estar en tu cuarto, ya eres mayorcito. –Le reprendí.

-Vengo a contarte una historia - contestó él ignorando mi regañina. Esperó a que yo me sentara confusa y él sentó enfrente mía. - Es la mía, y la de algunos más. Ponte cómoda, durara un buen rato contarte todo.

Me tapé con la manta y empecé a beber a sorbos la sopa, quemándome la lengua, a la espera de que Catrail se decidiera como empezar. Le pasé la manta extra que me había dado Uxia, pero él la rechazó galantemente y me tapó un poco más.

- ¿Podrías empezar la historia...?

Catrail me miró y sonrió, pero su alegría no llegó a los ojos. – Antes de empezar, tendré que explicarte la existencia de seres malignos, pues ellos están a órdenes de Slenquer... A ver... ¿Sabes lo que es un vampiro?

- Sí-recité lo que sabía-. Beben sangre, la luz les mata, se queman con la plata, no soportan el ajo y no se reflejan en un espejo...

-En realidad, la luz no les mata sino les da una especie de mareo que con los años se vuelve mortal y soportan el ajo- dijo aguantando la risa, como si disfrutara de un chiste privado, dejándome confusa. - ¿Y un hombre lobo? Mejor te lo explico yo... Se transforman a voluntad en lobos gigantes fortísimos y se curan al instante... Sólo se les podría matar haciéndoles daño por todos lados...

-Ajá- dije memorizando la información. Me terminé la sopa y la dejé a un lado.

- Y luego están las lamias...

-Mujeres hermosas hasta la cintura, de a partir de allí son serpientes. Atraen a viajeros con bellos silbidos a su cubil, donde se alimentan de ellos. -Continué dejándolo con la palabra en la boca. -Me gusta leer mitología, que quieres que te diga...

- Y ahora sí que te cuento mi historia...- dijo abatido.