Capítulo 13

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Me desperté por culpa de los zarandeos de Aledis, la encargada de despertarme. Me tiró la ropa a los pies y solo dijo que todo iba a ser igual que ayer, sólo que después de desayunar había clase.

Fui a desayunar. Saludé a Catrail y me senté.

- Buenos días – bostecé -. Ay, que sueño tengo...

- Pero dormilona, que te dormiste a toda velocidad, no puedes tener sueño – bromeó Catrail pasándome un vaso de leche de cabra.

- Muy divertido –refunfuñé en broma. Miré a lo lejos y vi a Macarena mirando a Eros embelesada. (Y eso que llevamos en esta dimensión dos días)- pensé sorprendida de lo lento que pasaba el tiempo. – Oye, ¿hoy hay caza?

- No, hay tiempo libre. – Se levantó. – Vayamos yendo a las clases. Nos veremos en la salida del campamento.

Me levanté y le seguí a las clases.

Fuimos los primeros en llegar, pero apenas medio minuto después llegaron los profesores. Me acordé de que había visto a Catrail entrenando sólo. Iba a preguntar cuando llegaron el resto de alumnos. Mi maestro me miró, y como el día anterior, no llevaba la vara.

- Por favor, di los hechizos de ayer.

- Lucirus – chasqueé los dedos. – Transformube – dije la contra fórmula. – Volatise – me puse de puntillas.

- Muy bien – sonrió satisfecho – El hechizo de hoy es Creatis Flora. Luego di Reverso. Sirve para todos los hechizos Creatis, además del Transformube.

- Creatis Flora – del suelo creció una mata de lavandas.

- La planta que sale con este hechizo depende del mago. En tu caso, tu planta interior es la lavanda...

- Reverso. ¿Cuál es su flor interior, Maestro?

- La Salvia Patens – no entendí nada, pero me callé. – Intenta ahora el Creatis Defensor.

- Creatis Defensor – recité. Una manada de lobos de materia verde, con una extraña aura protectora, aparecieron. Me rodearon, gruñendo a los que se me acercaban. – Reverso. – se hicieron humo, con un ligero olor a lavandas.

- Te han salido más bien lobeznos, pero está bien para la primera vez. Y ahora el Mejure Arme. – Luego mi Maestro avisó a los demás que parasen de entrenar y observaran sus armas. – Con este no hay modo de dar la vuelta, se queda hasta el día siguiente.

- Mejure Arme – todas las armas de la habitación (menos las varas) parecieron estar brillando, ser más ligeras, pero a la vez más grandes y afiladas. Todos los alumnos me dedicaron una ovación, mientras que yo me sonrojaba. Vi a Catrail aplaudiendo. Al cabo de un minuto se callaron todos.

- Bueno, con la práctica se vuelven más mortíferas, pero está muy avanzado para ser la primera vez. – me miró algo exigente – Ya sabes que luego hay clase. Nos veremos allí – me sonrió y se fueron yendo los alumnos.

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